Nació en Ucrania en 2008 cuando unas universitarias de Kiev se metieron en una fuente pública para protestar por los recortes de agua en su residencia; y, de ahí, pasó a denunciar el tráfico de mujeres y la prostitución. Desde entonces, ha generado más de un dolor de cabeza a las autoridades de medio mundo por sus acciones con los pechos desnudos y pintadas reivindicativas en el torso que le dieron una nueva dimensión a las palabras de la feminista y sufragista británica Emmeline Goulden Pankhurst: "El cuerpo no es una cosa, es una situación: es nuestra comprensión del mundo y el boceto de nuestro proyecto".

   Son efectivas, no se conforman con medias victorias y quieren tener repercusión. Saben cómo conseguirla. Utilizan los puntos débiles de un sistema que se escandaliza ante la libertad de su desnudez. Ponen en evidencia sus defectos rompiendo los roles asignados al lado femenino. Las chicas Femen no sonríen, no posan ante los fotógrafos con complacencia, no seducen con la voz. No, estas chicas gritan, fruncen el ceño, cierran con fuerza los puños e imprimen tensión. Y lo hacen a sabiendas ya que no quieren agradar sino incordiar, provocar y ser molestas. Y lo consiguen.

   La organización Femen -que está presente en 10 países y tiene su cuartel general en París desde que la activista (y una de las fundadoras del movimiento), inna Shevchenko (en el centro en la ilustración), fuese expulsada de su país de origen- genera estupefacción de políticos, detenciones, encarcelamientos –3 de sus integrantes fueron encarceladas en mayo de 2013 en Túnez por pedir la liberación de Amina Tyler, quien ya estaba en prisión por haber protestado en top less-, secuestros como el que sucedió en Bielorrusia después de la protesta que ponían en ridículo al presidente Alexander Lukashenko en Minsky, o como en Kiev cuando 2 de las fundadoras, 1 activista y el fotógrafo del grupo fueron metidos en una furgoneta y llevados a un bosque donde les pegaron, les amenazaron y les intimidaron durante varias horas.

   A España llegó en 2012, cuando Lara Álvarez (a la izquierda en la ilustración), cansada de acudir a manifestaciones que no tenían repercusión alguna, decidió contactar con ellas y unirse a sus filas: “No me pidieron mis medidas o fotos de mis pechos –dice Lara para desmontar de un soplo una de las más típicas denuncias que les echan en cara sus detractores, quienes les acusan de hacer una selección de candidatas basándose en su físico-, me preguntaron los motivos por los que me gustaría unirme a ellas, qué creía que podría hacer y cuánto estaba dispuesta a dar”. Más o menos como en un ejército. Y es que las activistas funcionan igual que un cuerpo armado y entrenado para luchar. Son soldados. Tienen una misión, se preparan física y mentalmente, estudian el terreno, desarrollan un plan, siguen una estrategia y cuando lo consideran oportuno… atacan.

   Lara es de Gijón (Asturias), tiene 22 años y estudia Historia del Arte en Madrid. Es delgada, parece frágil, tímida y tranquila. Vive en el barrio de Malasaña de cuerpo presente, pero su espíritu no tiene dirección postal. Su espíritu está en todos los países, ciudades o pueblos donde las mujeres son ninguneadas, donde los patriarcados son la norma y donde la religión se utiliza como dogma político o imperativo legal. Su espíritu está en los libros de historia, en las páginas que escribieron –y también leyeron- mujeres como Rosa Luxemburgo, Clara Campoamor, Simone de Beauvoir, Virginia Woolf… Su espíritu está en lucha y en eso, justamente, coincide con su cuerpo: “Nuestro cuerpo es nuestra arma política” y “luchamos con nuestros cuerpos como símbolo vivo de nuestra ética feminista”, cuenta resguardada en su melena lacia y suelta y sus gafas de pasta redondas la líder en España del movimiento internacional Femen.

   Seguro que (casi) todo el mundo en España se enteró de la acción que protagonizaron, en octubre de 2013, Lara, Inna y la francesa Pauline Hillier (a la izquierda en la ilustración) cuando irrumpieron en el pleno del Congreso con una corona de flores en el pelo y “Aborto es sagrado” pintado en su pecho desnudo. Ese día el Ministro de (in)Justicia, Alberto Ruíz Gallardón, se calló, atónito, mientras estas tres mujeres se agarraban con fuerza a las barandillas de la tribuna del público y escupían (ante la admiración de algunos, la condena de muchos y la estupefacción de todos) su rechazo a la modificación de la ley. Desde entonces no han parado. Recientemente, 5 activistas de Femen se plantaron ante la puerta de una iglesia y volvieron a corear, esta vez frente al Cardenal Rouco Varela, su grito de guerra, mientras lanzaban bragas manchadas de rojo.

   Femen es acción. Es Sextremismo y, para muchos, se engloba dentro de lo que, a partir de finales de los años 70, se denominó “Nuevo Feminismo”, surgido como ruptura y crítica radical. Femen es un movimiento perturbador y provocativo. Se habla de ellas, no hay duda, pero ¿de su mensaje? Pues, por lo que se ve, no solo llega sino que también crea debate.

PD nº1: Organización interna de Femen En cada país en los que está presente, una activista –solo hay activistas mujeres- es la que se encarga de coordinar y organizar a las demás. Son un ejército, pero en vez de escuchar y acatar la voz de un mando superior incuestionable deciden entre todas las delegadas las acciones que se llevan a cabo.

PD nº2: Femen España, de momento, cuenta con quince mujeres integradas en el movimiento (diez en Madrid y cinco repartidas por la península) que se suelen reunir una o dos veces por semana para debatir, decidir y entrenar. El lugar en el que entrenan… ¡ese no se dice! Además, a su lado, tienen una serie de colaboradoras (y colaboradores) que les ayudan en temas de logística y apoyo, pero que no son activistas. 

PD nº3: Femen se financia gracias a la venta de merchandising en el Femen Shop, reciben donaciones anónimas a través de Pay Pal o directamente en la cuenta bancaria de la organización (que suelen manejar las fundadoras). Entre los personajes conocidos que comulgan con la labor la organización, se encuentra el dj alemán DJ Hell. No obstante, una gran parte de los desplazamientos y del día a día de las activistas corre del bolsillo individual de cada una de ellas como lo confirma Lara: “Ninguna estamos en esto para ganar dinero, si no para luchar por nuestras creencias y derechos”.

                                                          (De Noemí Z., el 18 de febrero de 2014)

Referencias útiles:
Para saberlo todo sobre FEMEN, conéctate a su web (en ruso, francés e inglés), su Facebook internacional, su Twitter multilingüe y su Facebook y Twitter en español.

PD nº4: Con motivo de un reportaje para la revista Cosmopolitan sobre las Femen, Noemí Z. quedó con Lara Álvarez para charlar frente a una taza de café. ¡Muchas gracias por compartirlo con Mi Petit Madrid!

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