Su secreto está en el “pop”, ese chasquido contundente de una sola nota, que precede al salto. Momento mágico. Metamorfosis de un pequeño grano de maíz, que a modo de crisálida, muta en una bolita irregular y esponjosa, que ha de llevarse a la boca de una pieza, y saborearse una décima de segundo, antes de hincarle el diente. Desde hace semana y media, Madrid cuenta con un establecimiento, donde las palomitas reinan, disfrazadas de sabores nuevos, insólitos y deliciosos. Después de Turín, Piacenza, Roma, Bucarest y Ámsterdam, Fol Gourmet Popcorn es la primera tienda que se abre en España.

   Con ese ruido y el delicioso aroma que solo ellas desprenden, es fácil transmigrar a las butacas de una sala de cine, donde las devoramos como autómatas, sin que interfieran en las emociones que provoca la pantalla. Sin embargo, las palomitas (también llamadas, alborotos, millo, rosetas, gallitos, popcorn, poporochos, pochoclos, pururú, kaku, cancha, perlita, canguil, poropó, cotufas, crispetas, chivitas, cabritas de maíz, pipocas, rosas, roscas, en según que parte del planeta), llegaron antes a este mundo que el cinematógrafo. Se han encontrado restos en tumbas precolombinas, y dicen que, para Colón, en su Descubrimiento, las palomitas se le revelaron como adorno de corpiños y sombreros, confeccionados por los aborígenes.

   En Perú, se degustaban hace 6.700 años, y siguen siendo un apetitoso aperitivo, aunque su origen está en Méjico donde el maíz ya se cultivaba hace 9.000 años. Cuentan que los indios iroqueses, nativos de América del Norte, se las ingeniaron para estallar en maíz, utilizando potes de arcilla y arena muy caliente ya que el secreto está en la temperatura. Hay que dejar que el calor alcance los 180 grados para que el grano se desnude, asfixiarlas hasta que revienten.

   La costumbre de comerlas se extendió cuando el americano Charles Cretor patentó la máquina de cocinarlas en 1885, después de presentarla con éxito en la Exposición Universal de Chicago de 1893. Primero se hicieron populares en las ferias, y luego, se apoderaron de las salas de cine cuando en 1927 el sonido llegó a la gran pantalla, y los cines popularizaron su clientela. En plena Gran Depresión, el celuloide conseguía disolver las tristezas con el pequeño lujo añadido y asequible de distraer los estómagos con las palomitas que se compraban a las puertas de la sala.

   Pero, a partir de la década de los 50, cuando la televisión revolucionó tanto las costumbres como la decoración del salón de las familias norteamericanas, las salas de cines se quedaron vacías y las palomitas sin pretendientes. En 1955, un publicista avispado, llamado Jim Vicary, intentó remediarlo aprovechando el estreno de la adaptación al cine, por Joshua Logan, de “Picnic” (la polémica obra de teatro de William Motter Inge, que ganaría 2 Óscar -a la Mejor Dirección Artística y al Mejor Montaje-, además de 4 nominaciones) para incorporar anuncios subliminales, mediante un revolucionario taquistoscopio. Cada 5 segundos, entre fotogramas y fotogramas, “aparecían” 2 mensajes escritos relámpagos, “¿Tienes hambre? Come pop corn” y “Bebe Coca-Cola”, en relación directa con el picoteo de los actores así como de los espectadores. Pero no cuajó.

   Curiosamente, la primera revolución llegó de la mano del horno de microondas, inventado de casualidad por el ingeniero Percy Spencer. En 1946, mientras estaba realizando pruebas con un magnetrón (un generador de ondas de alta frecuencia) para usarlo como radar, se dio cuenta de que la barra de chocolate que tenía en el bolsillo se derritió en pocos segundos. Curioso por naturaleza, el científico goloso decidió repetir la experiencia con... palomitas de maíz.

   Pero la historia del pop corn no está ni mucho menos cerrada. En 2014, nació Fol -que en la región del Piamonte define a la locura-, un proyecto fruto de la ocurrencia algo disparatada de un grupo de amigos italianos -todos ellos ingenieros- con ganas de cambiar de escenario, que tras un viaje de reencuentro por los Estados Unidos, decidieron reinventar las palomitas, a la manera italiana. Y cuando María José Sevilla (retratada aquí), la otra cara amable de Fol, conoció la tienda turinesa, contactó con los emprendedores para proponerles abrir una tienda en pleno barrio de Chueca, donde la vecindad ya está al tanto de los sabores del extenso catálogo de estas palomitas locas.

   De las palomitas dulces han hecho repostería: sabor a capuccino, chocolate blanco, praliné, chocolate negro con naranja, after8, coco, chocolate blanco con pretzels, o la bautizada como Mezcla Fol, caramelo, más chocolates, blanco y negro. En cuanto a las saladas, no se quedan atrás. Sabor a bacon, crema de queso, chili pepper, paprika, pizza margarita, o recubiertas de crema de salami calabrés.  Así, hasta 20 sabores. 

   Algún otro detalle las hace diferentes. Como lo explica María José, “utilizamos un maíz variedad mushroom, no modificado genéticamente, y se cocinan sin una gota de grasa. Ni mantequilla, ni aceite. Solo aire”. Entonces, ¿por qué detona el maíz? “Por la temperatura y la humedad que lleva dentro. Estas palomitas vienen de Italia. Se hacen en una especie de “secadora gigante”, donde se ha testado la temperatura exacta para que el maíz reaccione. Se criban luego para evitar los granos crudos, feroces contra la dentadura, y se completan de forma artesanal. El chocolate, al queso rallado, el caramelo líquido, o los tomates deshidratados, están hechos a mano”.

   Ahora son “las pepitas de oro del aperitivo”, la “nueva fruta”. Aquellas cosas blancas que llamaron la atención de Cecilia, el personaje de la película de Woody Allen, “La Rosa Púrpura de El Cairo”, al asomarse al patio de butacas, siguen experimentando variaciones. ¡Habrá que probarlas!

PD (nº1): ¡No te pierdas la fiesta de inauguración de FOL, con degustación de todas las variedades de palomitas, hoy, Sábado 05 de diciembre de 2015, de 17h a 21h!

PD (nº2) Sabías que…: Las palomitas son ligeras, entretenidas, deliciosas, y por lo visto, muy sanas. Aportan fibra, vitaminas del complejo B, magnesio y manganeso, además de antioxidantes, y ayudan a reducir el colesterol. Un bol mediano tiene 30 calorías, ¡5 veces menos que la misma cantidad de patatas fritas!

                                       (De Sol Alonso, el 05 de diciembre de 2015)

Referencias útiles:
FOL POPCORN
Calle de Augusto Figueroa, 16
28004 Madrid
910 070 662
M Chueca

Horario:
- De Domingo a Jueves: de 11h a 21h;
- Los Viernes y Sábados: de 12h hasta medianoche.

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