Aquellos que paseando levantan la mirada para descubrir luces en balcones o esporádicas estrellas, sabrán de una estatua para muchos llena de misterio y leyenda. Símbolo o no del diablo, dicen de ella que es la única escultura sobre Lucifer erguida en una capital del mundo. Sea reclamo turístico o realidad, lo cierto es que la Fuente del Ángel Caído de los Jardines del Buen Retiro es una obra ante la que detenerse para escuchar lo que nos tiene que contar.

   A lo largo de la historia ha habido muchas y muy variadas representaciones del demonio. Desde la serpiente que tienta a Eva al ser velludo con patas de cabra, o la figura de cuernos, rabo y tridente. Sin embargo, el Renacimiento aportó una nueva imagen: la de un joven de gran atractivo para recordarnos que el diablo es, al fin y al cabo, un ángel caído en desgracia.

   Cuentan que Dios le comunicó a Luzbel su intención de encarnarse en Hombre sin dejar de ser Dios. Hombre al que él y toda la Corte Celestial servirían. Pero Lucifer se negó y como Justicia Suprema fue condenado a arder eternamente en las llamas del infierno. Desde entonces, induce a los hombres a la rebeldía y desobediencia. Y así le vemos en esta escultura, inmovilizado por serpientes y con el gesto lleno de desesperación, tal y como describió John Milton en unos versos de El paraíso perdido: “Por su orgullo cae arrojado del cielo con toda su hueste de ángeles rebeldes para no volver a él jamás (…), reflejándose el dolor más hondo, la consternación más grande, la soberbia más funesta y el odio más obstinado”.

   En la fuente más conocida de los Jardines del Buen Retiro, vemos a Luzbel, el más bello, inteligente y rebelde de los ángeles, en el momento de ser expulsado del Paraíso. Su artífice, Ricardo Bellver, pensionado en Roma por la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, realizó, en 1877, una obra en yeso de más de 2 metros y medio de alto que sería su escultura más celebrada y el prototipo de la actual estatua. Al año siguiente, ganó con ella la Medalla de Primera Clase en la Exposición Nacional de Bellas Artes de Madrid y el Estado la compró por 4.500 pesetas. Su siguiente destino fue la Exposición Universal de París de 1878, para la que crearon la versión en bronce que hoy luce en Madrid. De París pasa a la colección del Museo Nacional y en 1879 su director sugerió exponer la obra al aire libre. Fue entonces cuando el Ayuntamiento la ubicó en El Retiro y decidió levantar un pedestal para acercarla más al cielo.

   El encargado de realizar esta base fue Francisco Jareño y Alarcón que creó una podio en granito, bronce y piedra siguiendo la temática demoniaca de la escultura principal. El conjunto fue finalmente inaugurado en 1885, haciendo oídos sordos a las protestas de una sociedad madrileña escandalizada ante la idea de levantar un monumento a Satanás.

   Entre toda la simbología presente en el monumento, está su planta octogonal. Un número, el 8, para muchos maligno. Si Santo Tomás señaló el 7 como el símbolo de la perfección, el siguiente número representaba para ellos todo lo contrario. Los seres demoniacos que adornan los ochos lados del pedestal sostienen serpientes, lagartos y delfines en alusión a la maldad y a la destrucción.  Y lejos de significar la bondad a la que estamos acostumbrados, los delfines aquí son símbolo de lujuria.

   Más allá de lo visual, han surgido en torno a esta obra enigmas que unos alimentan y otros tiran por tierra. Sin ir más lejos, la Glorieta del Ángel Caído donde se encuentra situada, tiene una altitud topográfica de 666 metros sobre el nivel del mar. Esta coincidencia con el número de la Bestia es curiosa porque, en aquella época, no había instrumentos para calcular dicha altura con tanta precisión, lo que ha fomentado la creencia de que es un homenaje al diablo. Pero en realidad en Madrid, la altura media del Parque de El Retiro es de 667 metros sobre el nivel del mar.

   A pesar de lo atractivo que pueda resultar, no es tampoco la única estatua del mundo dedicada al diablo. Hay otras en Ecuador, Cuba o Turín. Eso sí, es de las pocas que muestran que antes de ser demonio, este ser atormentado fue ángel.

   También cuentan que, en los años 30 y 40, se reunían a su alrededor sectas satánicas que celebraban aquelarres y otros actos esotéricos. Y dicen los viejos libreros de la Cuesta de Moyano que cuando hay luna llena, ésta ilumina la figura del Ángel Caído en recuerdo de su nombre primitivo: Luz Bella.

   Así que ya sabe, transeúnte, no hace falta ir al infierno. Uno puede sentir la desobediencia divina visitando El Retiro y recordando otra cita del poeta inglés John Milton: “vale más reinar en el infierno, que servir en el cielo”.

PD: Lucifer viene de Luzbel, que significa el que da luz, el más brillante del cielo o hijo del lucero. Pero en su caída se convirtió en Satanás o Diablo, que significa el opositor, el calumniador, el acusador o el enemigo.

                                                        (De Lidia Martín, el 18 de marzo de 2014)

Referencias útiles
JARDiNES DEL BUEN RETiRO
Plaza de la Independencia, 7
28001 Madrid
915 300 041 (Centro de información)
915 280938 (Visitas guiadas cita previa)
M Retiro / Atocha / Príncipe de Vergara / Ibiza

Horario:
De abril a septiembre de 7h hasta medianoche.
De octubre a marzo de 7h a 22h.

Si quieres saber más sobre los JARDiNES DEL BUEN RETiRO, puedes conectarte a su Facebook o visitar la web del Ayuntamiento de Madrid.

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