¿Te acuerdas de los Señores Plómez, aquellos vecinos pesados de los padres de Zipi y Zape que se plantificaban en casa de los gemelos y que no se iban ni con agua caliente? ¡Han vuelto! Pero, a diferencia de los Plómez originales, la singular familia del siglo XIX y recompuesta por 12 chalados por la tipografía, anda por la vida con letras de plomo...

   En 2011, el azar hizo coincidir en un curso de diseño, tipografía e imprenta “a lo Gutenberg” a Juanjez López, Inés Atienza, Nicolás García Marque, Nacho Lambertini, (Fer)Nando Fuentes, Raquel García Casado (de pie en la ilustración, de izquierda a derecha), Eva de La Rocha, Yago Bolívar, Vero Gorri, Manuel Sesma, (José) Ramón Penela, y Roberto Gamonal Arroyo (sentados, de izquierda a derecha). Entre composición y composición, vieron muchas posibilidades creativas y didácticas en el arte de imprimir del inventor del primer sistema de imprenta de tipos móviles metálicos (y no de madera como hasta entonces) y, movidos sin duda por una cierta nostalgia y las ganas de probar una “nueva” tecnología, decidieron rescatar nuestra memoria gráfica abriendo una pequeña imprenta a la viaja usanza.

   A principios de 2012, unieron sus fuerzas (re)creativas y se constituyeron Asociación Cultural para hacerse con máquinas, tipos de plomo y de madera, tinta de colores, papel, etc. con el propósito no solo de preservar sino también de usar el material rescatado que iban encontrando, la mayoría de las veces, en antiguas imprentas y, otras, en la propia fundición o chatarrería. ¿Cómo? Nada más sencillo. Siempre que veían un cartel en el que ponía “Imprenta”, se colaban y preguntaban por si acaso. Así fue como acabaron comprando “una Minerva a un tipo de Alcorcón que iba a reconvertir su negocio en papelería” o una Korrex en Stuttgart (Alemania) cuyo transporte hasta la Villa superó con creces su ridículo precio de compra. Pero, cuando encontraron una imprenta en el Barrio de las Letras que lo vendía todo todo todo (como 14 chiravetes, una minerva, tinta y papel, mucho papel) por 12.000 euros, decidieron crear un proyecto de crowfounding para conseguir un tercio de la suma total y hacer realidad su sueño.

   ¡Cuál fue su sorpresa cuando, a las 24 horas de lanzar la “idea”, constaron atónitos y agradecidos que habían conseguido la totalidad del dinero. Gracias a la generosidad de 200 mecenas que habían confiado en ellos y que, a cambio, recibirían tarjetas de visita, camisetas estampadas, marca páginas, carteles, etc., hechas con el material financiado, La Famila Plómez pudo abrir las puertas de su imprenta-taller en abril de 2012.

   Desde entonces, los hermanos de tinta han aprendido el oficio día a día, haciendo pruebas y, sobre todo, equivocándose. Cada vez que se cuela en su local un antiguo profesional de las artes gráficas, le invitan a merendar y le fríen a preguntas. Ellos mismos reconocen que son “impresores desde antes de ayer” y reciben cada encargo profesional con los nervios del principiante. “Ninguno de nosotros procede de las artes gráficas, pero sí del diseño con el ordenador, lo que ha hecho que no nos pusiéramos ningún límite a la hora de crear. La ignorancia es muy atrevida”, asegura Ramón Gamonal, uno de los miembros de la asociación cultural, que a menudo les sirve para desconectar de sus trabajos y dejar volar su imaginación.

   Todos los fines de semana, La Familia Plómez propone talleres de composición de carteles, caligrafía con tiralíneas, diseño de tipografía, etc. para todo el que se anime a retroceder en el tiempo y a crear sus propias obras artesanalmente. A Ramón no le sorprende que, existiendo el ordenador con el que puedes conseguir todos los efectos que desees, la gente acuda a sus talleres: “Esto se toca, se huele y se siente. Para hacerlo perfecto, ya tenemos el ordenador. Con estas máquinas puedes diseñar carteles o tarjetas de visita que nunca pasarán inadvertidos. Ninguno sale exactamente igual que el anterior, el resultado siempre te puede sorprender. Cuando compones un texto en plomo no te limitas a teclear, tienes que elegir los caracteres de izquierda a derecha y de arriba abajo, componer el dibujo, juntar las letras para que quede bonito. Cuando ves la impresión por primera vez, tienes una sensación difícil de describir con palabras”.

   Finalmente, en la imprenta, también venden posters, calendarios, postales, bolsas de tela, todo lo que se les ocurre y lo que la gente les demanda, en persona o a través de su página web. ¿Su producto estrella? Un calendario interminable impreso sobre piezas de cartón, cuyo soporte es un servilletero de barro, que venden sobre todo en Inglaterra y Estados Unidos.

   Y, recuerda, con La Familia Plómez, no hay Control Zeta... como la vida misma…

                                                                          (De Carla, 26 de mayo de 2014)

Referencias útiles:
FAMiLiA PLÓMEZ
Calle de las Aguas, 3
28005 Madrid
M La Latina

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