A medida que el calendario marca lustros o décadas de las que fueron primera y última fecha de su vida, surgen los homenajes. Sin embargo, en este caso, aunque el aniversario no sea suyo, sus películas siempre bienvenidas, llegan remasterizadas con ocasión de los cien años del nacimiento de Ingrid Bergman. Actriz, musa, amante, novia, esposa y madre de tres de sus hijos, Roberto y las gemelas Isotta e Isabella, que protagonizó en 2007, el documental, “Mi padre cumple cien años”, de Guy Madin, recordando como de niña idolatraba la barriga “suave, caliente, redonda, y adorable” de su progenitor. (Petit) Homenaje al gran Roberto Rossellini, en los Cines Verdi.

   “A la razón se llega con la verdad” fue una de las máximas seguidas por el cineasta italiano en una vida entregada a la disección de la realidad, que sin embargo dejó sitio a las pasiones. 

   Roberto Rossellini nació en Roma, el 08 de mayo de 1906, y creció en un hogar burgués, cuyo cabeza de familia fue precisamente el arquitecto que construyó el primer cine de la capital italiana, en realidad un teatro, donde también se podía proyectar. El joven pasaba tarde enteras con los ojos puestos en la pantalla, trabajando luego como técnico de sonido, y conociendo poco a poco diferentes oficios relacionados todos con el séptimo arte.

   Aunque comenzó rodando cortos, su primera película, “La Nave Blanca” (1941), estrenó lo que después sería la llamada “Trilogía Fascista”, que completaron “Un piloto regresa” (1942) y “El hombre en la cruz”, solo un año después. Sus devaneos de debutante al lado de las preferencias del Duce no fueron a más, al despreciar enseguida la estética abigarrada con la que el cine pretendía vender la buena marcha del país. Así, el neorrealismo fue mucho antes que un movimiento artístico, una posición moral desde la que contemplar el mundo.

   Con el tiempo, y a pesar de rechazar paternidades estilísticas y otras etiquetas, sobre todo la del neorrealismo, no le quedó más opción que, hacerse cargo de la invención de un nuevo estilo, llegando incluso a definirlo: “No es el gusto por lo popular, sentimental o miserable, sino una mirada a la verdad, explicando la historia y la condición humana”. Escrutó el mundo con lupa desde que Chaplin le explicara que la vida filmada en primer plano siempre era una tragedia, pero que si te alejabas, el cine podía divertir.  

   Solo trabajando intencionadamente con actores no profesionales, conseguía que sus personajes, privados de herramientas, amaran, lloraran, vivieran, y aceptaran la muerte sin artificio alguno. Sin embargo, ¿casualidad?, fueron dos actrices quienes se saltaron las normas, dejando que cierta sinrazón se colara en los planes del hombre, que nunca osó tergiversar un solo detalle de la existencia. Bellas, inteligentes, ambas sobradas de talento y personalidad. Primero, Anna Magnani, y después, la enigmática Ingrid Bergman trenzaron ficción y realidad, con dos historias de amor dignas de convertirse en películas.

   Con Magnani, a la que también sedujo, rodó su magnífica “Roma ciudad abierta” (1945), apenas Italia se liberaba del régimen fascista. Con Fellini como asistente de guión, el propio Rosellini produjo la cinta, invirtiendo ahorros, créditos y préstamos. El éxito fue inmediato, y abrió su Trilogía Neorrealista, que completaron “Camarada” (1946) y “Alemania año cero” (1947).

   Mientras tanto, al otro lado del océano, una actriz sueca, llamada Ingrid Bergman, asistía a la proyección de “Roma, ciudad abierta”, con lágrimas en los ojos. Una carta expresando su deseo de trabajar con él, un encuentro en Los Ángeles, y el guión de “Stromboli, tierra de Dios”, en cuyo rodaje el volcán de la isla entró en erupción, envolverían una escandalosa historia de adulterio, durante la que surgió otro ciclo profesional, la llamada Trilogía Ingrid, que completaron con “Europa '51” (1951) y “Viaje por Italia” (1954) 

   De ser cierto que todos tenemos un papel en esta vida, el de Rossellini consistió en “aguijonear constantemente a todo el mundo". Sus películas no consentían que un solo espectador permaneciese pasivo, ni frente a la pantalla, ni después al regresar a este mundo, una vez que en la sala, se enciende la luz. 

   “Mejor soñar qué ver”, decía su discípulo y rendido admirador, el director iraní, Abbas Kiarostami. En 1985, otro de sus incondicionales, el escritor Manuel Vázquez Montalbán, alborozado por la reposición de sus mejores películas en un ciclo similar al que nos ocupa, manifestaba, “Rossellini es una de esas gozadas del espíritu, como se decía antes de la transición democrática, que suceden de tarde en tarde, para que alma y cuerpo no se malacostumbren, y pidan la luna un día sí y otro también”.

   Como decía un personaje de Bernardo Bertolucci, “no se puede vivir sin Rossellini". Pidamos pues la luna, exigiendo recordar de cuando en cuando, las grandes obras que sobreviven a los mejores hacedores.

                                              (De Sol Alonso, el 06 de julio de 2015)

Referencias útiles:
CiCLO ROSSELLiNi

¿CUÁNDO? Desde el Lunes 06 hasta el Jueves 09 de julio de 2015, a las 16h15, a las 18h15, a las 20h30 y a las 22h30.

¿QUÉ? Con motivo del Centenario del nacimiento de Ingrid Bergman, los Cines Verdi proyectan un ciclo de películas de Roberto Rossellini. Para no perderte nada, consulta la Programación.

¿DÓNDE? En los Cines Verdi
Calle de Bravo Murillo, 28
28015 Madrid
914 473 930
M Canal

¿CUÁNTO? 4,50 euros aquí.

Para saberlo todo del CiCLO ROSSELiNi, conéctate a la web de los CiNES VERDi (también en Facebook y Twitter).

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