Esta tarde se estrena mundialmente el séptimo episodio de la saga de ciencia ficción más famosa de la historia del cine. “El Despertar de la Fuerza” -la primera de la tercera trilogía que se añade a las dos ya existentes- reúne en su elenco a una Leia y a un Han Solo mayores. protagonizados por quienes ya se metieron en este papel en los 70, haciendo un guiño nostálgico que atrapa a todos aquellos que llevan siendo fieles amantes de Star Wars desde su estreno en 1977.

   Promoción desorbitada aparte, no cabe duda de que la serie galáctica, creada en exclusiva por George Lucas hace casi 40 años, va mucho más allá de una simple historia de aventuras futuristas. En La Guerra de la Galaxias, el relato mitológico se entrelaza con un trasfondo político caleidoscópico, la  metafísica del combate entre el Bien y el Mal y una religión con tintes budistas que ha acabado teniendo adeptos propios y singulares hacia La Fuerza.

   El primer borrador de Lucas concebía una historia inspirada en las leyendas celtas del Rey Arturo, los cómics de Flash Gordon, “La Fortaleza Escondida” (1958) de Akira Kurosawa y El Planeta de los Simios (1963), de Pierre Boulle, pero cuando el entonces joven cineasta descubrió el libro The Hero With a Thousand Faces (1949) del profesor de mitología Joseph Campbell (1904-1987), un importante intelectual norteamericano de los años 60, cambió de rumbo. Entusiasmado con su lectura, Lucas se apropió de la idea del viaje del héroe, y sobre todo, de la mitología comparada en sí, donde las historias trascienden época y tiempo para dibujar temas universales y eternos.

La lucha del Bien contra el Mal
   La saga Star Wars cuenta la historia de la familia Skywalker. Hijo de padre (supuestamente) desconocido y de una amada madre, que se presenta como una virgen María interestelar, Anakin estaba destinado por dios o por la Fuerza a ser el nuevo mesías, encargado de restaurar la paz  y salvar al mundo. Pero, por su carácter impulsivo y su poco control que le inclinan hacia las fuerzas oscuras, fracasa en su intento, y acaba convertido en un general Sith -los que gestionan y organizan el lado oscuro para sus fines malignos-. Lo que nadie sabía (ni los propios interesados) es que el poder de la Fuerza va asociada al código genético, y sus dos hijos, Leia y Luke la heredan por nacimiento.

   Sin embargo, en la segunda trilogía, el enfrentamiento entre el Bien y el Mal lo protagonizan padre e hijo: el primero capitaneando a las fuerzas oscuras, y el segundo, en nombre del espíritu Jedi, es decir, el mismo tipo de héroe que fue su padre en las precuelas. Pero, a diferencias de su padre y pese a rebelarse y enfrentarse también a sus maestros, Luke consigue encontrar la calma y el control que le faltó a su progenitor.

   En la saga, el Bien y el Mal se presentan bajo el influjo de “La Fuerza”, que llevada por el lado oscuro manifiesta la maldad del imperialismo cósmico y que destruye aquello que se opone a la dominación. Y en el Bien, se sitúan los rebeldes que luchan contra esta dominación. En esta dualidad, todo es uno ya que son las circunstancias las que hacen que uno se incline hacia un lado u otro, no es la esencia como lo demuestra la re-re-conversión de Darth Vader, que retomará el camino del Bien, pues aunque en su dualidad se estaba manifestando el lado oscuro, el lado del bien seguía latente.

   Anakin y Luke son el mismo héroe, el primero es creíble en el siglo XXI, mientras que el segundo, pese a ser su hijo, es su antepasado de hace treinta años. La distancia que separa a ambas trilogías marcan la diferencia entre ambos personajes, creados por un George Lucas de 30 y 50 años, con su consecuente cambio de ideología.        

Política galáctica
   En la galaxia muy lejana, en la que se desarrolla la saga, conviven un conjunto de planetas muy diferentes entre sí, con diferentes organizaciones políticas, pero unidas en una democracia parlamentaria. Antes de que la Galaxia estuviera dominada por el imperio de las fuerzas oscuras -con una estética y aspecto imposible de no asociar con los nazis-, el planeta Coruscant acogía a la República Galáctica, desde la que, a modo de gobierno central, organizaba algunos aspectos comunes entre todos los planetas de la galaxia, quienes a su vez establecían sus soberanías de manera autónoma; y un consejo de sabios jedi ponía sus poderes al servicio del bien común. Pero aquel modelo político, que en el pasado había gozado de esplendor, en el momento de la película está en decadencia ya que el gobierno resulta ineficaz, corrupto, impotente y terriblemente burocratizado. En la primera trilogía, las tramas políticas y sociales tienen un peso más fuerte, y permiten entender las causas del colapso de este sistema milenario frente a las tropas del lado oscuro.

   Por supuesto, el capitalismo también aparece en la saga. La crisis, por razones económicas fundamentalmente, con el planeta Naboo, será utilizada por los enemigos de la República para derrocar al régimen. En este caso, el capitalismo se observa desde una óptica mucho menos complaciente que en la segunda trilogía, en la que se aceptaba de manera divertida, e incluso, con fascinación a personajes como Han Solo o a los habitantes de la ciudad sin ley de Tatooine, donde conviven humanos y alienígenas, cuyo único interés es el dinero. En la trilogía de los 70, Tatooine se presenta con el romanticismo de los westerns, sus bellacos y atractivos personajes campan a sus anchas, en libertad, sin leyes, ni normas. Todo forma parte de un alegre caos en el que quienes no participan en él carecen completamente de atractivo. Tatooine representa la acumulación del capital, la colonización de tierras vírgenes, es decir, la primera etapa del capitalismo. Treinta años después, la mirada de Lucas hacia aquellos habitantes muta de simpática y complaciente a desconfiada.

