Cuando Víctor Moreno tuvo conocimiento de la reforma que los dueños (el Banco Santander) tenían intención de llevar a cabo, le picó la curiosidad y pidió permiso para “colarse” dentro del mítico edificio, cerrado a cal y canto desde 2006, y filmar la obra de gran envergadura. A su gran sorpresa, obtuvo el permiso y, entre 2007 y 2008, sin grandes inversiones ni importantes medios técnicos, pero con toda la dedicación del mundo, el director canario, afincado en Madrid, filmó sin prisa pero sin pausa y con una única cámara mini dv y un micro direccional, el proceso de remodelación del emblemático edificio madrileño, de 117 metros de altura, que preside estoicamente la Plaza de España desde 1953. Pero, como suele pasar, la realidad volvió a superar la ficción.

   Antes de empezar el rodaje, Víctor que estuvo, nada más y nada menos, un año entero grabando “del tirón”, estableció pautas que seguiría al pie de la letra desde el primer día hasta el último: “No salir nunca a grabar fuera del edificio, ir siempre a los horarios a los que iban los trabajadores, moverme libremente por el espacio capturando momentos del mismo y, por último, no ver nunca el material que estaba grabando”. Y, 12 meses después, Víctor que había grabado, día sí día también, sin ver un solo fotograma, tenía más de 200 horas de “brutos”.

   Ahora tocaba visionar el material registrado y montarlo, y fue cuando Víctor tomó conciencia de que el documental iría mucho más allá de un simple registro de la memoria pasada del lugar. A medida que iba descubriendo lo que había ido grabando sin ton ni son -pensaba él-, vio cómo detrás de cada habitación, de la galería comercial, del hotel, de la piscina en la azotea, de los negocios y comercios, de las viviendas que, en su día, dieron vida al edificio, se dibujaba una dimensión social insospechada: “Aunque había ido con la idea de documentar un proceso de remodelación, también había grabado algo que hablaba y reflejaba la crisis que sufría España”. En efecto, al explorar el pasado de los inquilinos, se había acercado al presente del edificio fantasma a través de los trabajadores de la obra -desde los obreros que tiraban las paredes hasta los conserjes y guardias jurados que las protegían del exterior-, y el documental se estaba convirtiendo, como cuenta Víctor, en algo que no se esperaba. Y, por lo que se ve, el Banco Santander tampoco.

   Mientras la burbuja inmobiliaria pinchaba y los grandes verdugos de la economía globalizada (amparados por sus grandes fortunas y sus cuellos blancos) no deseaban dar pistas de cómo se había llegado al hundimiento, el mismo Banco que había autorizado a Víctor, le prohibió, una vez editado el material, distribuirlo y proyectarlo bajo el pretexto de que su trabajo perjudicaría las operaciones comerciales de venta del edificio. Entonces, Víctor y el equipo de su pequeña productora, que no se lo podían creer, empezaron a negociar (por las buenas) con el poderoso censor.

   Convencidos de que, tarde o temprano, obtendrían su visto bueno, se inventaron excusas para justificar su no participación en los diferentes festivales que les invitaban, hasta que, un día, entendieron que la luz verde nunca llegaría y, no les quedó otra, que hacerlo público: “Contamos lo que nos estaba pasando, que teníamos la película ‘secuestrada’”. Y, a su gran sorpresa, la reacción del público no se hizo esperar: “Hubo un inmenso apoyo, hasta el punto de que la primera noticia que se escribió sobre el tema fue la más leída en Iberoamérica”.

   Frente a la fuerza del movimiento popular espontáneo, que pedía la liberación de la cinta, el gigante bancario levantó el veto, y después de 1 año y 3 meses parada, metida en un cajón, callada, sin que se escuchase el ruido de los martillos al golpear los muros ni las historias de los que los habían manejado (hoy en día, en paro o de vuelta a su país de origen), la película, objetivamente titulada, “Edificio España” a secas, se proyectó por vez primera en la Sala Mirador de Madrid, el 19 de marzo de 2014, el mismo día que se filtró a la prensa que Emilio Botín había cerrado la operación de venta del Edificio con el empresario chino (en la lista Forbes), Wang Jianlin, por unos 265 millones de euros...

   Pero lo que nadie se esperaba es que la vetada cinta de Víctor Moreno sería nominada a los Premios Goya en la categoría de Mejor Película Documental...

              (De Noemí Z., del 29 de junio de 2014, actualizado el 07 de febrero de 2015)

PD (nº1) honorífica: Hoy, Sábado 07 de febrero de 2015, podrás (volver a) ver “Edificio España”, a las 20h30, en la Sala Azcona de la Cineteca (Matadero Madrid), antes de su desfile en la alfombra roja de la XXIX ceremonia de entrega de los Premios Goya (también en Facebook y Twitter), a partir de las 22h. Para saber dónde se proyectará el documental (¿premiado?), conéctate a la web del DOCU “EDiFiCiO ESPAÑA” (también en Facebook y Twitter).

PD (nº2) curricular: Víctor Moreno (1981) es de Santa Cruz de Tenerife, estudió cine en Madrid y dejó sin terminar Filosofía (que no descarta acabar un día). Ha hecho cortos (“El extraño”, “Fauna humana”) con los que ganó varios premio. En 2010, realizó su primer largo “Holidays” (que se puede ver en filmin); y, en 2012, presentó “Edificio España” en el Festival de San Sebastián, antes de ser vetado, y en 2013 el medio metraje “La Piedra”.

PD (nº3) curricular: Bisnieto, nieto, sobrino, hijo, hermano y padre de banqueros, el santanderino Emilio Botín (1934-2014) fue presidente del Banco Santander de 1986 hasta septiembre de 2014. Entre mucho otros bienes, el banco adquirió el Edificio España a Metrovacesa, en 2005, por 400 millones de euros, con la intención de recrear una zona financiera y construir viviendas de lujo.

PD (nº4) curricular: El miembro del Partido Comunista chino (como debe ser), Wang Jianlin (1954), es un dinámico hombre de negocios, que ocupa el puesto 64 de la lista Forbes, y propietario del conglomerado Dalian Wanda Group, que posee cadenas de cine, 40 hoteles de lujo, 68 karaokés y 71 centros comerciales por el mundo… ah  y, desde hace poco, el Edificio España.

PD (nº5) comprometida: Tal y como lo habían anunciado a principios de 2014, el Ayuntamiento y la Comunidad de Madrid han reducido el grado de protección del emblemático edificio madrileño, y han dado luz verde a la propuesta de reforma integral del magnate chino, que pretende construir un centro comercial y un gran hotel. El proyecto contempla vaciar por completo el interior del edificio, manteniendo la fachada principal (¿aguantará?), pero destruyendo la (poco conocida pero no menos preciosa) fachada trasera (en la ilustración). Si no estás conforme con lo que se cuece, ¡no te olvides de firmar la petición #SalvemoselEdificioEspaña en change.org!

PD (nº6) secreta: Hasta muy pronto para un emblemático fanzine…

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