“Superlativa por naturaleza. Guía profesional de tacones y bastante personaje. Inventé #oídoenmisalón, publiqué #ConDosTacones y aprendo de sexo @ContigoDentro”. Así se autobiografía @Latanace con poco más de 140 caracteres, en la red del pajarito... azul donde es tan activa como directa. La periodista madrileña, “criadita en Getafe hasta los 20”, renunció a la identidad que aparece en su carnet porque “llamándome Celia Blanco, no puedo utilizar mi verdadero nombre en casi ninguna red social sin que muchos crean que soy “la otra”.

   Si, a diferencia de la estrella del porno -sin duda la más popular de nuestro país en los 90-, Cecilia Gessa de nombre real, que revolucionó las hormonas de varias generaciones de españoles a base de jadeos y fluidos; “nuestra” Celia no ha grabado cintas porno, pero sí que ha excitado con su voz gravemente sensual a l@s oyentes de la Cadena Ser en su programa de radio “Contigo Dentro”, durante las noches más calientes del pasado verano; y pone a cien a l@s lector@s de su blog Cuando dejamos de soñar con ser princesas.

   Periodista de formación y por vocación, Celia es morena de rasgos angulosos y alta (“más de lo que me hubiera gustado a los 15 pero menos de lo que me gustaría ahora”), y reconoce que convertirse en locutora y directora en las ondas ha sido una de las mejores cosas que le han pasado en sus más de 20 años de trayectoria profesional (la mayoría de ellos en televisión). La oportunidad le llegó cuando estaba en paro. “Animada por dos de los hombres más importantes de su vida”, escribió el guión del programa de radio de sexo que a ella le hubiera gustado escuchar y lo mandó a La Ser, que decidió hacerle un hueco en su programación nocturna.

   Entonces, con la incredulidad de la sorpresa que da el éxito que no se espera, Celia se calzó un par de tacones que guarda -como se guardan los tesoros y los mejores miedos-, debajo de la cama, y se tiró a la piscina para “disfrutar como nunca haciendo lo que más me gusta y hablando de un tema que me fascina. He aprendido muchísimo de sexo y eso me ha venido fantástico incluso para mis asuntos de cama” nos jura esta sexy feminista (no, no es incompatible), cuyo vestido negro, con escote y abertura lateral, le queda como un guante.

   Su asumidísimo amor por el sexo y su ausencia de pelos en la lengua (y en el resto del cuerpo, por cierto, salvo un triangulito casi simbólico) no solo han inundado de placer las ondas radiofónicas sino también las librerías gracias su libro Con dos Tacones, una serie de relatos sobre las fantasías sexuales de las mujeres que dejaron de soñar con ser princesas. Inspirándose en los testimonios (¿o confesiones?) de muchas de sus amigas, que le contaron “lo que idealizaban como un “buen polvo” (“ése al que recurrían cuando estaban solteras y no tenían ni macho ni hembra que las acompañase”), Celia escribió una fábula con moraleja posmoderna, en la que NO describe sus sueños húmedos ni qué o quién se los provoca, pero destila recuerdos y ecos autobiográficos (“aparecen mis hombres, las casas en las que he vivido, donde veraneo, los garitos que frecuento y hasta algún que otro ex”), en medio de historias y fantasías, al fin y al rabo, perdón, cabo, universales.

   Hoy en día, después de entregarse con pasión al sexo entre sábanas de colores y de darlo todo para plasmarlo en páginas en blanco y negro, Celia terminó vaciándose… durante un ratito... el tiempo necesario para retomar fuerzas y mojarse otra vez. Ahora mismo, Celia está reinventándose de nuevo, calentando motores para sorprendernos con… No lo dice, pero seguro que sea lo que sea, lo hará con un par de tacones.

PD (nº1) musical: Celia -que de haber una guerra, se parapetaría en el Jazz Club del Barrio de las Letras-, sueña con una lista de Spotify en la que guardaría “todas las canciones que tienen que ver conmigo y las que me pasan por la cabeza”. Y, en ella, lo mismo sonaría a toda pastilla Pink Martini como Calamaro o AC/DC versionado (ya que “ellos no quieren estar en la aplicación de moda”).

PD (nº2) indiscreta: Celia huele a ámbar así que sospecha que su sabor “es a madera con resina”.

                                                         (De Noemí Z., el 08 de octubre de 2014)

Referencias útiles:
De momento, podrás seguir los pasos literarios de CELiA BLANCO en su blog Cuando dejamos de soñar con ser princesas; como colaboradora en experiensense.com así como “en varios portales donde escribimos muchos y pasamos muy desapercibidos”; y, por supuesto, en Twitter, bajo el nombre de @Latanace (que se pronuncia “La Tana Cé”), un seudónimo con historia: “En la universidad decían que tenía pinta de italiana, “tana” para los argentinos y en casa de Cé(lia), y como debo de ser de las pocas que ha estado una docena de veces en Italia y jamás ha ligado con un italiano... pues me debían una”.

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