   La saga también se posiciona en posturas claramente ecologistas, especialmente en las películas de los 70 y primeros 80, a través de los planetas dominados por la Naturaleza (Yavin, Hoth, Endor y Tatooine), que defienden la vida y la libertad frente a los dominados por la tecnología (Bespin y la Estrella de la Muerte), que los reprimen. Las películas del principio del siglo XXI siguen manteniendo este discurso ecologista, aunque mucho menos marcado que en las que se hicieron primero.

   Cabe resaltar las simbologías políticas particulares que se encuentran en las cintas, que entre la primera tanda (cuando Lucas tenía 30 años) y las siguientes (50) pasaron más de 20 años. Tanto la evolución ideológica del propio Lucas como las diferentes visiones del mundo en 1977 frente a 1999 se ven reflejados en los intereses y en la forma de posicionarse ante cada uno de los cientos de aspectos que toca este complejo mito galáctico.

La religión de La Fuerza
   Decía Yoda: “un misterio infinito la Fuerza es. Mucho por aprender aún queda”. En efecto, la Fuerza está presente de frente -en la primera trilogía- y como de fondo -en la segunda-, y en ningún momento, queda claro qué es exactamente. Lo que sí está claro es que la temática religiosa de La Guerra de las Galaxias se expone a través de la Fuerza, inspirada en las ideas del budismo, el shinto de Japón, los pensadores presocráticos, e incluso, los jesuitas, a los que los caballeros Jedi les copian completamente el estilismo.

   La Fuerza se explica de manera diferente en las 2 primeras trilogías. En los episodios IV, V y VI, se creía que la Fuerza fluía en todo ser vivo pero que solo unos pocos podían servirse de ella. Era vista desde un sentido metafísico y espiritual, mientras que en los episodios I, II y III explican que la capacidad de ser sensible a la Fuerza se mide por unos microorganismos internos, llamados “midiclorianos”. Cuantos más midiclorianos se tiene más capacidad de potenciar el Ser existe. Y de este modo, la Fuerza pasa de ser una cuestión espiritual a ser una cuestión científica.

   Además, los individuos tocados por La Fuerza pueden posicionarse en dos bandos: los Jedi y los Sith. Los primeros luchan por mantener el lado luminoso de la paz, sabiduría, nobleza, justicia... mientras que los Sith se decantan más por el lado oscuro del odio, la ira, la venganza, es decir, el camino más corto para conseguir la dominación. "El Lado Oscuro de la Fuerza es el camino a muchas habilidades que algunos consideran antinaturales", diría Darth Sirius.

   Esta religión miscelánea ha atravesado la pantalla de la ciencia ficción para conseguir adeptos en el mundo real. El yediismo -o yedaismo- dio el salto a los censos terráqueos en 2001 como una tomadura de pelo para los expertos en estadísticas del Reino Unido, cuando los ciudadanos fueron preguntados por primera vez por sus creencias religiosas, y que un 0,7% de la población contestó que era la del lado bueno de La Fuerza. En la actualidad, en Reino Unido, la religión Jedi es la cuarta más seguida del país; en el censo australiano de 2012, 40.000 personas se proclamaron seguidores de La Fuerza; y otros 12.000 en Nueva Zelanda. Aunque el jedismo no está considerado oficialmente una religión, sus adeptos presionan todo lo que pueden a sus gobiernos para que lo hagan.

   “El Despertar de la Fuerza”, que se estrena hoy, continúa así la saga Skywalker con sus primos los Solo. La nueva entrega nos desvelará la vida en la Galaxia después de la caída del Imperio. Será interesante ver como el mito evoluciona y qué reflejo de nuestra convulsa sociedad descubrimos entre los rebeldes y los alienígenas “hace mucho tiempo, en una galaxia lejana”.

PD (nº1) asexual: Ay y en cuanto al sexo, simplemente no hay… Curioso, ¿no?

PD (nº2) pragmática: Se dice, se comenta, se rumorea que el malvado Darth Sidiuos es un retrato del expresidente estadounidense George Bush. Tanto corrió la idea en los momentos previos al estreno del episodio III que George Lucas se vio obligado a desmentir estos rumores en la presentación en Cannes, alegando que el guión estaba escrito mucho antes de la Guerra de Irak. Pese a todo, el momento en el que Anakin le suelta a Obi-wan: “Si no estás conmigo, eres mi enemigo”, suenan tan parecidas a aquello que dijo Bush de: “O están con nosotros, o están con los terroristas”, después de los atentados del 11-S.

                                            (De María Glück, el 18 de diciembre de 2015)

Referencias útiles:
EL DESPERTAR DE LA FUERZA

¿CUÁNDO? El Viernes 18 de diciembre de 2015.

¿QUÉ? Estreno mundial de la nueva entrega de La Guerra de las Galaxias (después de Los Ángeles, el pasado 14 de diciembre).

¿DÓNDE? En cualquier buen cine que se precie.

Para saberlo de (la saga y marca) STAR WARS, conéctate en ingles a su web, su Facebook y su Twitter.

[Volver a Mi Petit Filmoteca, Callejero o Blogosfera]