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TABERNA LA CRUZADA

A escasos metros de la Plaza de Oriente y el Teatro Real, se encuentra una de las tabernas más antiguas de Madrid, fundada en 1827 en el número 1 de la Calle de la Cruzada, pero que a causa del derrumbamiento del edificio en el que se encontraba, tuvo que ser trasladada a la Calle Amnistía, donde permanece desde hace más de 100 años. Fue una de las tabernas favoritas de Alfonso XII. Dice la leyenda que el rey, siempre que su agenda se lo permitía, se escapaba a tomarse una copita de champagne, que sus dueños siempre le servían en la misma copa. La hija de Tiburcio, su primer dueño, guardó la copa como oro en paño. El tradicional cocido maridado con champagne, pero también mucho tapeo elaborado con todos los ingredientes del cocido, buenísimos vinos y un ambiente envidiable, es la fórmula con la que Laura Gómez y su socia Cacho Rivero (retratadas aquí) abrieron el pasado mes de febrero la nueva versión de La Cruzada.

Para Laura, reportera del Informativo de Fin de Semana de Telemadrid, y su socia Cacho, quien en su día fundó, junto a su padre, Casa Carola -un lugar que se hizo famoso por la autenticidad de su cocido-, La Cruzada era un reto, pero también un caramelo, “uno de esos negocios que a todo el mundo le gustaría dirigir”, según Rivero, que se llevó de Casa Carola a todo su equipo y 20 años de experiencia a sus espaldas. En cuanto al padre de Laura, que era cliente asiduo del restaurante de Rivero, cuando su hija le contó que la habían ofrecido el traspaso de La Cruzada, él propuso la idea de especializar la taberna en cocido madrileño con champagne.

¿Por qué? Asegura Laura que el maridaje es perfecto. El gas y el toque ácido del champagne ayuda a digerir la grasa del cocido, y le resta pesadez. Pero, además de su tradicional cocido de tres vuelcos, en La Cruzada también hay mucho tapas, casi siempre elaboradas con todos los ingredientes del cocido. En el Barrio de Ópera, sus tostas de tuétano, su huevo trufado con ropa vieja o sus croquetas de puerro y zanahoria, puntas de jamón o gallina y huevo, con tan conocidas como su hamburguesa de morcillo, su ensalada de gallina o su vichysoisse con salmón. Y si aún te queda sitio para el postre, puedes probar su arroz con leche, su tarta de queso o su tiramisú. Todos postres caserísimos.

Como toda taberna que se precie, de etnología sabe un rato. La parte de atrás de la barra es una cava de vinos, donde almacenan más de 70 referencias, lo que les permite organizar a menudo sabrosas catas.

   Finalmente, como muchos literatos, artistas e intelectuales de principios del siglo XX también solían acudir allí a hacer sus tertulias, se puede leer en su pizarra el poema dedicado a La Cruzada:
       “Es La Cruzada una tasca visitada
       por gentes de buen trapío
       que por su rango y tronío
       vive bien acreditada.
       A ella acuden escritores, van obreros, van señores, van bellísimas doncellas…
       ¡Vive Dios, que ellos y ellas son muy buenos bebedores!”...

Entonces, ya sabes, aunque la temporada alta de La Cruzada arranca con el curso escolar y las bajas temperaturas, es uno de los pocos restaurantes típicamente madrileño que abre por vacaciones... ¡Buen provecho!

PD: Ah y en cuanto a la real copa, la hija de Tiburcio se la entregó este mismo año a sus actuales propietarias. Así, hoy, todo el que acuda a La Cruzada puede observar la copa de champagne dentro de una urna de cristal.

(De Carla Pulín, el 28 de agosto de 2015)

Referencias útiles:
LA CRUZADA
Calle de la Amnistía, 8
28013 Madrid
658 320 577
M Ópera

Horario: de Martes a Domingo, de 12h hasta medianoche.

Precio del cocido (con aperitivo, postre y café): 27 euros.

Para seguir los pasos gastronómicos de LA CRUZADA, conéctate a su web, su Facebook y su Twitter.

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