Al Centro de Internamiento de Extranjeros (CiE) de Madrid, se le conoce como “El Guantánamo español”. La comparación pinta un panorama tan pésimo como real del funcionamiento, utilidad y condiciones de un recinto que solo parece pugnar por parecer a una cárcel. Sin embargo, allí  no malviven delincuentes, sino personas extranjeras en proceso de expulsión.

   Está en Aluche. Sustituye al de Moratalaz, desaparecido en 2005. Es grandote, desabrido, amarillo gastado y feo sin remedio. Un recinto inhóspito por dentro y siniestro por fuera (ver la ilustración). No tiene nada que envidiar a sus hermanos de Cádiz, Valencia, Murcia, Algeciras, Las Palmas o Barcelona. En éste último, ni siquiera disponen de un retrete en las celdas. Llamar habitaciones a esos cuartuchos que oscilan entre los 21 y 40 metros cuadrados, donde se llegan a hacinar 8 personas, sería tan disparatado como calificarlos con las estrellas de un hotel. En cuanto a sus inquilinos, son de África Subsahariana (43%, Senegal, Nigeria y Mali); después, América Latina (23%, Bolivia, Colombia y República Dominicana; y en tercer lugar, ciudadanos del Magreb (16% con internos de Argelia y Marruecos).  

   En su construcción se invirtieron 11 millones de euros. Tiene espacio para 160 personas, pero hoy se hacinan casi 300 migrantes en situación irregular, sin un rayo de luz ni de esperanza. Las ventanas están anuladas por grandes planchas metálicas de color azul, por las que algún fotógrafo paciente ha conseguido inmortalizar una mano que asoma, como si gritara. Los patios son angostos y están tomados por la policía, los pasillos largos y ceñidos, los muebles testimoniales, y muchas duchas solo escupen agua helada.

   ¿Para qué más? Los huéspedes no son más que un tótum revolútun de personas, unas sanas y otras enfermas. Honradas o con algún antecedente. Arraigadas o no. Con o sin familia. Víctimas del tráfico humano, de la explotación sexual, madres y padres con hijos a su cargo nacidos en España, e incluso refugiados sirios, en tránsito hasta algún país de Centroeuropa, que son arrancados por la fuerza de su cobijo inventado en la estación de Méndez Álvaro. Su estancia en ese complejo de miseria no puede superar los dos meses, y su futuro inmediato es casi siempre la deportación exprés, aunque no en todos los casos.  

   En el CiE de Madrid, los inquilinos con mayor presencia son de África Subsahariana (43%, Senegal, Nigeria y Mali); después, América Latina (23%, Bolivia, Colombia y república Dominicana; y en tercer lugar, ciudadanos del Magreb (16% con internos de Argelia y Marruecos).  

   Los CiE no son de ahora. Se regularon en 1985, mediante la Ley Orgánica 7/1985, de 1 de julio, sobre derechos y libertades de los extranjeros en España. Ahí se contemplaba la posibilidad de “acordar judicialmente, con carácter preventivo o cautelar, el ingreso en centros que no tengan carácter penitenciario, de extranjeros incursos en determinadas causas de expulsión mientras se sustancia el expediente”, dice literalmente la citada Ley. Pero, a partir del año 2000, el fenómeno migratorio ha rebasado la capacidad de reacción de las fuerzas políticas, que ni se dotan del presupuesto necesario, ni contemplan otras alternativas.

   Por desgracia son pocas las historias que arranquen en un CiE, y se liquiden con un final feliz. Entre los familiares que hacen cola a las puertas de los CiEs, sin saber siquiera cuando podrán visitar a los suyos, algunos acuden al alba cada día solo para sentirse más cerca de su familiar retenido. Enviándole mensajes con la mente. Otros, limitándose a agradecer que haya vida una mañana más, como diría Mario Benedetti, “Despabílate amor, que el horror amanece”.  

                                                   (De Sol Alonso, el 01 de junio de 2016)

Referencias útiles:
(1) CiEs No
Pueblos Unidos, SOS Racismo, Cerremos los Cies (Ferrocarril Clandestino), Tanquem els CiEs, Migra Studium y Stop Mare Mortu, asociaciones políticas, vecinales y sindicales, entre otras siglas, apoyan la campaña CiEs No (también en Facebook y Twitter) para cerrar los 7 centros españoles por los que pasan una media de 10.000 extranjeros cada año.

(2) Ciclo “Conflictos de fronteras”
¿CUÁNDO? El Miércoles 01 de junio de 2016, de 19h a 20h30.

¿QUÉ? Conferencia de Javier de Lucas (catedrático de Filosofía del Derecho y Filosofía Política en el iDH (Universitat de València) del que fue fundador y primer director, director del Colegio de España en la Cité Internationale Universitaire de París, de 2005 a 2012, y presidente de CEAR (Comisión Española de Ayuda al Refugiado) en 2008-2009), coordinada por Le Monde Diplomatique en español y Fundación Mondiplo: “La falazmente denominada “crisis de refugiados” nos ofrece un ejemplo más de la paradoja entre globalización y persistencia de muros. Lo sintetiza la descripción de los “refugiados” que ha ofrecido recientemente el Alto Comisionado de derechos humanos de la ONU, el jordano Zaid Ra’ad Al Hussein: “These are people with death at their back and a wall in their face” (Hay personas con la muerte a sus espaldas y un muro ante su cara)”…

¿DÓNDE? En La Casa Encendida
Ronda de Valencia, 2
28012 Madrid
902 430 322
M Embajadores / Atocha 

¿CUÁNTO? Entrada libre.

Para saberlo todo de la conferencia, conéctate a la web de LA CASA ENCENDiDA (también en Facebook y Twitter).

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