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Mi PETiT BARRiO: SAN GiNÉS

Para poder encontrarse, antes hay que haberse perdido y una buena manera de hacerlo es callejear. Por calles grandes, medianas y por callejones. Uno de mis favoritos es el Pasadizo de San Ginés, situado en pleno centro de Madrid, a poquitos metros de Sol, que limita con la calle Arenal y la Plazuela epónima. A pesar de sus tan solo 60 metros de longitud, el callejón de San Ginés, además de coqueto y acogedor, tiene historia para aburrir y acoge a tres de los negocios más emblemáticos y longevos de la ciudad:

La Librería San Ginés. Haciendo esquina con la calle Arenal y adosada al muro de una Iglesia. Se remonta a principios del siglo XIX cuando debía de ser, tan sólo, un puesto de venta de libros. Es parada obligada para los amantes de las letras y ¡bien merece un texto aparte!

En cuanto a la discoteca Joy Eslava, nació en 1871 bajo el nombre de Salón Eslava, un teatro de dos plantas, platea y principal que, en poco tiempo, se consagró como lugar de referencia de las artes escénicas gracias a sus cualidades acústicas y de distribución. Con el paso de los años (de los siglos, mejor dicho) el teatro se convirtió en discoteca y sala de conciertos.

Finalmente, la Chocolatería de San Ginés se inauguró en 1894, en lo que antes habían sido las dependencias de una hospedería. Y yo debo confesar que entrar en ella es como entrar en casa. Allí me llevó por primera vez mi abuelo para que, una Navidad, descubriese cómo sentaban de bien unos churros recién hechos mojados en chocolate caliente, muy caliente y tan negro como el Rey Baltasar. Allí muchos abuelos, antes que el mío, debieron llevar a sus nietos.
Su público, sin embargo, es variadísimo. En un día cualquiera te puedes encontrar tanto a vecinas del barrio, de esas que se dice que son de ahí “de toda la vida” que, como Mari Carmen, bajan cada día de cada semana de cada mes a tomarse su café con leche (porque en San Ginés ¡no sólo de churros vive el hombre!) y llaman por su nombre al camarero y hasta contestan a la prensa cuando se acerca a hacer alguna pregunta; hasta a grupos de turistas que se sientan en su terraza aunque sea invierno. A esto hay que sumarle, el hecho de que San Ginés cierra a altas horas de la madrugada. Es más, en el pasado, ni siquiera cerraba; por eso, según el periodista Cesar González-Ruano, en los años 20 se le apodaba el “Maxim´s golfo”, porque mientras que los demás cafés de la zona de Sol cerraban a una determinada hora, San Ginés continuaba abierto. Este horario noctámbulo que hoy en día tiene es perfecto para darle cobijo a todos aquellos crápulas de la noche madrileña que (durante años) han apagado las ascuas de la fiesta (muchos de ellos proporcionados por la vecina Joy Eslava) en algunas de sus tazas blancas.

PD nº1: Un poquito de pasado: dicen que durante la II República La Chocolatería se llamó “La Escondida” por su ubicación dentro del callejón.

PD nº2: Un poquito de presente: desde este año los churros y el chocolate de San Ginés calientan y llenan los estómagos de Shanghái. El negocio se plantea para llevar, pero el producto es el mismo. Media docena de churros cuestan 10 yuanes (1,20 euros) y un vaso de chocolate caliente 19 yuanes (2,30 euros). Y, ¡Cuidado! Que ahí no acaba la cosa, el portavoz de la Chocolatería en China avisa de que su intención, a muy corto espacio de tiempo, es abrir 3 chocolaterías más en el país de oriente.

[De Noemí Z., el 12 de diciembre de 2013]

Referencias útiles:
CHOCOLATERíA SAN GiNÉS
Pasadizo de San Ginés, 5
28013 Madrid
913 656 546
M Sol

Horario: las 24 horas del día.

Para seguir los dulces pasos de la CHOCOLATERíA SAN GiNÉS, conéctate a su web, su Facebook y su Twitter.

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