Desde que hace tan solo una semana abrió las puertas El Espacio, los vecinos de Vallecas ya pueden presumir de haber puesto un pie en la luna. El proyecto se gestó para reconquistar la esencia de aquellos ateneos libertarios, casas y tabernas del pueblo, plazas públicas, y en definitiva, lugares donde intercambiar en libertad rasgos políticos, sociales y culturales, desde la solidaridad y el homenaje permanente a quienes nunca renunciaron a cumplir sus sueños. No en vano, su fachada se adorna con la imagen del fallecido poeta comunista Marcos Ana y las reflexiones que certifican su desprendido talante: “La única venganza a la que yo aspiro es a ver triunfantes los posibles ideales de libertad y justicia social”.  

   Si Yuri Alekséyevich Gagarin fue el primer hombre que transitó por el universo, este grupo de activistas madrileños, muy aficionados a las ciencias y aventuras en el espacio exterior, no han querido ser menos, en un sentido figurado. Gracias a los murales que firma Javier Arranz, por las paredes del local, podrás recorrer la luna con los ojos y avistar una bandera roja con la hoz y el martillo, clavada en un árido cráter selenita, con a su lado, el rostro de la ingeniera rusa Valentina Vladímirovna Tereshkova, la primera mujer que rondó por el espacio en 1973 a bordo de la nave Bostok 6. La pintura se amplía con un dibujo del Sputnik I, primer satélite artificial que surcó el espacio en 1957, despegando desde Kazajistán, entonces territorio de la Unión Soviética. Sputnik significa “compañero de viaje”. 

   El Espacio nace por y para las personas que no renuncian a cumplir sus objetivos, aunque el anhelo suponga hacer maletas con destino al cosmos: “Utilizamos la temática de los viajes espaciales como metáfora del sueño materializado para muchas generaciones”, explican Javier Utrilla y Santiago Freire (retratados aquí de izquierda a derecha), empleado de Correos e informático respectivamente, que ejercen de portavoces para un proyecto domiciliado en un acogedor local, propiedad del Partido Comunista de Madrid, que se comunica interiormente con las dependencias de la Asociación de Vecinos Puente de Vallecas: “El Partido presentó la propuesta y un grupo de afiliados y simpatizantes, aceptamos ponerla en marcha”.

   En tres meses, se reformó todo. Acondicionaron una barra, una cocina, un salón de actos, y por fin, el pasado viernes, El Espacio abrió sus puertas para los Vallekanos, “que no renunciamos a vernos las caras”. Al acto de inauguración, acudieron representantes de iU, Podemos, la Asociación de Puente de Vallekas, la Federación de Foros por la Memoria, el Ateneo Republicano de Vallekas; y se saludó por vídeo “desde el diputado europeo Javier Couso a nuestra vecina, la presentadora Cristina Pedroche, entre muchos, pasando por los  recién fallecidos Marcos Ana y Fidel Castro”. En cuanto a la música, fue labor del artista -¡cómo no!- cubano Orlis Pineda. Más de 600 personas. No es extrañar que se agotaran las existencias del surtido de cervezas artesanas, de grifo o en botella, procedentes de cooperativas cordobesas como Bandolera del Sur, cuyas etiquetas dicen Vostok o Pasionaria, y una muy especial llamada El Espacio, la favorita por razones obvias. Sin olvidar el picoteo, compuesto por algunos productos de comercio justo y otros de cooperativas agrarias de Marinaleda, en Sevilla.

   No han hecho más que empezar. Ya se ven huecos cerrados en su agenda, gracias a la excelente ventana de comunicación, que les ofrece La Dialéctika. Expresión Vallekana con clase, órgano de expresión y proyecto paralelo, aunque anterior, en cuyas páginas digitales El Espacio se promociona y participa activamente: “Es como caminar al mismo tiempo por un mundo virtual y otro real, donde los asuntos trascienden de lo político para llegar a lo social y cultural. Vallecas y su fuerte identidad de lucha y reivindicación es un barrio obrero, ahora preocupado también por los problemas de la inmigración. Ningún temor a que nos llamen antiguos, por querernos comparar con los clásicos ateneos, lugares donde por cierto, se enseñaba a leer a las personas sin acceso a la enseñanza. En las últimas décadas desparecen lugares estables de reunión de la clase obrera, empezando por el propio centro de trabajo, y así se empieza a difuminar  la conciencia de clase. El ocio y la cultura para los trabajadores ha quedado confinado en las grandes superficies, donde las multinacionales siembran el culto por un consumo irresponsable e individualista”. 

   El recorrido espacial termina en un amplio salón cuyas paredes son un homenaje a los líderes que allí tanto se admiran. Miguel Hernández, Marx, Lenin, Che Guevara, las Brigadas Internacionales, o las víctimas de la matanza de Atocha, de aquel aciago enero del 77, cuando unos terroristas de extrema derecha, mataron a cinco abogados hiriendo a cuatro más. Precisamente en el pasillo que precede a este salón, es el rojo el color más dominante. Rojo es el banco -pieza original del mobiliario del citado despacho de Atocha 55-, situado delante de una mesa presidida por una foto de José Martí y un teléfono de teclas modelo años 80, también rojo, ¿por si en algún momento recuperamos la línea directa con Moscú?

PD: Hoy, Viernes de de diciembre de 2016, a las 19h30, ¡no te pierdas la presentación del libro Neruda, el príncipe de los poetas”, del escritor Mario Amorós, con la intervención de Mauricio Valiente, teniente alcalde del Ayuntamiento de Madrid.

                                    (De Sol Alonso, el 02 de diciembre de 2016)

Referencias útiles:
EL ESPACiO (en la ilustración)
Calle de Sierra Carbonera, 32
28053 Madrid
M Portazgo / Nueva Numancia

Horario:
- Los Miércoles, Jueves y Viernes, de 18h a 23h;
- Los Sábados: de 11h a 14h30.

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