Una noche cualquiera, 7 cajeros del centro de Madrid brillaron durante 8 horas,  por el efecto de los billetes luminosos, que salían en cascada de sus ranuras (ver la ilustración). Eran dracmas, y ocurría en pleno corralito griego.  En otra ocasión, el césped que rodea la Puerta de Alcalá, se encendía con un centenar de gafas de sol brillantes como luciérnagas, para denunciar el exceso de contaminación lumínica. Y “El gobierno manda a la mierda a la Constitución Española” era el significado de aquellos retretes encendidos con un folio de la Carta Magna encima, que aparecieron en la vallecana Plaza de la Constitución.

   Las instalaciones son obra del colectivo Luz interruptus, nacido en 2008, fruto del intercambio de ideas con otros artistas urbanos, que pintaban los muros de Madrid. La claridad ha sido su moneda de cambio para llenar las sombras de mensajes turbadores, comprometidos y muy bellos. Las calles son sus lienzos, y el universo urbano, el soporte perfecto para sus acciones. 

   Tiempos de guerrilla y agitación callejera. El grupo nunca está cerrado. Hay fotógrafos, artistas plásticos, diseñadores, y colaboradores puntuales que apoyan sus acciones callejeras clandestinas: “La calle es el espacio donde la gente se aproxima al arte de forma más natural. Sin prejuicios, dejándose llevar solo por su instinto”. Acciones con un toque vampírico, que es al tiempo virtud y punto débil. Lo primero, por llamativo. Lo segundo, por efímero. Las obras de Luz interruptus viven con la noche, y mueren con el alba. A veces, sin dejar rastro. 

   Las intervenciones ilegales son las que antes desaparecen: “Mientras las vamos montando, nos van quitando los materiales. No nos importa, porque eso es lo que pasa cuando se trabaja en plena calle. En festivales, sin embargo, han llegado a permanecer hasta 4 meses”. Pero con los eventos públicos, son muy selectivos: “No estamos dispuestos a trabajar con contratos de por medio, ni aceptamos patrocinios de empresas que pretenden lavar su imagen con el arte. Tampoco nos gusta la precariedad laboral y salarial que padecen los artistas”.

   Disfrutan echándose a la calle, dejando que trabaje la improvisación. Por suerte, y hasta ahora, sin apenas contratiempos, “aunque con la nueva Ley Mordaza tenemos que ser muy precavidos. Las desorbitadas multas, incluso penas de cárcel, son para preocuparse”.

   No les sirve un rincón cualquiera.  Cada idea tiene su ubicación exacta, allá donde el entorno y el contexto llenan de sentido los mensajes. Jamás han trabajado solo para ornamentar, sencillamente, porque no les interesa. Luz interruptus trabaja de espaldas al feroz mercantilismo. Naturalmente no viven del centenar largo de acciones que han realizado; sus ocupaciones cotidianas son mucho más prosaicas. Su arte no está en venta. Les compensa ver que sus ideas brillan, la interacción con la gente, y la difusión de sus mensajes.  

   Tampoco escogen al público, pero las respuestas siempre son positivas, y gracias a internet, sus obras se inmortalizan, y llegan al fin del mundo. Casi por defecto, por una suerte de magia, el ser humano siempre vuelve la mirada, allá donde está la luz.   

   De sus correrías clandestinas y respetuosas (jamás dañan ni deterioran nada), sacan conclusiones no solamente artísticas. Resulta que por la noche, no todos los gatos son pardos. Nuestro miedo atávico a las tinieblas, hace que las ciudades estén sobreiluminadas, habiendo noches tan claras que parecen días, sin un solo hueco donde reinen las sombras.

   Este otoño, se les presenta viajero. Además de las incursiones clandestinas en las calles de Madrid, asistirán desde este mismo septiembre, a festivales en Cascais, Londres y Beçanson.

   ¡Manténganse muy atentos! porque en cualquier esquina, una mano invisible puede encender la luz…   

                                     (De Sol Alonso, el 20 de septiembre de 2015)

Referencias útiles:
Para seguir los pasos comprometidos de LUZiNTERRUPTUS, conéctate a su web y a su Facebook donde anuncian la localización de sus acciones. 

PD: Ilustración by Theresa Lüe de la intervención “Basura plástico custodiando museo” de Luz interruptus en Suiza, durante la exposición monográfica Oh, Plastiksack sobre bolsas de plástico, comisariada por Ida-Marie Corell y Susanna Kumschick, en 2012.

PD: Ver la ilustración by Marta Menacho de la intervención “El plástico con el que vivimos”, de Luz interruptus, en 2014.

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