El origen de este espectacular jardín botánico dedicado a esas plantas que casi nunca tienen sed, se remonta a los tiempos universitarios de su gestora y propietaria, Mercedes García, y su examen oral sobre “El metabolismo de las plantas suculentas”. La prueba se saldó con matrícula de honor, el título de farmacéutica y el pequeño cactus que se auto regaló como galardón de fin de carrera. El ejemplar, que sigue vivo y sano 30 años después, inauguró una colección que hoy alcanza más de 400 especies de plantas xerofíticas, instaladas en 16.000 metros cuadrados, a 25 km de Madrid, en el parque inaugurado el pasado mes de abril de 2017 y oportunamente llamado Desert City. 

   La escalonada carrera de Mercedes (retratada aquí), de visitadora médica a directora general, conllevó viajes por los cinco continentes de los que regresaba siempre con una planta añadida al equipaje. Le encantaba recorrer parques y jardines botánicos, tiendas o invernaderos relacionados con sus plantas favoritas, los cactus, cuyo estudio y afición se fue ampliando al resto de especies suculentas, esos vegetales capaces de ahorrar hasta una gota de rocío para soportar luego la más pertinaz sequía: “Un jardín con este tipo de plantas ahorra un 80% de agua, por lo que son perfectos para una comunidad como la madrileña de clima semiárido continental, con apenas 60 días al año de precipitaciones, no siempre intensas. Las plantas xerofíticas son los camellos del reino vegetal”. 

   La pasión de esta mujer inquieta y aplicada la llevó de nuevo a la universidad con 45 años para convertirse en ingeniera agrónoma. Después de licenciarse, siguió ligada a la farmacia consciente de que le tiraba más la bota de que la bata. Entonces, cuando localizó esta finca cerca de mi casa, empezó la aventura: “Era un terreno compactado y yermo del que extrajimos tres metros de residuos antrópicos, es decir, basura, ante de restaurar el suelo para acoger a las plantas. En un jardín, es tan importante es lo que se ve, como lo que no”.

   Desert City es un espacio doble: un luminoso y cálido invernadero con venta y exposición,  y un jardín exterior cuyos caminos te llevan a Sonora, La Toscana, Guajira o los desiertos de Tabernas y Arizona. Hay áreas de descanso, una de ellas muy cerca del Oasis, y un pequeño parque infantil. La tienda es el primer vivero biotecnológico de Europa especializado en estas plantas, donde también se atiende su mantenimiento con una gama de productos propios.

   El patriarca de Desert City es un cactus de 90 años que pesa cuatro toneladas. Fue una cesión de Antonio Gómez, “el gurú de los cactus, autor de la Enciclopedia Ilustrada de los cactus y otras suculentas, cuyo cuarto tomo se editó financiado por Mercedes: “Imaginen su traslado con semejante tamaño. Más de tres operarios y una semana de trabajo para ponerle a punto y emprender viaje en camión, bien protegidos”. 

   Con Mercedes cerca, la visita a Desert City es una entretenida clase de botánica. Aprendizaje básico: el aloe no es un cactus, ni los cactus poseen cualidad alguna para defendernos de las supuestamente malignas radiaciones del ordenador: “Poner un cactus junto a las pantallas es una leyenda urbana, un sacrificio vegetal que no sirve para nada”. Mercedes defiende a su manera el alma de las plantas, y la capacidad de estresarse o, todo lo contrario, ante ciertos mimos: “El color rojo estimula la floración y el azul o violeta, el crecimiento”.

   En un rincón del jardín han plantado yuca y plantas aromáticas que, como el olivo, también son plantas xerofíticas. Las “colinas plateadas” y los “grises alcores”, ensalzados por Machado en sus Campos de Soria, poetizan un principio científico que tiñe las hojas del olivo en gris metalizado para evitar la pérdida de agua. Las visitas guiadas de una hora, donde merece la pena tomar nota, explican cuestiones como éstas.

   Los cactus están de moda. Sus formas son extraordinarias y su potencia estética es rotunda. Pero nos convienen por bastante más. El xeropaisajismo es sostenible porque optimiza los recursos naturales, su estilo es singular, y el mantenimiento mucho más barato y sencillo que el de un tradicional jardín inglés. Los cactus y sus especies hermanas prometen cierta eternidad, y aunque es verdad que su coraza de espinas puede parecernos agresiva. Basta con disfrutarlos respetando su espacio, teniendo cerca un par de guantes de poliespán para cuando no podamos resistir las ganas de abrazarlos. 

PD: Open House Madrid organiza una visita de Desert City el Sábado 30 de septiembre de 2017, de 10h a 14h.

                                               (De Sol Alonso, el 27 de septiembre de 2017)

Referencias útiles:
DESERT CiTY (en la ilustración)
Autovía A1, Km 25
918 335 004
28708 San Sebastián de los Reyes
¿Cómo llegar?

Horario: de Lunes a Domingo y Festivos, de 9h30 a 20h30.

Precio: Entrada libre.

Para seguir los pasos (re)creativos de DESERT CiTY, conéctate a su web, su Facebook y su Twitter.

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