En 1975, Jaime Gil de Biedma (1929-1990) reunió su poesía bajo el título Las personas del Verbo, donde incluyó sus 3 libros, Compañeros de viaje (1959), Moralidades (1966) y Poemas póstumos (1968), revisados y ordenados para la ocasión, sin saber que se convertiría en un clásico de la poesía española del siglo XX. Hoy, Viernes 13 de noviembre de 2015, cuando se cumplen los 86 años del nacimiento del poeta, y el pasado mes de enero, los 25 de su muerte, la editorial Lumen le rinde homenaje con una edición conmemorativa de su famosa (auto)biografía poética.

   Alto ejecutivo (en Tabacos de Filipinas) aspirante a diplomático de día y “explorador de los bajos fondos” de noche, el poeta social barcelonés de la Generación (poética) del 50 siempre afirmó, a modo de declaración de principios, que en su poesía no había más que dos temas: “el paso del tiempo y yo”. Una premisa que borró la frontera preestablecida por convención entre la voz poética y el propio autor, “entre nuestras concepciones poéticas y la fidelidad a la propia experiencia”, como lo explica el autor en su “Prefacio” de Compañeros de Viaje.

   Sin embargo, basta con leer sus poemas para captar que la dimensión lírica y dialéctica de su obra (universal) va mucho más allá que la mera transcripción de la experiencia personal: “La poesía de Gil de Biedma se sustenta en un artificio retórico de complejidad endiablada. El recurso al tono coloquial no debe engañar” (1). En efecto, la mezcla desenfada de lo erudito, clásico o histórico con lo cotidiano y hasta vulgar, “cortando las palabras de su hábitat natural y hacerlas poema” (2), contribuye a construir un discurso polifónico transgresor, que permite crear imágenes memorables:

                     NO VOLVERÉ A SER JOVEN

                 Que la vida iba en serio
                 uno lo empieza a comprender más tarde
                 -como todo los jóvenes, yo vine
                 a llevarme la vida por delante.

                 Dejar huella quería
                 y marcharme entre aplausos
                 -envejecer, morir, eran tan solo
                 las dimensiones del teatro.

                 Pero ha pasado el tiempo
                 y la verdad desagradable asoma:
                 envejecer, morir,
                 es el único argumento de la obra.

   Definitivamente con Las personas del Verbo, Jaime Gil de Biedma hizo realidad su sueño: “Yo creía que quería ser poeta, pero en el fondo quería ser poema...”.

PD: Aprovechando que hoy también se celebra el Día de las Librerías, para fomentar la lectura, Mi Petit Madrid os recomienda (volver a) leer el poema “Antología y Petición”, incluido en Moralidades, como fiel testigo de la España deprimida y deprimente, en la que vivió el poeta, con ecos muy actuales:

                     ANTOLOGíA Y PETiCiÓN

                 ¿Y qué decir de nuestra madre España,
                 este país de todos los demonios
                 en donde el mal gobierno, la pobreza
                 no son, sin más, pobreza y mal gobierno,
                 sino un estado místico del hombre,
                 la absolución final de nuestra historia?

                 De todas las historias de la Historia
                 la más triste sin duda es la de España
                 porque termina mal. Como si el hombre,
                 harto ya de luchar con sus demonios,
                 decidiese encargarles el gobierno
                 y la administración de su pobreza.

                 Nuestra famosa inmemorial pobreza
                 cuyo origen se pierde en las historias
                 que dicen que no es culpa del gobierno,
                 sino terrible maldición de España,
                 triste precio pagado a los demonios
                 con hambre y con trabajo de sus hombres.

                 A menudo he pensado en esos hombres,
                 a menudo he pensado en la pobreza
                 de este país de todos los demonios.
                 Y a menudo he pensado en otra historia
                 distinta y menos simple, en otra España
                 en donde sí que importa un mal gobierno.

                 Quiero creer que nuestro mal gobierno
                 es un vulgar negocio de los hombres
                 y no una metafísica, que España
                 puede y debe salir de la pobreza,
                 que es tiempo aún para cambiar su historia
                 antes que se la lleven los demonios.

                 Quiero creer que no hay tales demonios.
                 Son hombres los que pagan al gobierno,
                 los empresarios de la falsa historia.
                 Son ellos quienes han vendido al hombre,
                 los que le han vertido a la pobreza
                 y secuestrado la salud de España.

                 Pido que España expulse a esos demonios.
                 Que la pobreza suba hasta el gobierno.
                 Que sea el hombre el dueño de su historia.

Referencias útiles:
   Con motivo de la edición conmemorativa de Las Personas del Verbo, de Jaime Gil de Biedma, la editorial Lumen (en Facebook y Twitter) organiza un concurso aquí para ganar un pack: Diarios 1956-1985 y Las Personas del Verbo.

Fuentes:
- “Sobre Jaime Gil de Biedma”, de Felipe Benítez Pérez, Litoral, 1986 (1);
- Jaime Gil de Biedma. Conversaciones, de Javier Pérez Escohotado, Barcelona, El Aleph, 2002 (2);
- “La vida atormentada de Gil de Biedma”, de Rosa Mora para El País, 07.XI. 2004;
- “Constantinos Cavafis y Jaime Gil de Biedma: dos poetas, una concepción vital y estética”, de Styliani Voutsa, Tesis doctoral, Ediciones Universidad de Salamanca, 2012.

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