El primer pulso está en su nombre, desafiante juego de palabras con una de las calles por las que se accede a este centro social de comunes urbanos, esquina espléndida entre el Paseo del Prado y el nº39 de Gobernador. En lo alto de su puerta secundaria, aún se puede leer “Puericultura”, recordando que en tiempos allí estuvo el ambulatorio sanitario de la zona y, luego, la sede de la UNED, hasta que la entonces alcaldesa de Madrid Ana Botella, decidió regalárselo a un amigo adinerado y poderosos, el arquitecto Emilio Ambasz, que prometió darle un uso cultural convirtiéndolo en un museo. Los años iban pasando y allí no se detectaba más intervención que la del tiempo y su efecto inevitable, el deterioro, hasta que un domingo de mayo de 2017, un grupo de activistas liberó el inmueble…

   Justo un día antes, sábado día 6, la manifestación encabezada por el lema “Madrid no se vende”, recorría la zona para denunciar el expolio oficial planeado por el consitorio en sus manejos con los llamados “Fondos Buite”, aunque en este caso la alcaldesa había sido mucho más dadivosa con Ambasz, al que cedió la finca nada menos que, por 75 años, más 10.000 euros de inversión para empezar las obras.

   Cientos de personas participaron de la ocupación, creciendo la asistencia desde las primeras asambleas. Estaba claro que Madrid necesitaba operaciones dirigidas por el pueblo a beneficio del pueblo. Los habitantes del desalojado Patio Maravillas, así como algunos concejales de Ganemos Madrid, participaron y apoyaron el nacimiento de lo que primero se llamó La Gobernadora, y enseguida, cambió de nombre para ser La Ingobernable.  

   “Lo primero fue limpiar”, comentaba Alba Sánchez, encargada de coordinar la visita guiada de mañana, Sábado 27 de enero de 2018. “Y enseguida ir recibiendo propuestas para todo tipo de actividades. La Ingobernable funciona como un espacio de encuentro a través de proyectos y movimientos tanto de los vecinos como de quienes vengan con ideas interesantes. Hay bases intocables, como la lucha contra la gentrificación y el deseo de reconquistar muchos lugares que han sido arrebatados a los ciudadanos”, explica su compañera, Paula Ortega, de la comisión de Comunicación.   

   Una actitud consensuada y colectiva que recibe al visitante desde la puerta principal con una pancarta roja donde queda bien clara la consigna de “Madrid, no se vende”. La limpieza inmediata de los 3.000 metros cuadrados fue tan real como simbólica: se pasaba del abandono a la acción poniendo en marcha una maquinaria imparable manejada por los ciudadanos precisamente donde las autoridades no funcionan: “No es curro, es militancia”, insiste Paula Ortega. “Es amor por un proyecto que sabemos que gusta a los vecinos porque algunos se acercan hasta aquí para compartir sus recuerdos de cuando venían al médico, por ejemplo. Nos encanta que nos regalen su memoria”.

   En la planta baja de La Ingobernable, está la zona del bar apodada Kafeta, una barra muy bien atendida con cervezas frías y baratas. Quieren poner en marcha un plan de cocina solidaria, y hasta el momento lo que ofrecen son aperitivos puntuales para eventos más o menos concretos. Las instalaciones están plagadas de carteles con mensajes políticos, pero también con otros que animan a la pulcritud con la misma insistencia. “No fumar”, “Basura, ¡aquí!” o “Deja el baño limpio, ¡copón!”. 

   El público es tan variopinto como su desbordante oferta de actividades: cine, espacio infantil, yoga, boxeo y Muay thai, taller de bicis, música, diseño, poesía, apoyo a personas con experiencias síquicas inusuales, inglés, capoeira, taekwondo adaptado, teatro, impresión en 3D, radio, plató de televisión… En La Ingobernable se reúnen colectivos como, Jóvenes en pie, Las Kellys, Orquesta en Tránsito, Eje de precariedad y economía feminista, Democracia real ya - DRY Madrid, Red Solidaria de Acogida, Sinfónica 15M, Asamblea de Docentes Interinxs de Madrid, Asociación Sin Techo Chupano, Plataforma Auditoria Ciudadana de la deuda, BDS Boicot Israel o la revista Juego de manos.

   En La Ingobernable no hay más potestad que el autogobierno, más bien la auto-organización, y están “muy tranquilos por ahora frente a la amenaza de un posible desalojo porque nunca buscamos nuestra fortaleza tanto en lo legal como el hecho de ser un centro muy vivo”.

                                               (De Sol Alonso, el 26 de enero de 2018)

Referencias útiles:
ViSiTA A LA iNGOBERNABLE (en la ilustración)

¿CUÁNDO? El Sábado 27 de enero de 2018, a las 12h.

¿QUÉ? Visita vecinal comentada por el edificio de La Ingobernable y un aperitivo para conocer su historia, descubrir sus actividades y saber cómo participar.

¿DÓNDE? En CS La Ingobernable (en la ilustración)
Calle del Gobernador, 39
28014 Madrid
M Atocha

¿CUÁNTO? Entrada libre.

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