Por segundo año consecutivo, el Corpus Christi vuelve a ser un día de fiesta (religiosa) oficial, únicamente en Madrid y Castilla-La Mancha; pero esta vez, ningún real evento (como los preparativos de la coronación de Felipe VI el pasado año) le robará el protagonismo a la Comunión Sagrada que conmemora, desde hace siglos, la institución de la Eucaristía (o “acción de gracias” etimológicamente hablando), siempre celebrada un jueves como prolongación del Jueves Santo y en gratitud a Jesús que, en la Última Cena, ofreció su Cuerpo (el Pan) y su Sangre (el Vino) a sus 12 convidados y discípulos. Crónica sentimental de una fiesta de la hostia (y del cáliz).

   Al origen de la festividad, se encuentra una visión (una mancha negra en una luna llena de 1209), que tuvo la religiosa cisterciense belga, Juliana de Cornillon (1192-1258), y que se repitió reiteradas veces hasta que, en 1222, después de leer a San Agustín y, sobre todo, al gran predicador San Bernardo, la futura santa entendiera su significado: el astro luminoso simbolizaba el resplandor de la Iglesia Católica en la tierra, y la banda oscura que lo dividía en 2 partes (casi) iguales, la ausencia en el calendario litúrgico de una fiesta como dios manda -obviamente-, que reanimara la fe de los fieles. Sin dudarlo, la ahora priora del convento de Mont Cornillon, en Lieja, lucharía hasta el final para imponer la celebración del Santísimo Sacramento en la ya ajetreada agenda católica. Y lo consiguió.

   Gracias al apoyo del futuro papa Urbano IV con el que sor Juliana mantenía una estrecha relación (platónica, por supuesto), el obispo de Lieja, Robert de Tourote, celebró el primer Corpus Christi de la historia, en su ciudad de adopción, el jueves que siguió el noveno domingo después de la primera luna llena de primavera, en 1246. Pero era sin contar con el poder de la burguesía local, que no quería de un día festivo más o, mejor dicho, de otro día de descanso en el calendario laboral de sus trabajadores. Entonces, no le quedó más remedio a Juliana que coger (literalmente) carretera y manta para pasarse de monasterio en monasterio y de convento en convento explicando (o suplicando), en un latín perfecto, la necesidad de celebrar la eucaristía, es decir, la fuente de la vida de todo cristiano. Y, aunque sor Juliana nunca llegara a verlo en vida, su amigo del alma, Urbano IV, instauraría -poco después de ser elegido papa- la fiesta del Corpus Christi, en 1264, y encargaría a Santo Tomás de Aquino los textos para el “Oficio y Misa” de tan señalado día.

   Pero, como bien se sabe, del dicho al hecho hay un trecho o, en este caso, de la bula papal a la práctica parroquial, hay un abismo. Al principio, la festividad no tuvo mucho seguimiento (todo hay que decirlo), y muy poco a poco, fue tomando importancia hasta que la reina Isabel I de Castilla (1451-1504) la puso en boca de todo el mundo al presidir, en 1482, la procesión eucarística de la Villa, descalza y portando una vela (sumando muchos puntos para que el papa nº214, Alejandro VI, le otorgara el bien merecido título de “la Católica”, en 1496). Los siguientes monarcas seguirían sin problema con la tradición establecida como, por ejemplo, Felipe II El Prudente (1527-1598), quien mandaría elaborar “una custodia de plata que todavía hoy se sigue utilizando y que se guarda en el Museo Municipal” (*).

   En cuanto a la hostia, la principal protagonista de hoy al simbolizar, por transubstanciación, el Cuerpo de Jesús gracias a quien hubo un “antes” y un “después” en la historia de la Humanidad; y por extensión, sentimientos encontrados (como, según nuestro Real Diccionario, la “mala hostia” / “de la hostia” y “¡Hostias!” / “¡La hostia!”), se elabora normalmente de forma artesanal y siempre con masa de pan ácimo (es decir, sin levadura). Tras un calentón en el horno a 170 grados, las obleas blancas, finas y redondas se dejan airear durante 7 días (como los de la Creación).

   Finalmente, un año más, como reza la tradición y a pesar del Evangelio de Lucas, solo el sacerdote tendrá derecho a beber el denominado “vino de misa” (muy dulce, tipo garnacha tinta, dicen, y cuya producción supera los ¡10 millones de litros al año!), a modo de comunión total, mientras los fieles católicos tendrán que conformarse con una buena aunque insípida hostia.

   ¡Feliz fiesta de la hostia!

Referencias útiles:
CORPUS CHRiSTi EN MADRiZ

¿CUÁNDO? El Sábado 07 y el Domingo 08 de junio de 2015.

¿QUÉ?
(1) S 06: Vigilia por la Solemnidad del Corpus Christi, a las 21h.

(2) D 07: Eucaristía, a las 18h; y Procesión.  

¿DÓNDE?
(1) La Catedral de Santa María la Real de la Almudena
Calle de Bailén, 10
28013 Madrid
915 422 200
M Ópera /Sol

(2) En la Plaza de la Catedral de la Almudena. Tras finaliza la Misa, el Santísimo iniciará su tradicional recorrido por las calles de la Villa. Saldrá desde la Plaza, pasará por las calle de Bailén y Mayor hasta la Puerta del Sol, y regresará por la calle del Arenal, a la Real Iglesia Parroquial de San Ginés.

Para saberlo todo sobre CORPUS CHRiSTi 2015 en Madriz, conéctate a la web de la CATEDRAL DE LA ALMUDENA; y en el Facebook del MUSEO DE LA CATEDRAL DE LA ALMUDENA.

PD festiva: Y, si lo quieres celebrar hoy, la tradicional y solemne procesión de Toledo te espera aquí.

PD (nº2) ilustrada: Ilustración by Rebecca Merry (también en Facebook y Twitter).

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