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LA ViLLANA DE VALLEKAS

Su nombre, decidido en asamblea, ya estaba en una comedia del siglo XVII, que firmó Tirso de Molina, y hoy en día, está representada por el dibujo de una joven atrevida y resuelta, que oculta su mirada bajo un antifaz verde, haciendo la señal de la victoria, con los dedos de una mano. “Entre héroes y villanos, preferimos lo segundo”. La Villana de Vallekas, cuya puertas están abiertas de par de par, desde el 05 de abril de 2014, siempre que el tiempo sea clemente, es “un centro social por los derechos de todas”, dice el cartel de la entrada, porque “el género femenino es tan válido, como el masculino para incluirnos a todos. Además, entre el centenar de socios, hay mayoría de mujeres. Va por ellas”, nos comenta un villano satisfecho.

Su carácter corporativo y social impide poner nombre a nuestros interlocutores, en esta charla a varias bandas, acomodados en la barra de su bar La Taberna Errante, un proyecto de autoempleo, que funciona tanto y tan bien, como el resto de las actividades.

La Villana de Vallekas hunde sus raices en la ODS, Oficina de Derechos Sociales de Puente de Vallekas, y otras plataformas con las que siguen colaborando, como es el caso de la Asociación Vecinal Los Pinos o el Centro Social Seco, en cuyo espacio radiofónico “El pasajero Seco” han intervenido dejando claro el parentesco: “Secanas y Villanas, almas hermanas”. Crecen también regando la semilla que se plantó el 15M, y albergan orgullosos a la eficaz, PAH Vallekas, que apenas hace unos días, el pasado 13 de octubre, conseguían que 8 familias sin recursos, ocuparan un bloque de viviendas vacías en el barrio, propiedad del Banco Malo.

En las 2 plantas del edificio villano (casi 100 metros cuadrados cada una), disfrutan de un pedazo de Madrid, muy parecido a un pueblo donde todos los vecinos se llaman por su nombre. No hay cesión alguna. Pagan su alquiler correspondiente, más los gastos de agua y luz, y se ocupan de cualquier reforma desde el primer día: “Preferimos asumir todas las facturas, para trabajar con más estabilidad”. La puesta a punto les llevó año y medio, y la última intervención se centró en la hermosísima azotea, perfecta para fiestas solidarias, y alguna que otra paella gigante, que sufragó los gastos de dentista a un socio con la sonrisa dañada.

En los plenarios de La Villana, hay más que media pensión. Desayuno, chocolate con churros, comida con intercambio de ideas y proyectos, picoteo vespertino, “y como después de hablar, lo que más nos gusta es bailar, acabamos siempre a ritmo de Charleston”. En efecto, la diversión no está reñida con la equidad en las conciencias. Al parecer, el bailoteo triunfa en el centro. Casi 60 danzarines, disfrutan con El Swing del K, y aprenden la cultura aledaña, del cabaret a las big bands. Hace nada, comenzaron a enseñar también ritmos latinos.

Las clases de español para extranjeros nunca están vacías. 42 nacionalidades conviven en el distrito, con mayoría china, árabe y subsahariana. Mujeres con pañuelo a la cabeza escogen libremente si compartir aula con hombres (muchas lo hacen sin problema), o prefieren horarios matutinos, más fáciles de conciliar con su trabajo en casa, más si tienen hijos, “como hace cualquier madre occidental”. Tampoco faltan clases de árabe; un taller de costura tradicional senegalesa, llamado Proyecto Wantay; Cantos y Cantares, gorgoritos en fase de afinación para formar un coro; una tienda de intercambio de ropa y complementos; teatro social; préstamos de libros; y el taller Amores (y desamores) en los movimientos sociales, el espacio donde compartir, reflexionar y resolver los malestares cotidianos.

Antes de instalarse en su actual ubicación, los socios de La Villana de Vallekas ayudaron a crear La Despensa Solidaria, gestionada por más de 60 familias, que hace acopio de alimentos una vez a la semana. Su récord está en los 100 kilos de materiales comestibles en un día, puestos a disposición de las neveras más deshabitadas. Eficaz y emocionante ha sido y es el grupo Yo sí, Sanidad Universal, que acompaña a extranjeros sin tarjeta sanitaria, con problemas de salud. Los eventos de @Cies No Madrid, contra los centros de internamiento de extranjeros, o los ciclos de cine de Ferrocarril Clandestino contra las fronteras que más que separar, nos atraviesan.

¿Para ser socio? Basta con aportar una cuota (mínimo 5 euros al mes); detestar la homofobia, el racismo y el machismo; amar la música, y bailar sin propinar pisotones. El lema de Swing del Kas, escrito en las paredes, dice así: “Bailemos hasta que todo se arregle”. ¿Quién se apunta?

(De Sol Alonso, el 22 de octubre de 2015)

Referencias útiles:
LA ViLLANA DE VALLEKAS
Calle Montseny, 35
28038 Madrid
644 882 198
M Puente de Vallecas / Nueva Numancia

Horario:
- De Lunes a Viernes: de 19h a 23h;
- Los Sábados: de 12h a 15h y de 19h a 23h.

Para seguir los pasos comprometidos y (re)creativos de LA ViLLANA DE VALLEKAS, conéctate a su web, su Facebook y su Twitter.

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(De Sol Alonso, el 22 de octubre de 2015)

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LA ViLLANA DE VALLEKAS
Calle Montseny, 35
28038 Madrid
644 882 198
M Puente de Vallecas / Nueva Numancia

Horario:
- De Lunes a Viernes: de 19h a 23h;
- Los Sábados: de 12h a 15h y de 19h a 23h.

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