Abrió sus puertas en 1975. Cuatro décadas más tarde, sigue siendo el escenario más atinado para los cantautores, poetas y otros artistas, que han hecho de Libertad 8 un talismán de lanzamiento a la fama, sin necesidad de salir en la televisión. 

   Nos remontamos primero a finales del siglo XIX, cuando allí estaba instalada una vaquería cuyo suelo de granito pisamos todavía al pasar junto a la barra. Cuando se convirtió en tienda de vinos, comenzaron las tertulias políticas, y el trasiego clandestino de la célula ferroviaria del PCE y grupos cenetistas. Cultura con ganas de cambiar el mundo, o al menos  España, en un negocio que merece el bonito nombre, que ayuda a no olvidar su dirección.

   Pasado un tiempo, su propietario de entonces, Ricardo Olmo, quiso que Libertad 8 fuera más que un café donde intercambiar furtivas conspiraciones, tan necesarias en plena Transición. Así, aprovechando su escenario, decidió recibir los versos, guitarras y voces que aportaban jóvenes artistas con mucho talento y pocos medios para promocionarse. 

   Pedro Guerra, Rosana, Ismael Serrano, Tontxu, Luis Pastor, Carlos Chaouen, Kiko Tovar, Marugán, Conchita, Bebe, Andrés Suárez, Amaral, Rozalén o Jorge Drexler, el médico-cantante uruguayo que en Libertad 8 cantó por vez primera oficialmente en España. Y seguramente hay más.

   Hoy, Julián Herraiz (en la ilustración) está detrás de la veterana barra en piedra roja con grava blanca de río, exacta a la que se usaba para construir las pilas de lavar. Empezó como empleado, y luego, se quedó con el local. Le cuesta recordar una sola entre tantas anécdotas hasta dar con la que podría ser su favorita: Jorge Drexler y el argentino Fito Páez, cabezas de cartel en un concierto improvisado donde Páez terminó ejerciendo de pianista para los clientes que se lanzaron a cantar alguna de sus canciones. “Fue el karaoke más especial que he visto en mi vida”, cuenta Julián asegurando que todos los primerizos hoy famosos, son muy agradecidos con Libertad 8 y su gente. Nunca dejan de ser clientes del local.

    Tras la zona de bar, una cortina roja, coronada por un cartel que dice “¡Volad canciones, volad!”, conduce a la sala de conciertos en forma de L, con un escenario encarnado, cada silla de un modelo diferente y la pianola de principios del siglo XIX, que aún se deja tocar.  Mientras Julián refresca su memoria, allí se celebra una sesión llamada Micro Abierto, como cada martes a las 7 de la tarde, desde hace cinco años. Se oyen canciones, arengas, risas y poemas.  Son microactuaciones de 7 minutos como máximo, más o menos espontáneas,  todas diferentes y perfectas para combatir el miedo escénico de los que debutan ante un “público real”; es decir, no la pandilla habitual de amigos y familiares.   

    El aspecto del local es intencionadamente exacto al de 4 décadas atrás. Las lámparas hechas con cacerolas de bronce, los grifos de cerveza, el espejo de pared combado y esperpéntico (en el sentido más valleinclaniano del término), originario de una casona conquense. El banco de azulejos, el piso desgastado… Sin embargo, nada más entrar, algo llama la atención del visitante. Falta el cálido rincón que siempre nos dio la bienvenida. En 2013, la ordenanza municipal les obligó, por cuestión de ruidos, a instalar una doble puerta y unas escaleras que se comieron parte de la entrada, aunque, según Julián, “Libertad 8 jamás superó los mínimos según las mediciones”. En cuanto al paso de una renta antigua a la actual, fue otra prueba superada. No ha sido la primera ni será la última. Lo saben quienes viven de la hostelería, y se diría que están siempre sobre aviso. 

    Hay algo en Libertad 8 que provoca la fidelidad de su devota clientela: “Ni en los peores tiempos de Chueca, cuando la heroína arrasaba el barrio, y te topabas con un yonqui a cada paso, pensamos en tirar la toalla”, y poetas, políticos, periodistas, músicos… conservaron la pertinaz costumbre de seguir viniendo. “Junto a la Taberna Sierra y El Comunista, somos las reliquias de la zona”.

   Música en el corazón de Chueca. Libertad 8. Sístole y diástole.

                                                        (De Sol Alonso, el 29 de enero de 2016)

Referencias útiles:
CAFÉ LiBERTAD 8 (ver la ilustración)
Calle de la Libertad, 8
28004 Madrid
915 321 150
M Chueca

Horario: de Lunes a Domingo, de 10h hasta la 1h de la madrugada.

Para seguir los pasos (re)creativos de CAFÉ LiBERTAD 8, conéctate a su web, su Facebook y su Twitter; y para no perderte nada, consulta su Programación aquí.

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