En 1949, el coreógrafo Jerome Robbins propuso al compositor Leonard Bernstein crear una versión actualizada del mito romántico por excelencia, “Romeo y Julieta”, ambientándolo en el conflicto religioso entre judíos y católicos de Nueva York, y que se llamaría “East Side Story”. Pero, a principios de los 50, una serie de trágicos acontecimientos entre pandillas de origen irlandés y puertorriqueño en el West Side cambiaría mucho más que el título de la obra... Al reflejar una América en crisis, el musical, estrenado de Broadway en 1957, rompió con la tradición edulcorada de sus hermanos mayores, “Sombrero de copa” (1935), “Cantando bajo la lluvia” (1952) o “Gigi” (1958), para reflexionar sobre los problemas sociales, la corrupción y el racismo del cuerpo policial y el papel de la mujer en la sociedad.

   El libreto corrió a cargo de Arthur Laurents, y la letra de las canciones de Stephen Sondheim, un jovencísimo autor de poco más de 25 que consiguió crear piezas como “América”, sin duda el tema más popular de la obra. Después del estreno el 27 de septiembre de 1957 en el Winter Garden de Nueva York, el éxito fue tal que enseguida el equipo empezó a trabajar en la versión cinematográfica. El directo de cine Robert Wise aceptó el cometido pero con una única condición: codirigirla con Robbins; y así consta en los créditos a pesar del despedido del coreógrafo a mitad de rodaje, pues su constante empeño en repetir cada número musical hasta la saciedad alargó tanto el rodaje que se dispararon los costes de producción que sobrepasaron, sólo en exteriores, los dos meses de duración.

   Al frente del reparto para representar a los Jets y a los Sharks (Tiburones), la pareja protagonista (en la ilustración) curiosamente apenas baila, y sus voces fueron dobladas a la hora de cantar (por Marni Nixon y Jimmy Bryant respectivamente). Para dar vida a Tony, el protagonista ex miembro de los Jets en la cinta, se pensó en Elvis Presley, pero su agente le disuadió de hacerlo. Más adelante surgió el nombre de Warren Beatty que también fue rechazado, pero en el casting se quedaron con su entonces amante, Natalie Wood, que entusiasmó a Robert Wise para el papel de heroína puertorriqueña de la historia. En cuanto al de Tony, se lo llevó otro niño prodigio del cine, Richard Beymer. Para líder de la pandilla de origen irlandés se eligió al maravilloso bailarín Russ Tamblyn, un poco aniñado para un personaje tan violento, pero sin duda uno de los grandes aciertos de la película. Y en el lado de los Sharks, estaban los experimentados bailarines George Chakiris y Rita Moreno, que se convirtieron en la mejor baza para los números musicales de toda la película.

   Rodada a caballo entre un barrio despoblado de Nueva York -a punto de ser derruido- y los estudios Goldwyn de Hollywood, la película ofrece una bella coherencia entre la marginalidad de las calles llenas de grafitis y suciedad y la preciosidad de sus números musicales, gracias al inteligente uso de la cámara de Daniel L. Fapp en Technicolor de 70mm con largos planos secuencia y encuadres desde el suelo para rodar los números musicales. La primera escena ya evidencia toda la revolución que supondría la película. En el plano inicial en rojo, obra de Saul Bass, se van dibujando finísimas rayas verticales como metáfora del skyline de Nueva York, y muy lejos de allí, a años luz del centro financiero de Manhattan, de esa América renacida después de la Segunda Guerra Mundial y erigida en el nuevo líder del mundo, aparece un barrio marginal, casi mugriento, lleno de pandilleros, navajas y odios. El lirismo de las canciones y los números coreográficos en constante progresión dramática culminan en el final trágico de una generación sacrificada, significativamente distinto al de la obra de Shakespeare.

   El resultado es una película triunfal, una verdadera obra maestra, que logró un éxito sin precedentes que se hizo con 10 Oscar de la Academia de Hollywood a la Mejor Película, Director, Actor Secundario (para George Charkiris), Actriz Secundaria (para Rita Moreno), Fotografía, Dirección Artística, Montaje, Vestuario y, por supuesto, Banda Sonora. Trágica y operística con un carga inusitada de realismo, “West Side Story”, que marcó a numerosos bailarines, intérpretes, compositores y directores desde el mismo día de su estreno, también se quedó para siempre en la memoria colectiva ¿americanizada?

                                                      (De Belén E., el 18 de febrero de 2016)

Referencias útiles:
WEST SiDE STORY by SiNG-ALONG

¿CUÁNDO? El Viernes 19 de febrero de 2016, a las 22h45.

¿QUÉ? Proyección de “West Side Story” by Sing-Along: “Las sesiones consisten en el visionado de películas musicales en las que las canciones están subtituladas como si fuera un karaoke. Además, varios animadores enseñan al público las coreografías y las letras, y cantan los temas antes del largometraje. El espectador puede, por tanto, además de ver el título que se exhibe, disfrutar de la experiencia de cantar los temas de la película”.

¿DÓNDE? En el Teatro de La Luz Phillips Gran Vía
Calla Gran Vía, 66
28013 Madrid
915 415 569
M Santo Domingo / Plaza de España

¿CUÁNTO? Desde 12 euros aquí.

Para saberlo todo del evento, conéctate a la web de SiNG ALONG (también en Facebook y Twitter).

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