Situado en frente del Palacio de Buenavista, del Real Pósito de la Villa de Madrid y de los Jardines del Buen Retiro, pero sin fuente de la diosa Cibeles en medio de la plaza (hasta 1895) ni palacio de telecomunicaciones a la vista (hasta 1907), los marqueses de Linares se instalaron en el Palacio de Murga (futuro Palacio de Linares), en 1884, después de 7 años de intensas obras. Desde su inauguración oficial por todo lo alto, en 1900 -cuyo eco resonó en la prensa de la época casi tanto como las voces del más allá más famosas de España, 90 años después-, hasta su reapertura como Casa de América, en 1992, el Palacio, diseñado por le arquitecto francés con nombre alemán, Adolf Ombrecht, se irgue como fiel testigo de la historia de la Villa y de la memoria colectiva.  

   Tras la muerte de sus padres, en 1857, y de sus dos hermanos, en 1858, José de Murga y Reolid, notable economista y senador del Reino (que recibiría los títulos nobiliarios de marqués de Linares y de vizconde de Llantero, en 1783, ¡el día de la proclamación la Primera República Española! para ser exactos) se convirtió en uno de los hombres más ricos de España al heredar, bajo muy tristes circunstancias, de la inmensa fortuna familiar, amasada por sus exitosos negocios en Cuba y con el auge de los ferrocarriles. Por fin, podía contraer matrimonio con su novia de toda la vida, Raimunda de Osorio y Ortega, hija de Benita Ortega y Arregui y de padre desconocido... hasta esa fecha. Y, en 1872, la pareja feliz sin hijos (conocidos) compraron el solar de su futura residencia madrileña al ayuntamiento de la Villa. Paralelamente a la construcción del Palacio de sus sueños, los marqueses dedicarían gran parte de su fortuna a la restauración tanto política como arquitectónica de Alfonso XII, por ideología y a obras pías, no solo por creencia sino también por la fuerza del destino...

   A finales de 1858, los afortunados recién casados adinerados comprobaron en sus propias carnes que “en todas partes cuecen habas” mediante una carta póstuma del padre del marqués que revelaba un horrible secreto de familia: en realidad, los marqueses eran hermanastros ya que Raimunda era fruto del amor de su supuesto suegro con una cigarrera del barrio de Lavapiés, su madre biológica. Según cuenta la historia o la leyenda, los marqueses, conscientes del pecado involuntario pero consumido, pidieron ayuda al Papa Pío IX, que concedió al incestuoso matrimonio una bula que les permitiera compartir techo pero no lecho. Sin embargo, el amor suele ser más fuerte que el honor y los marqueses habrían engendrado a una hija, a la que habrían asesinado y emparedado en el propio palacio en construcción para salvaguardar su reputación… 

   De ahí, el espíritu intranquilo, que despertó a todos los españoles, el 29 de mayo de 1990, con un improbable, pero no menos sorprendente, “mamá, mamá, yo no tengo mamá, mamá”, grabado durante las obras de rehabilitación del denominado Palacio de las “cien llaves” por pasar, tras la muerte del marqués, de mano en mano (sucesivamente a la familia Villapadierna, a la Compañía naviera Transmediterránea, a la Confederación de Cajas de Ahorros, a la empresa Teseo S.A., al empresario Emiliano Revilla y, finalmente, al Ayuntamiento de Madrid), que llevaba cerrado e intacto desde hacía casi un siglo a pesar de sus numerosos propietarios y de ser declarado Monumento Histórico Artístico en 1976, hasta su reconversión en sede de la Casa de América Palacio, inaugurada en 1992.

   Al día de hoy, no se sabe si “Hay fantasmas en el Palacio de Linares” como se afirmó en su día, pero sí se confirmó, después de una larga investigación de la historiadora Carmen Maceiras, publicada en 2010, bajo el título de El secreto de Raimunda, la marquesa de Linares, que los marqueses eran hermanastros y que habían declarado heredera universal a su ahijada Raimunda Avecilla y Aguado, supuesta hija del abogado del marqués, que curiosamente no vivía con su familia oficial sino entre un hospicio de la capital y la Casa de Muñecas, un pequeño edificio adosado al Palacio de los marqueses de Linares.

   En fechas señaladas, la Casa de América organiza espectáculos de luz y sonido en la fachada principal del edificio y con sombras en las ventanas, devolviéndole al Palacio de Linares su halo de misterio y su fama de casa encantada...

Referencias útiles:
PALACiO DE LiNARES
Paseo de Recoletos, 2
28014 Madrid
915 954 800
M Banco de España (L2)

Visitas guiadas del Palacio de Linares:
Horario: los Sábados y Domingos: a las 11h, 12h y 13h.
Precios: entrada general: 8 euros; con descuento: 5 euros (mayores de 65 años, socios de Cedro, estudiantes menores de 25 años, discapacitados parciales y desempleados); y gratuita para los menores de 12 años y discapacitados totales. Para comprar las entradas, puedes llamar al 902 221 424 o ir al Punto de información de Casa de América, de lunes a viernes, desde las 9h hasta las 20h.

CASA DE AMÉRiCA
Plaza de Cibeles, 2
28014 Madrid
915 954 800
M Banco de España (L2)

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PD: Con “Detrás de la fachada”, Mi Petit Madrid pretender explorar los secretos mejor o peor guardados de los edificios emblemáticos o no de la capital. Si quieres compartir algunos con nosotras, aquí estamos y también aquí. 

Desde Mi Petit Madrid, damos las gracias a Carlos Aragón Valencia por dejarnos utilizar su cuadro para ilustrar esta reseña. Actualmente, su “Palacio de Linares” está expuesto en la galería Botica Das Artes en A Coruña (Avenida Ponte Pasaxe - Carretera del Burgo, 37 - 15009 A Coruña) hasta el 15 de octubre de 2012.

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