Dos destinos y un terreno. ¿Hotel o parque? El dilema se cierne sobre el solar de la calle Valencia 8-10, frente al Teatro Valle Inclán. Si la fuerza vecinal no desvía el plan fatal, sellado por el Ayuntamiento y su anterior gestora Ana Botella, la construcción de uno de esos alojamientos sin encanto seguirá su curso, respaldado por una gestión sin transparencia, que  revocó la titularidad pública del terreno en 2014. Cinco años antes, el edificio había sido declarado en ruinas, desalojado y demolido, con la promesa incumplida de resucitarlo para viviendas sociales. Nada de nada. La empresa inmobiliaria Nadego SL, responsable de la construcción de un Hotel Ibis, es hoy la propietaria. 

    Los 37.000 habitantes de Lavapiés (señalar que el censo está disminuyendo) viven sin disfrutar de las bondades de una zona verde en un entorno como el suyo, donde el paisaje uniformado tan solo luce asfalto, ladrillos y hormigón. A excepción del parque que rodea el Casino de la Reina, entre Embajadores y la Ronda de Toledo, en el barrio, un árbol es casi un raro espécimen. ¿Dónde juegan los niños, pasean los padres o malgastan merecidamente el tiempo sus abuelos? 

    Desde que se colocó la primera piedra el pasado mes de septiembre, la oposición no deja de hacer ruido. Manifestaciones, reuniones, petición de firmas, formación de plataformas en defensa de un solar al servicio de la colectividad, incluso acciones como la del pasado 28 de octubre, cuando la plaza se llenó de enormes papeles en blanco donde los niños del barrio dibujaron sus sueños.

    Una de las soluciones propuestas por la oposición al Hotel Ibis consiste en que el consistorio ofrezca otro espacio a la empresa constructora. De características similares, pero allá donde el proyecto no perjudique tanto a los vecinos: “Queremos un espacio a compartir. Un lugar de encuentro, paseo y juegos. Donde crezca la hierba, y podamos cultivar un huerto. Los propios visitantes disfrutarían más de la zona con un parque que con otro bloque de hormigón. De esta forma, una vez más, los residentes salimos perdiendo”. 

    Los activistas se esfuerzan por cambiar la narrativa del asunto. No quieren que el pesimismo mine sus fuerzas, aunque saben que no lo tienen fácil. Ya se venlas grúas, que se interponen entre el horizonte y su mirada. Han sido colocados los cimientos, que amenazan con arraigarse fuerte en un suelo que no podrá respirar. Por eso continúan con sus asambleas cada lunes por la tarde, y preparan para hoy, Sábado 17, una mesa informativa y la celebración de un festivo pasacalles, donde cada cual desfilará arrastrando una maleta como metáfora del ambiente que se les viene encima. 

    “No tenemos nada en contra de los turistas, pero tampoco queremos que su presencia desplace a los vecinos de Lavapiés. A vueltas con la gentrificación, esto solo provocaría un aumento de los precios en alquileres, suelo y alimentos básicos, adaptados al poder adquisitivo de los turistas y empobreciendo a los vecinos. Adiós al comercio tradicional del barrio, condenado a desaparecer ante a llegada de restaurantes de comida rápida y tiendas de recuerdos. Los turistas no son malos; la desproporción entre visitantes y residentes, sí. La empresa tiene la licencia y ya ha realizado una inversión. Solo nos queda la protesta como forma de avasallarles. Si no lo conseguimos, el menos los siguientes sabrán que estamos aquí, y no vamos a consentir que se pare la vida del barrio”.

   ¿Qué hay de la posibilidad de que se cree empleo una vez que el hotel empiece a funcionar? “Pues que dichos puestos de trabajo, que presumimos precarios, no van a ser para los vecinos del barrio. Más de lo mismo, contratos inestables y con una política de explotación, típica de las grandes cadenas, cuyos beneficios serán para las grandes empresas y franquicias, que siempre acaparan este tipo de negocios. Hay ejemplos muy claros en Chueca, el triángulo Triball junto a Gran Vía o el  resto de la zona de Malasaña”. 

   Uno de los portavoces de la plataforma Parque Lavapiés ha sido convocado para intervenir en un programa de radio, donde su punto de vista coincide con un compañero que relata una situación muy parecida en la ciudad de Venecia, donde el turismo ha desplazado totalmente a los vecinos: “Es toda una paradoja. Venden el atractivo de un barrio multicultural, donde los emigrantes tienen que marcharse porque no pueden asumir los precios ascendentes de los alquileres”.

   El colectivo Parque Lavapiés estudia minuciosamente cada efecto nocivo de la operación. Un bloque de cinco pisos quitará mucha luz a la plaza. Hasta el sol tendrá dificultades para calentar, como hasta ahora, las escalinatas del teatro, donde tanta gente e sienta todavía a reposar,  al abrigo de sus rayos. 

PD: Hoy, Sábado 17 de diciembre de 2016, a las 16h, Parque Lavapiés instalará una mesa informativa en la Plaza de Lavapiés y organizará un pasacalles por el barrio.

                                          (De Sol Alonso, el 17 de diciembre de 2016)

Referencias útiles:
Para seguir los pasos comprometidos de PARQUE LAVAPiÉS, conéctate a su Facebook y su Twitter. También puedes asistir a su Asamblea, convocada  cada lunes a las 19h30 en el Banco Expropiado La Cánica (Calle de los Embajadores, 46, esquina con la calle de la Huerta del Bayo, 2; M Enbajadores / Lavapiés) y firmar su petición en Change.org.

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