María Blanco Brotons (retratada aquí) es de esas mujeres torbellino, que arrasa en cuanto empieza a hablar, soltando palabras atropelladas que intentan ir tan rápidas como las ideas que surgen en su cabeza. Tiene las cosas muy claras y, cuando en 2008 la empresa en la que trabajaba como periodista cerró, miró su barriga de embarazada y supo que era el momento de dedicarse a ella misma y a lo que viniera. Así comienza la historia de ¡Glück!, una tienda para niños con suerte y padres comprometidos con una sociedad diferente. Gente parecida a María, que tirando más de emoción que de visión empresarial, abrió en septiembre de 2009 un lugar donde rodearse de cosas amables y de paso buscar su propio destino.

   La aventura comenzó con Julieta, una amiga residente en Berlín que también se quedó en estado y que cada vez que María iba a visitarla, le enseñaba tiendas de pequeños de las que, por aquel entonces, en la Villa no había. En el Madrid de los años 2000, los comercios para niños ofrecían lo de siempre: o azules, rosas y puntillas o, en el otro extremo, lo moderno evidente, que más que vestir parecía que los retoños iban disfrazados. Con este panorama, ya fuera por el empuje de su marido, diseñador gráfico y músico, Aníbal Hernández, o como consecuencia de un subidón hormonal, María se puso manos a la obra para montar algo que echaba en falta y que cubriría dos necesidades: un trabajo para ella y ropa distinta y de calidad para su inminente hija.

   Manuela llegó al mundo en diciembre de 2008, cuando su madre seguía haciendo algunas entrevistas de trabajo. Pero, al escuchar cómo le preguntaban por sus “cargas familiares”, Brotons se sintió ofendida. Aquellas palabras no podían estar peor elegidas y su decisión más acertada. Poco después y acompañada siempre de su bebé recién nacido, la joven buscó local, obtuvo licencias, hizo papeleos, contactó con marcas y abrió un pequeño espacio que hoy es todo un referente en moda infantil.

   Con el tiempo, su amiga se desvinculó del proyecto, y María, sola y emocionada, siguió adelante. Siempre supo que el lugar era Malasaña, un barrio que va con ella, la zona por donde salía de adolescente, donde poder sentirse bien todos los días y en una calle muy transitada, aunque la mayoría de su clientela es fija y va hasta allí en busca de marcas, diseños, y productos concretos, desde los modernos -que viven o pasean por Velarde- a los visitantes de provincias y extranjeros, pasando por los abuelos, generosos como ninguno, que alegran el día de cualquier dependiente de un negocio infantil. A casi todos, María los conoce, aconseja, e incluso recuerda gustos y predilecciones para acertar.

   Su apuesta es sencilla. Sólo vende aquello que le parece lo más bonito que hay. Además, se permite el lujo de trabajar con quien le cae bien, e ilusionarse con cada venta porque podrá llamar a su creador para darle una buena noticia. Sin más estrategia que compartir su visión y exquisito gusto del mundo infantil, ¡Glück! es una lucha diaria, un concepto que valora las cosas bien hechas, artesanales, fabricadas con mimo y tiempo. Marcas que producen de forma responsable, que dan trabajo a su país, comprometidos con los materiales y con el diseño, y cuya oferta no está destinada a ser basura por unas restricciones temporales que delimitan la edad de disfrute mucho más allá de las verdaderas tallas.

   María empezó con mucha marca de países nórdicos, pero poco a poco fue tirando de lo nacional, y hoy casi todo lo que tiene es español. El diseño y la calidad de sus productos son muy buenos y es verdad que cada vez destacamos más en tiendas y revistas infantiles internacionales, pero desgraciadamente, somos nosotros los que, dice María, no nos lo acabamos de creer. Ella sí lo hizo, y apostó por nombres propios, los que están detrás de Perfect Days de Toledo, Motoreta de Sevilla, Little Creative Factory y Picnik de Barcelona, o Kitipongo de Madrid –que debe su imagen a María.

   Sí, porque además de vender cosas para niños, María también desarrolla campañas de comunicación, realiza sesiones fotográficas, estilismos, etc. Y vende juguetes, decoración, libros y todo tipo de cosas con las que le gustaría rodear a sus dos hijas, Manuela, de 5 años, y Rita, de 3, que por cierto, son sus mejores modelos y sus más asiduas clientas. No se pierden ni un concierto de los que organiza en la tienda. Unas sesiones que revolucionaron el panorama musical de los chavales, con auténtico rock, pop o cualquier estilo, “sin versiones adaptadas, ni ñoñeces” (dixit María) que alteren una realidad, que encima, suele gustar mucho a los enanos. ¿O acaso a los niños se les lleva a un seudo museo para ver la Mona Lisa en versión monigote? María reivindica esta normalidad musical y así consiguió que sus hijas vieran en directo a su padre -por entonces con Juanita y los Feos- sin tener que pisar la sala Wurlitzer a las tantas de la madrugada. Así llena su tienda de conciertos, de padres encantados y de niños... con suerte, los que crecen en un ambiente estimulante, creativo, lleno de valores y colores, con tantas ideas libres en su cabeza como las de María.

PD (nº1) anecdótica: El nombre de la tienda se debe a la pareja de Julieta, un alemán de pura cepa, que en unas vacaciones en Menorca exclamó: Glück! (“suerte”) al oír hablar del proyecto de tienda. María se quedó con la diéresis que adornó con dos esperanzadores signos de admiración, que casi todos olvidamos.

PD (nº2) cotilla: Si quieres ponerle cara a Manuela, es la protagonista de la próxima campaña Nómadas de Perfect Days.

                                 (De Lidia Martín, el 18 de noviembre de 2014)

Referencias útiles:
¡GLÜCK! NiÑOS CON SUERTE
Calle Velarde, 12
28004 Madrid
914 455 768
M Tribunal / Bilbao

Horario: de Lunes a Sábado, de 11h a 14h y de 17h a 20h30.

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