A su paso, son pocos los que se resisten a girar la cabeza -con más o menos disimulo-, para deleitarse con un inmueble que, tanto por su contenido como por su “edificio-continente” -que desafía las leyes de la gravedad-, eleva el arte y despierta todos los sentidos del transeúnte. En 2008, la Obra Social de la Caixa convirtió en su sede oficial a la antigua central eléctrica del Mediodía abandonada -que había abastecido de luz, durante décadas, el sur del casco histórico de la capital-, junto con una vieja gasolinera, encajonada y olvidada. Detrás de la fachada de la denominada CaixaForum, el proyecto social y cultural de la Fundación catalana (“la segunda de España y la quinta del mundo por volumen presupuestario”) cambió el paisaje de la Villa y consiguió sumar tradición y (pos)modernidad en una delicia escultórica y arquitectónica cuya silueta no deja a nadie indiferente.

   Todo empezó en 2001 cuando la entidad centenaria adquirió por 600 millones de euros la vieja fábrica, construida entre 1899 y 1902 por Jesús Carrasco y José María Hernández, y propiedad de la Fundación ONCE, desde finales del pasado siglo. De paso, también se hizo con la gasolinera, que ocupaba el número 36 del paseo del Prado y que, hoy en día, es la entrada y parte de la plaza que da la bienvenida al visitante. Los elegidos para la reforma fueron los arquitectos suizos Jacques Herzog y Pierre de Meuron, recién galardonados con el Premio Pritzker (el “Nobel” de la Arquitectura) y conocidos por su innovación en materiales, sus asombrosas soluciones estructurales y por la constante fusión entre arte y construcción.

   Sin dudarlo un segundo, Herzog & de Meuron aceptaron el reto de levantar un lugar de encuentro donde se desarrollasen en armonía talleres, conferencias, cursos y conciertos respetando, por supuesto, el Proyecto de reordenación del eje Recoletos-Prado. Además, la ubicación era excelente con sus vistas al Real Jardín Botánico y en la frontera imaginaria del conocido Triángulo de Oro (o del Arte), conformado por el Museo del Prado, el Thyssen-Bornemisza y el Centro de Arte Reina Sofía, en la manzana delimitada al sur por la calle Almadén, al este por la calle Cenicero, al norte por la calle Gobernador y al oeste por la calle Alameda.

   Nada más llegar a Madrid, lo primero que hizo el dúo muy dinámico fue estudiar lo que quedaba de la central eléctrica en ruinas -que había sido levantada sobre el solar de la ex fábrica de bujías La Estrella: 2 naves paralelas de ladrillo macizo visto, con fachadas de doble vertiente y un zócalo de granito (que respetaban el canon industrial de la época), una carbonera, inmensos depósitos de agua usada para generar corriente continua, y alguna lección arquitectónica (como la manera de solventar las fachadas principales). La transformación-reconversión de la edificación gris, enclaustrada entre calles estrechas y desconectada por completo de la actividad cultural de sus afamados vecinos, podía empezar.

   La majestuosa reforma (de 60 millones de euros) arrancó en 2003, pero la primera piedra se colocó oficialmente el 10 de mayo de 2004, coincidiendo con el centenario de la Caixa. Y, el 13 de febrero de 2008, se inauguró literalmente una obra de arte flotante, que había conservado su piel de ladrillo industrial original -uno de los principales objetivos de los arquitectos- pero multiplicado su superficie inicial por 5, pasando de 2.000 m2 a 10.000 al sumar nuevos niveles (2 de ellos subterráneos y 4 plantas sobre rasante), gracias a una corona de un acero especial -realizado con una composición química que provoca una oxidación que lo protege de la corrosión y que, al tener partes perforadas, ofrece, desde el interior, una visión fantasmagórica que contrasta con la cálida naturaleza, que trepa en la pared de 24 metros de alto del edificio de al lado.

