Mesas llenas de estudiantes tomando café y jugando al scrabble, al trivial o al parchís. En un rincón, una camarera, bandeja en mano, explica a una pareja de extranjeros qué ingredientes lleva el cóctel que les está sirviendo, y lo hace con una sonrisa de oreja a oreja. Se trata de Delicias (retratada aquí). Tal es su carisma que hasta tiene su propio Club de Fans en Facebook. En cuanto a su hermano, Pedro (retratado a su lado aquí), propietario del local, no para un minuto, trasteando detrás de la barra. Prepara un mojito, un batido de chocolate y dos cafés a un tiempo, sin prisa pero sin pausa. Hace ya 36 años que abrió el Estar Café, en el corazón del barrio de Malasaña. Llevan tiempo planeando traspasarlo, sin romanticismos, para empezar una nueva vida…

   Pedro y Delicias Sahuquillo son nietos e hijos de hosteleros. Sus abuelos regentaron una posada en Castillejo de Iniesta (Cuenca), a principios del siglo XX, y sus padres se hicieron cargo desde muy jóvenes de un hostal de carretera en el que, según Delicias, sólo paraban turistas de fin de semana y camioneros camino de Valencia. A los 11 años, Pedro ya echaba una mano detrás de la barra. Vino a Madrid a hacer la mili, y después de gastar los pocos ahorros que tenía recorriendo Europa, volvió a Madrid en busca de oportunidades. Se enteró de que se trasladaba un bar en la calle San Vicente Ferrer, y decidió alquilarlo. Ni se lo pensó.

   Era un pub “o como se llama ahora, bar especial, es decir, una cafetería que abre hasta la madrugada”, explica trabajando, sin perder la concentración. Años después se hizo cargo del Elígeme -lo que hoy es el Taboo-, de la cafetería del Teatro María Guerrero, después la del Teatro Español, incluso montó un Cabaret en el Círculo de Bellas Artes. Mientras Pedro observa a su hermana, risueño y pensativo, Delicias presume de haber escuchado cantar en primera fila a Javier Krahe o a Serrat y de haber visto en el Círculo al Ballet Nacional de Cuba. Sin grandes planes de negocio ni estrategia, Pedro llegó a llevar simultáneamente hasta ocho bares y restaurantes madrileños.

   Años después, Delicias emigró a Madrid para trabajar y en la sierra de Guadarrama, conoció a su marido, un guía de montaña, con el que subió todas las cimas de la Península Ibérica. Tuvo una hija a la que dedicó enteritos cuatro años de su vida, “los únicos años que no he trabajado”. Primero, trabajó en un autoservicio que abrieron sus padres en la capital, pero enseguida formó parte del staff del Estar Café para trabajar mano a mano con su hermano Pedro, al que adora. Según ella, es imposible que nada fracase en sus manos: “Mi padre ya era un As de los negocios, y Pedro ha heredado su talento. Es inteligentísimo. Desde pequeño, todo lo que toca lo convierte en oro”, asegura Delicias, que mira a su hermano con verdadera admiración.

   Delicias tiene buenas palabras para todos. Sus clientes son “los mejores de Madrid. Es gente sana, emprendedora, con planes de futuro. Yo me divierto muchísimo trabajando”, asegura risueña. Al Star café va mucho estudiante nacional y extranjero a jugar a las cartas pero también Delicias presume de haber servido a generaciones enteras. Primero, al padre, y después, al hijo, clientes de toda la vida, que la van a echar de menos, porque a los 68 años Delicias ha decidido jubilarse, y su hermano Pedro, traspasar el local.

   Ella para hacer las 200 cosas, que no ha tenido tiempo de hacer trabajando en días de fiesta. Abandonó en cuarto la carrera de Geografía e Historia para ponerse a trabajar, y ahora, quiere aprender. Tomar clases de informática, viajar, dar paseos por la montaña, pero por encima de todo, disfrutar de sus nietos de dos y cuatro años. Y Pedro quiere pasear, pero pasear por los cinco continentes. Viajar a Nueva York, y recorrer Estados Unidos, donde nunca ha estado, sin horarios, a la aventura… Después de tantos años detrás de la barra, Pedro ha llegado a la conclusión de que “nada es tan importante”, aunque Delicias puntualiza diciendo que “no le va a dar tiempo a hacer todo lo que quiere hacer de ahora en adelante”.

   Sus clientes les van a echar de menos, y aunque cueste imaginar a los dos hermanos, que ahora se coordinan a la perfección con solo una mirada, lejos el uno del otro, les deseamos ¡muy buen viaje!

                                           (De Carla Pulín, el 12 de julio de 2015)

Referencias útiles:
ESTAR CAFÉ
Calle de San Vicente Ferrer, 20
28004 Madrid
914 486 087
M Tribunal

Horario (hasta nuevo aviso):
- Los Lunes, Martes y Jueves: desde las 7h de la mañana hasta las 2 h de la madrugada;
- Los Viernes, Sábados y Domingos: de 18h30 hasta las 2h30 de la madrugada.

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