Llaman la atención sus locales diáfanos -de ladrillo visto y decorados con cientos de plantas-, sus grandes escaparates -llenos de guiños y mensajes alegres-, sus originales diseños -hechos con mucho mimo-, todo… Pero, ¿quién se esconde detrás de Malababa?

   En casa de Ana Carrasco, todos eran de ciencias. Con una madre farmacéutica, un padre físico y sin una vocación muy clara (por aquel entonces), la benjamina de la familia decidió no darle un disgusto a su progenitora: “Ella me dijo que estudiara farmacia y que después hiciera con mi vida lo que me diera la gana. Yo le hice caso”. Pero, al acabar al carrera, seguía sin tener muy claro lo que quería hacer y, sobre todo, lo que quería ser. Entonces, empezó a estudiar una segunda carrera, Ciencia y Tecnología de los Alimentos, sin saber que nunca la acabaría ni se arrepentiría de cambiar de rumbo.

   Contra todo pronóstico, el desencadenante ocurrió cuando una amiga suya se compró una máquina de coser. Ana la probó sin pensar y su imaginación se puso en marcha sin avisar. En menos de un abrir y cerrar de ojos, creó sus propios bolsos con los materiales que pescaba aquí y allá. Por falta de medios para fabricar bolsos de piel, empezó por hacerlos de tela, a la tela le siguió el terciopelo, y al terciopelo el éxito cuando elaboró un bolso exclusivo para un desfile de Macarena Kindelán, en la entonces Pasarela Cibeles. Recibió muchas alabanzas, lo que le dio el coraje suficiente para acercarse a la tienda de bolsos y accesorios Piamonte y presentarles sus nuevos modelos. Ana recuerda las palabras exactas que le dijo quien compraba los diseños para la tienda hace poco más de 1 década: “Vuelve dentro de 6 meses cuando hayas mejorado”. Lejos de disuadirla, se puso las pilas y sólo entonces empezó a tomarse en serio su faceta de diseñadora, inaugurando su propio taller y firma, a mediados de 2003.

   Pero, entonces, ¿quién tiene “Malababa” en esta empresa en la que se respira tan buen rollo nada más entrar en su “oficina” -situada debajo de su tienda de la calle Santa Teresa-, que apetece quedarse a vivir entre sus pieles, sus zapatos y sus cuentas de colores? Ana, quien cuando habla desprende una alegría contagiosa, explica: “Merendando con nuestro amigo Fernando Castillo (entonces director de marketing de otra compañía, actual escaparatista y director de comunicación de Malababa), empezamos a decir nombres y él los iba escribiendo con tipografías que inventaba. De repente, escribió “Malababa”, tal y como está ahora, y todos dijimos al unísono: ‘Éste’. Y así ha quedado”.

   En Malababa, todo el mundo, artesanos, diseñadores, administrativos, opina sobre los modelos de la nueva colección. Los diseños de Ana están permanentemente expuestos a su opinión y la diseñadora tiene que soportar tanto las críticas más duras como los halagos que más ilusión le hacen, a diario. Sí, porque Ana sabe que “la mejor crítica es la mala, la que le saca defectos a las piezas, la que te sirve para mejorar”.

   Ana es una apasionada del color y, como bien se sabe y se ve, su preferido es el verde agua o azul turquesa “tan Malababa”. Pasa horas y horas hasta encontrar el tono ideal para teñir sus pieles y cómo mezclar los colores en un mismo modelo. Sin embargo, cuando diseña, siempre va vestida de negro, no lleva bisutería ni colores y lo hace en un escritorio con paredes blancas sólo tocado con la luz natural: “Necesito paz mental, me apasiona el color pero necesito no contaminarme con ninguno cuando estoy creando”. Ella define su estilo como “ecléctico”. Insiste en subrayar que su colección se fabrica íntegramente en España.

   La mochila que ha escogido para la ilustración es su preferida. Se fabrica en piel blanca que después tiñe de diferentes colores. Vamos, ¡100% Malababa! Tiene múltiples posiciones: “Se puede utilizar con asa corta, asa larga, como mochila, como bandolera. Tratamos de seguir las tendencias de la moda en un 80% de la colección, pero con el 20% restante nos encanta perder la cabeza y hacer lo que nos apetezca”, a imagen y semejanza de la diseñadora que lo vive todo: sus diseños, los colores de su colección, su maternidad… De hecho, ante el cúmulo de trabajo y su falta de organización, su marido Jaime, acudió a su rescate. El Director financiero de una compañía de seguros de arte alemana lo dejó todo para hacerse cargo de la Dirección de Malababa.

   Juntos, tienen un millón de anécdotas que contar. Como, por ejemplo, cuando, de camino a la Feria de Berlín, el transportista les secuestró la mitad de la colección y los muebles del stand. No les quedó otro remedio que irse corriendo a Ikea y convencer a un taxista alemán de que les llevase el mobiliario improvisado en la baca de su Mercedes. O cuando, al coincidir una Feria de diseño de Los Ángeles con la boda de su hermano, tuvieron que aleccionar a una espontánea norteamericana sobre la colección: “Pasó por allí la compradora de Barneys -los grandes almacenes de Nueva York-, se enamoró de nuestros diseños, y vendimos nuestra colección en la Gran Manzana. Entonces, sólo cuando los críticos norteamericanos nos pusieron por las nubes, en España Malababa dejó de ser invisible para la crítica”. Finalmente, Ana también recuerda, con la misma ilusión, cuando una amiga suya le envió una fotografía de una chica que paseaba por las calles de Tokio con uno de sus bolsos; y cuando descubrió uno de sus colgantes en el cuello de Emma Watson, en el anuncio que protagonizó para Lancôme: “No tenemos ni idea de cómo llegó hasta ella”.

   Definitivamente, Ana tiene Malababa, pero de la buena…

                                                                          (De Carla, el 12 de mayo de 2014)

Referencias útiles:
MALABABA (nº1)
Calle de Santa Teresa, 5
28004 Madrid
912 035 951
M Alonso Martínez / Tribunal

Horario:
De Lunes a Jueves: de 10h30 a 20h.
Los Viernes: de 10h30 a 20h30.
Los Sábados: de 11h a 20h30.

MALABABA (nº2)
Calle Lagasca, 68
28001 Madrid
912 035 990
M Velázquez / Serrano

Horario:
De Lunes a Jueves: de 10h30 a 20h30.
Los Viernes y Sábados: de 10h30 a 21h.

PD: Malababa también tiene tienda en Barcelona y San Sebastián. Descúbrelas aquí.

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