   El tapiz natural -obra del botánico Patrick Blanc-, de 460 m2, formado por 15.000 plantas de 250 especies distintas, y pensado para unir visual y ambientalmente CaixaForum con el Real Jardín Botánico (que se encuentra en la acera de enfrente) y el paisaje del Paseo del Prado, hipnotiza al transeúnte, que a medida que avanza, encuentra lo más asombroso: un edificio suspendido que permite experimentar la extraña sensación de situarse sin peligro debajo de una mole de tales dimensiones. A modo de firma urbanística inconfundible -fruto de su característica fusión entre escultura y arquitectura-, Herzog & de Meuron eliminaron la base de sillares de granito de la antigua fábrica, y colocaron en su lugar una estructura de vigas interiores y 3 pilares ocultos para abrir una nueva perspectiva, facilitar el acceso y, sobre todo, sacarse de la manga una plaza de 2500 m2, cubierta en parte por la propia edificación que resguarda al visitante de la lluvia o que le da sombra en los días calurosos con su cielo de planchas de metal.

   Finalmente, en sus entrañas que levitan en el limbo, CaixaForum es una caja de (agradables) sorpresas, llena de formas y materiales sorprendentes, desde sus escaleras de hormigón a los revestimientos de mallas metálicas de las paredes, pasando por los suelos de madera de roble americano y las celosías de chapa galvanizada. Y  la luz natural, que baña su alma, revela la magia que emana del arte y, como no, de la arquitectura.

PD (nº1) jardinera: En 1988, Patrick Blanc demostró que las plantas no necesitan tierra para vivir. Con agua, minerales, luz y dióxido de carbono basta. Estos son los secretos de su primera obra en el Museo de la Villete de París y del posterior jardín vertical de CaixaForum Madrid. Desde entonces, su huella vegetal está también presente en Bruselas, Nueva York, Osaka, Nueva Delhi, Bangkok y Génova.

PD (nº2) artística: CaixaForum Madrid siguió los pasos de sus hermanos mayores. En 1993, nacía CaixaForum Palma en el emblemático Gran Hotel de Palma -proyectado en 1903 por el arquitecto Domènech i Montaner-, y, en 2002, llegó CaixaForum Barcelona, creado en la antigua fábrica modernista de tejidos e hilados Casaramona de 1910, obra de Josep Puig i Cadafalch. 

PD (nº3) enladrillada: 40.000 ladrillos de los 115.000 que formaban las 4 fachadas antiguas, tuvieron que ser sustituidos por piezas recuperadas del interior o ladrillos nuevos realizados siguiendo el mismo procedimiento artesanal de 1 siglo atrás.

PD (nº4) MOM: Durante 2 días, Madrid Otra Mirada, impulsado por el Ayuntamiento de Madrid, abrirá las puertas de numerosos edificios emblemáticos de la capital a l@s ciudadan@s que quieran disfrutar de su ciudad con variadas y singulares actividades para (aprender a) mirarla con otros ojos. Una oportunidad única para conocer mejor la historia de nuestro entorno cotidiano rompiendo la rutina, a veces cegadora, de nuestro día a día, con conciertos, exposiciones y visitas especiales.

¿CUÁNDO? El Viernes 17 y el Sábado 18 de octubre de 2014, a las 11h, 12h, 17h y 18h (30 personas por pase).

¿QUÉ? Visita guiada a CaixaForum Madrid.

¿CUÁNTO? Actividad gratuita sin inscripción previa.

                                     (De Lidia Martín, el 15 de octubre de 2014)

Referencias útiles
CAiXAFORUM MADRiD
Paseo del Prado, 36
28014 Madrid
913 307 300
M Atocha

Horario: de Lunes a Domingo, de 10h a 20h. PD: Entrada gratuita.

Para seguir los pasos (re)creativos de CAiXAFORUM MADRiD, conéctate a su web, su Facebook y su Twitter.

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