En la Muestra de Cine de Lavapiés, no hay jurado, sencillamente porque no existe la pugna. Y si por fuerza hubiera que entregar medallas, los 15 miembros de la organización tienen muy claro que los ganadores siempre son los mismos, el cine y el barrio. 

   Tampoco ocultan su satisfacción por haber llegado hasta la edición nº13, recorriendo un camino a veces intrincado. Lidiar con las distribuidoras de un sector, donde “poderoso caballero es Don Dinero”, y conseguir que cedan sus películas completamente gratis, puede ser equiparable a abarrotar una vitrina de trofeos. Todo con la intención de alejarse de la lógica comercial. Es la diferencia entre valor y precio. 

   Para la sección Convocatoria de Cine con Licencias Libres, el equipo ha entresacado casi 30 títulos de los 85 recibidos, entre el 01 de enero y el 31 de marzo de este 2016, y, entre los dos apartados de la muestra, se cuentan más de 70 títulos en todo tipo de espacios. Desde la coquetería del Cine Doré a las candilejas de la Sala Mirador, el casticismo de Bodegas Lo Máximo, los sesudos Traficantes de Sueños o veteranos contenedores feministas autogestionados como La Eskalera Karakola. Así, hasta once direcciones.

   Los coordinadores del evento configuran un grupo bastante heterogéneo. La variedad está garantizada. Arantxa Sáez (retratada aquí) forma parte del equipo promotor desde que la muestra vino al mundo allá por 2004: “Este año, se mencionan mucho las periferias y la reflexión política en torno a la Transición, por citar dos ejemplos, pero lo bueno de ser 15 personas con criterios diferentes y buen entendimiento, es que el programa resulta muy variado”.

   Son muchas y buenas intenciones. Mantener una gestión independiente, dar más vida a ciertas películas malqueridas por la recaudación, indagar entre los asuntos más reivindicativos, que puedan interesar a la mayoría de vecinos y visitantes, e iluminar las plazas como si las bañara el sol en plena noche de verano. Cuenta Arantxa que las proyecciones con más éxito son sin duda las que se programan al aire libre, este año con la incorporación de un espacio precisamente al raso, el solar de la calle Embajadores nº18: “Las películas en espacios abiertos son la fiesta del cine por antonomasia. Es la parte más entrañable del festival. La gente acude con un entusiasmo especial, porque hay más posibilidades de encuentro y de debate, los aforos son más grandes, pueden llevar la merienda, a todos nos trae recuerdos de la infancia, y es una forma preciosa de hacer barrio”.

   El acceso a las proyecciones es gratuito, y los recintos reciben a la gran pantalla por amor al séptimo arte: “Aspiramos a dar un toque de atención contra la corriente actual, de que la cultura solo se mueve por dinero. Pues nosotros solo sacamos algo del Karaoke, que se hace un par de semanas antes”, explica Arantxa. “Lo justo para invitar a algún director, o pagar traslados. Aunque, la Banda Sinfónica Tierra de Segovia, que actúa en la gala de apertura, se alquila un autobús para llegar hasta Madrid. Son nada menos que 35”. 

   En la primera edición, se proyectaron películas como “Te doy mis ojos”, “Días de fútbol” o “La Boda del Monzón”. Lavapiés siempre apuntó maneras “porque aunque se pongan de moda un día los hipsters, y otro los modernos, este barrio siempre ha vivido al margen de las tribus urbanas”, concluye Arantxa.

   En efecto, hay otros mundos. Muchos de ellos están en Lavapiés, y la totalidad anida en el cine. 

                                                    (De Sol Alonso, el 24 de junio de 2016)

Referencias útiles:
13ª MUESTRA DE CiNE DE LAVAPiÉS

¿CUÁNDO? Desde el Viernes 24 de junio hasta el Domingo 03 de julio de 2016.

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