Curiosamente, cuando abrió sus puertas hace 13 años, su emplazamiento era el lugar por excelencia para el negocio hostelero, y tanto los vecinos como la gente de paso pensaban que se trataba del último bar clandestino de moda. Es verdad que, ya entonces, no era un estudio de arquitectura al uso con estrictos ordenadores y mesas de dibujo, sino algo más vivo e interactivo. Charlie Díaz (retratado aquí), el artífice de la reconversión de la carbonería más antigua del castizo barrio de la Latina en una flamante oficina a pie de calle, con vistas a los Jardines del Palacio del Príncipe Anglona, apuntó la anécdota sin saber que, en 2014, decidiría rendir homenaje a sus padres hosteleros, pioneros con algunos de los bares míticos del distrito. ArtQUiTECTURA Studio-Bar es su última obra, un lugar donde calmar el hambre o la sed, y resolver retos de construcción.

   Después de abrir su estudio en 2001, Charlie fue dejando su huella en innumerables viviendas, bares, tiendas y restaurantes, y se hizo experto en tareas que, para el resto de los mortales, son imposibles o auténticos quebraderos de cabeza: desde la búsqueda del espacio al diseño arquitectónico o el interiorismo, pasando por la costosa gestión, los permisos y la obtención de licencias. Fruto de todas estas virtudes y de una sensibilidad especial a la hora de “parir un negocio” desde cero, su renovado local es el vivo ejemplo de que el movimiento se demuestra andando. Más allá de las meras necesidades económicas o espaciales, solo a un arquitecto se le ocurriría pensar en no estorbar al transeúnte, causar el mínimo impacto medioambiental, y lograr la integración del local en su entorno consiguiendo un paralelismo visual con el paisaje que le rodea.

   En el caso de ArtQUITECTURA Studio-Bar, Charlie tuvo que fijarse en el privilegiado Jardín del Príncipe Anglona, que tiene justo enfrente, al que hizo un guiño con una barra que recuerda al revoco de su muro, y unas enredaderas que prolongan su naturaleza. Pero, más allá del primer vistazo, hay otros sentidos que Charlie defiende. La pizarra, por ejemplo, lejos de ser la típica con el menú del día, es un enorme lienzo donde la gente dibuja, los hijos de sus amigos se vuelven locos, los clientes dejan mensajes, su equipo apunta un detalle constructivo, artistas exponen fotos, o un amigo, profesor de la escuela de arquitectura, da clases sobre el Madrid Antiguo.

   Igual que la vida no es estática, los espacios también que ser movibles. Somos donde habitamos y ArtQUITECTURA Studio-Bar va cambiando con sus moradores. Un espíritu mutante que hace que, al jugar con las pequeñas mesas, diseñadas -como no- por Charlie, el espacio se transforma según los antojos y necesidades. Entre semana, puede haber un grupo de estudiantes de arquitectura, que después de dibujar la cercana plaza de La Paja, se toman un café hojeando una revista especializada en una mesa común; una chica Erasmus trabajando con su portátil en una mesa individual; Díaz y su socio Martín citándose con un cliente en una mesa de reunión; o una empresa que reserva todas las mesas para una presentación extramuros. Pero, el sábado por la noche, eso sí, se llenarán de gin tonics y charlas interminables. Como dice Charlie, no hay muchos secretos: todo es un proceso natural. ¿O acaso olvidamos que en casa, cuando nos da la vena, cambiamos los muebles de lugar, y las mesas se usan para comer, estudiar, trabajar, conspirar o ver la vida pasar? Pues, en su Studio-Bar, la escuadra y el cartabón conviven con una conserva de mejillones o uno de sus contundentes bocatas ArtBAÑIL.

   Son los bocadillos de siempre, con un punto gourmet, pero sin pretensiones y mucha honestidad. Es la fórmula de un arquitecto, cansado de las tostas y que cuando alquila una casa por vacaciones, lo primero que busca es el plano -que casi nunca está-, porque a diferencia de las fotos no miente. Las apariencias engañan y en sus bocatas no podía pasar. Las mejores materias primas y cantidades generosas ganan a cualquier presentación que intente hacer olvidar, al menos por un momento, la carencia de contenido. Un buen pan, un buen roastbeef, el consejo de amigos cocineros, mucha imaginación y el toque maestro de Raquel (retratada aquí) -reciclada de la producción audiovisual, el cine y la televisión-, obran el milagro. Para acompañar, combinados, ginebras o cafés de la mano de su coctelera Desi. En definitiva, la carta “art-quitectónica” lo es de menú y de presentación, porque en ella aparecen sus últimas obras gastronómicas y arquitectónicas.

   Charlie está acostumbrado a rascar, a descubrir la esencia, a dejar a la vista las entrañas de locales y casas, las intenciones y las vidas de las personas. Consciente de este striptease arquitectónico, en su Bar, no hay nada sin motivo: tiradores hechos con niveles de obra, un tragaluz rescatado del tejado de una de sus intervenciones, los carteles de entrada a la antigua carbonería convertidos en percheros, un pilar de madera como portalápices, mucho material de derribo reutilizado, recuerdos como un vagón de la Cava del Loco (restaurante de sus padres) o el guiño a su querido hermano Chris (artífice de muchas de las ideas del negocio e inspiración vital de Charlie y que hace poco les dejó), con un saludo en la pared escrito con secciones de vigas.

   Finalmente, el mantel individual que acompaña cada consumición es un plano del centro de Madrid en homenaje a los numerosos turistas que antes entraban en el estudio para preguntar dónde estaba el Palacio Real, la plaza de la Paja o la calle del Toro. Ahora, además de contárselo, Charlie les invita a tomar algo mientras planifican su ruta. De hecho, así llegó su último encargo. Una chica, llena de curiosidad, se paró en la puerta y preguntó: “¿Esto qué es, un bar o un estudio de arquitectura?”. Charlie le contestó: “Entra a tomar un café y te lo explico”. Ahora le están reformando su casa de Malasaña.

PD: Hoy, Viernes 05 de diciembre de 2014, Art-QUiTECTURA inaugura la exposición de fotos "De Madrid a Bilbao", de Iñaki Miramón.

                                       (De Lidia Martín, el 05 de diciembre de 2014)

Referencias útiles:
ArtQUiTECTURA
Costanilla de San Andrés, 4
28005 Madrid
M La Latina

Horarios:
- Studio: de Martes a Viernes, de 12h a 21h;
- Studio + Bar: los Jueves, de 20h hasta la 1h de la madrugada; los Viernes, de 20h hasta las 2h30 de la madrugada; los Sábados, de 17h hasta las 2h30 de la madrugada; y los Domingos, de 13h hasta medianoche.

Para seguir los pasos (re)creativos, gastronómicos y constructivos de ArtQUiTECTURA STUDiO BAR, conéctate a su web y su Facebook.

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