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LA FAVORiTA

En la Plaza Mayor, escondida en uno de sus soportales, La Favorita resiste al paso del tiempo, a los cambios climáticos y a las modas. La sombrerería de finales del siglo XIX puede presumir de ser la tienda más antigua de sombreros de Madrid y de haber vestido cabezas ilustres, famosas, castizas y extranjeras. Un negocio de cuarta generación que sigue apostando por la manufactura nacional y materiales de primera calidad para mostrar a sus clientes el respeto que merecen y hacer suya la expresión de quitarse el sombrero.

Desde siempre, el gesto de descubrirse la cabeza ha simbolizado cortesía y respeto, las dos virtudes con las que Teodoro Enguita abrió en 1894 su negocio. Soriano de nacimiento, el hijo mayor de la familia llegó a Madrid, en 1890, cuando a su padre, que trabaja en RENFE, le trasladaron a la capital. Nada más llegar, entró a trabajar de aprendiz en la sombrerería Las 3B. Al tiempo, se convirtió, casi sin darse cuenta, en el encargado del negocio similar cuyos dueños le alentaron a que pusiera en marcha su propia tienda de sombreros cuando el local comercial colindante cerró su puertas. Y, menos de 4 años después de su llegada a la Villa, abrió las puertas de su negocio en la Plaza Mayor, curiosamente el mismo número, el 25, que Las 3B.

Desde el principio, incluso antes si cabe, Teodoro tenía claro que se llamaría La Favorita como si de una declaración de principios se tratara. En efecto, había que distinguirse en un Madrid que, por aquel entonces, estaba plagado de comercios de sombreros, por ser el complemento habitual de rigor en los hombres (no como hoy, que aunque va ganando adeptos, sigue siendo de uso menor). El accesorio que no sólo protegía del frío en invierno, de la lluvia en otoño y del sol en verano, sino que también marcaba el estatus del portador, no solo era símbolo de elegancia y educación sino también un arma para la conquista.

Hoy en día, las nuevas generaciones dan más importancia a la estética que a la funcionalidad. Los usos y gustos cambian y la sana costumbre de incluir el sombrero en los outfits diarios se perdió, al parecer por culpa entre otros de John Kennedy. Cuenta la historia que, en los actos oficiales, todos los políticos llevaban el distinguido complemento hasta que el joven presidente americano decidió prescindir de él y la gente de la calle empezó a imitarle.

¿En cuanto a la familia de sombrereros? Lo usan por gusto y para dar ejemplo. Al otro lado del mostrador centenario (el mismo con el que arrancó el negocio Teodoro), permanecen su bisnieta Marta Enguita (a la izquierda en la ilustración), acompañada de su hermano Federico (con barba), su marido Carlos Escobar y su madre María José Iturbe. Juntos, han sabido permanecer (suelo, baldosas, cajas y recuerdos son los mismos de hace un siglo) y adaptarse. Hay sombreros clásicos que sobreviven a modas y años, y otros que arrasan o mueren según las tendencias. Pero ya sea boina, gorra, fedora, canotier, montera, chistera, bombín o tirolés, todos son conocidos por los Enguita.

En su oferta, la manufactura suele ser española. Sus sombreros salen de fábricas de Sevilla, las gorras de Castellón y las boinas de Tolosa. Sólo acuden fuera para el Panamá original, realizado artesanalmente en Ecuador, mediante el trenzado debajo el agua. De la paja de este modelo, a la lana, ante y fieltro, para el invierno y el algodón, lino, seda o incluso papel, para el verano. Son tan variados los materiales como la clientela, que por precavida o presumida, escoge La Favorita para cubrirse: desde los que acuden puntualmente a su cita con el cambio de estación, a jóvenes que tiran de lo tradicional para ser modernos; desde ancianos centenarios que, de punta en blanco, renuevan un complemento indispensable en su vestimenta, a algún que otro turista despistado que compra apurado una visera para aliviarse del sol de justicia de Madrid. Finalmente, los hay también famosos, como el actor Paco Rabal que mencionó el establecimiento en sus memorias y que llevó a su nieto Liberto a la tienda para que se estrenase en el arte de llevar sombrero; e históricos ya que, en la Favorita, aseguran que la gorra que luce el Che Guevara en su foto más famosa salió de sus anaqueles. Según les contaron sus antepasados, fue en el año 59, en una visita junto al Embajador de Cuba y al parecer se llevó unas cuantas que tomó por costumbre lucir al revés.

Y es que el Che no sería el Che sin su boina ni tampoco Humphrey Bogart, Indiana Jones, Freddy Krueger, Charlie Chaplin, Alex DeLarge, Olver Hardy o Sherlock Holmes serían quienes son sin sombrero. Esta prenda dice mucho de nosotros, marca el estilo de la persona que lo lleva e, incluso, puede llegar a convertirse en el centro de todas las miradas, gracias a La Favorita. En una palabra, ¡Chapó!

PD nº1: Tan importante como la elección de este complemento es escoger bien la talla. Sólo un profesional lo sabe hacer con precisión, pero si quieres intentarlo debes medir, con firmeza pero sin apretar, a la altura donde descansa el sombrero, es decir, por encima de las cejas y orejas.

PD nº2: En La Favorita encontrarás piezas desde 3,80 euros a 192 euros, su ejemplar más caro: un Panamá modelo Montecristi que debe su precio a un entramado tan fino que tardan meses en tejer una sola pieza.

(De Lidia Martín, el 11 de abril de 2014)

Referencias útiles:
LA FAVORiTA
Plaza Mayor, 25
28012 Madrid
913 665 877
607 586 589
M Puerta del Sol

Horario:
De Lunes a Viernes: de 9h30 a 13h30 y de 15h a 20h.
Los Sábados: de 9h30 a 13h30.

Para saber más sobre LA FAVORiTA, conéctate a su blog, su tienda online, su Facebook y su Twitter.

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(De Lidia Martín, el 11 de abril de 2014)

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28012 Madrid
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