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CRÓNiCA SENTiMENTAL DE ANONYMOUS

Desde 2006, el nombre de Anonymous circula por la red para designar a todos los usuarios que publican imágenes y comentarios en internet sin dejar rastro ni rostro. Al origen de este fenómeno sin fronteras cibernéticas ni lingüísticas, se encuentra el “imageboard” (tablón de imágenes) 4chan.org, creado en 2003 por el joven Christopher Poole, más conocido como Moot, para publicar imágenes y discutir sobre manga y anime (dibujos animados japoneses). Al no tener que registrarse para participar a los foros del entonces quinceañero de Nueva York, sus usuarios empezaron a publicar imágenes, mensajes ilustrados e infografías humorísticas, de forma anónima, convirtiendo rápidamente el nuevo espacio virtual en una plataforma de libre expresión más humorística que reivindicativa.

Pero, a partir de 2006, varios usuarios de 4chan comenzaron a utilizar la plataforma de entretenimiento para proponer acciones de protesta en contra de la censura ejercida por determinadas organizaciones o empresas, con el “I did it for the lulz” como leitmotiv. El “lulz” -que se podría traducir por “humor corrosivo (hasta de mal gusto)”- consiste en lanzar asaltos informáticos en forma de bromas ilustradas cibernéticas, según pautas que siguen vigentes hoy en día: las “rules of the internet”, inspiradas en las de la película de David Fincher, “Fight Club” (1. Nadie habla sobre el Club de la Lucha; 2. Ningún miembro habla sobre el Club de la Lucha, etc.), que cuenta la historia de una especie de secta secreta cuyos miembros transparentes para la sociedad llevan a cabo acciones contra el capital.

Hoy en día, los Anonymous se han democratizado e internacionalizado, pero no politizado. El movimiento, vinculado a las nuevas tecnologías, cree en el poder de la imagen para defender la libertad de expresión y de información en la red. Comparables a altermundialistas virtuales, son también hacktivistas, perdón, activistas reales, que intervienen cada vez que consideren que la libertad de expresión ha sido atacada. El verdadero acto fundador del movimiento en EE.UU. es sin lugar a dudas el ataque masivo contra la cienciología en 2008 y, al nivel mundial, su posicionamiento en contra del cierre de WikiLeaks a finales de diciembre de 2010.

Poco después, con Occupy Wall Street, en septiembre de 2011, miles de Anonymous decidieron tomar la plaza para denunciar los abusos del capitalismo financiero. Pero esta vez, no lucharon detrás de la pantalla de su ordenador sino detrás de la máscara del conspirador católico inglés Guy Fawkes, (al origen de la Conspiración de la pólvora en 1605 contra el rey Jacobo I y su familia), utilizada también por el protagonista del cómic de culto de Alan Moore y David Lloyd, titulado V de Vendetta (1982), que consigue derrumbar al sistema dictatorial establecido en Inglaterra, tras una guerra mundial, con la ayuda inesperada de la población enmascarada.

Si la curiosidad mató al gato, seguro que es porque lo que descubrió valía la pena, entonces ¿quién se esconde detrás de la máscara? ¿Robines de los bosques de la libertad de expresión por la red o piratas cibernéticos en busca de reconocimiento? Según los periodistas galos Frédéric Bardeau y Nicolas Danet, que publicaron un ensayo sobre el fenómeno en 2011, los Anonymous son geeks, hackers, bromistas, militantes de los derechos humanos, simpatizantes, indignados y meros usuarios, que comparten enlaces en su Facebook o en su blog. Para resumir, los Anonymous no son ni piratas ni un partido político ni una ONG para hablar en términos conocidos. Entre los hackers confirmados y los turistas cibernéticos, hay un amplio abanico de perfiles, que componen esta red anónima y que están dispuestos a actuar o no en función de las ideas defendidas en un momento dado.

Sin líder declarado pero moviéndose al mismo tiempo como bancos de peces hacia la misma dirección y en función de las acciones llevadas a cabo, parece que, visto desde fuera, los Anonymous no tienen lógica interna, y sin embargo, es todo lo contrario. El modus operandi suele seguir siempre las mismas pautas: una acción empieza por un vídeo o/y discusiones en un “chan”. Si el tema interesa y moviliza, se abre un “Pad” (un tipo de documento Google al que se puede acceder si se conoce el enlace), y empieza la partida proselitista y publicista hasta que una masa crítica suficiente se reúna para programar la acción real.

Entre sus numerosos ataques para el cambio y en defensa de nuestra libertad de expresión, destacan la ayuda técnica a los internautas de Túnez, Siria y luego Egipcio por parte de Telecomix, una termonix digital de la censura, durante “La Primavera de las Naciones” en el mundo árabe; la reacción masiva de los Anonymous frente al cierre del portal de MegaUpload por el FBI, a principios de 2012, que paralizó centenares de sitios web durante varios días; la “Operación Vaticano” en 2013 para dar caza a sus dirigentes corruptos que traicionan los principios que predican; la “Operación Death Eaters”, a finales de 2014, para atacar las redes de pedofilia internacional; y la última en curso, en respuesta a los atentados en París del pasado viernes 13 de noviembre de 2015, la “Operación ISIS” y “OpParis”, que además de llevar a cabo una serie de ataques cibernéticos con el Estado Islámico, propone 3 manuales dirigidos “a todos los que quieran iniciarse en el mundo de la piratería” (la guía para Dummies (“Noob Guide”) incluye nociones básicas para el aprendizaje de HTLM y Python y saber proteger su anonimato; la “Guía del reportero” (“Guide Report”) explica “cómo iniciar un bot contra una cuenta de Twitter”; y la “Guía de buscador” (“Searcher Guide”) proporciona herramientas “para ayudar a aquellos que buscan identificar los sitios web relacionados con ISIS”).

Una vez más, se verifica el lema Anonymous: “Knowledge is free. We are Anonymous. We are Legion. We do not forgive. We do not forget. Expect us!” (“El conocimiento es libre. Somos Anónimos. Somos Legión. No perdonamos. No olvidamos. ¡Esperadnos!”); porque, después de “pienso luego existo”, toca “me indigno luego... actúo”.

Referencias útiles:
Para seguir los pasos cibernéticos de ANONYMOUS, conéctate a su web, su Facebook y su Twitter.

Fuentes “anónimas”:
- V de Vendetta, de Alan Moore;
- ¡Indignaos! Un alegato contra la indiferencia y a favor de la insurrección pacífica, de Stéphane Hessel, Barcelona, Editorial Destino (Planeta), 2011 [2010 en francés];
- Anonymous: pirates informatiques ou altermondialistes numériques?, de Frédéric Bardeau y Nicolas Danet, con ilustraciones de Martin Wolf, París, FYP Editions, 2011 [únicamente en francés, de momento].

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Referencias útiles:
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