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LA iNQUiLiNA

Quince años cumple el amplísimo local de una antigua tienda de muebles, medio escondido en un entrante de la empinada y popular calle Ave María. Una década y media después, si por fuera La Inquilina sigue con la misma fachada color vino, impasible ante la metamorfosis permanente del barrio de Lavapiés que lo acoge, por dentro “cambiar el mundo” es su lema; y su acertado logotipo, un rostro demediado por un pelo negro que ejerce de cortina, dejando al descubierto un ojo izquierdo atentísimo y unos sugerentes labios, parece a punto de contar la historia de su dueño, Miguel Ángel Domínguez (en la ilustración), nacido, criado y hasta hace poco, vecino de este barrio tan multicolor, donde hasta la extraña calma es agitada.

Miguel Ángel regentaba una peluquería, en la vecina calle de El Olivar. Durante seis años, cortó cabellos por el día, y agitó cocteleras al ponerse el sol, hasta que un buen día la vida familiar le reclamó más tiempo y menos asfalto. Los cambios, siempre a favor, le salvaron del pluriempleo y de las inclemencias de un barrio bullicioso, que siempre trasnocha. Ahora vive en el campo, y viaja cada día hasta La Inquilina, que es a la vez taberna, bar de copas, restaurante, barra con aperitivos (tapas en cazuelitas a 1 euro) y variedad de cervezas, incluyendo las ecológicas; sala de exposiciones, vinoteca, coctelería, y escenario para conciertos, espectáculos, mercadillos artesanos y talleres.

El Local tiene 3 amplias estancias de altos techos, firmemente apoyados en preciosas columnas de hierro fundido. Enormes ventanales, curvas, pasillos, y algún que otro escondite. La tercera de las salas, con un aforo de 36 personas, aloja un escenario perfecto para programar microteatro, monólogos, performances, danza, música en directo, presentaciones de libros, proyecciones o recitales de poesía.

El nombre del negocio se les ocurrió en el crítico momento de las obras, durante esos meses infernales, en los que los vecinos se convierten en “hombres que son lobos para el hombre”, y hay que contemporizar por la cuenta que les trae a los recién llegados. “Colocamos un cartel, avisando de las obras a la comunidad, por aquello de las molestias, firmado “El Inquilino”. El concepto de taberna, lo feminizó, y como lo decoramos con maletas recogidas de los contenedores, nos acabó gustando el concepto de transitoriedad”, recuerda Miguel Ángel.

“Queremos marcar la diferencia con las actividades culturales, y un trato más personalizado hacia nuestros clientes. Nos definimos como “espacio creativo”, dentro de una línea muy ecléctica, dónde la decoración, de todo menos minimalista, tampoco se ajusta a un patrón concreto. Las lámparas, los apliques, y algunos otros adornos, proceden de la época dorada de los contenedores de Lavapiés, cuando, con un paseo, renovabas tu hogar”, termina Miguel Ángel.

¿Alguna otra filosofía? “Intuición, energía, mucha ilusión, y siempre ganas de crear”.

PD: ¡No te pierdas:
(1) Hoy, Sábado 21 de febrero (de 2015), de 16h a 20h, el taller de collage Evasión, y Victoria. Poema, papel y tijera, a cargo del colectivo Proyecto Genoma Poético (también en Facebook y Twitter). Precio: 7 euros (materiales incluidos + caña con tapa);

(2) La expo de collages de Agust'n hasta el 28 de febrero de 2015. Entrada libre;

(3) El Viernes 27 de febrero de 2015, a las 20h, habrá el concierto del grupo flamenco Zarzamora Blues. Precio: 8 euros.

(4) El Domingo 08 de marzo de 2015, de 13h a 21h, el Handmade Market, el mercadillo de diseñadores independientes de La Inquilina.

(De Sol Alonso, el 21 de febrero de 2015)

Referencias útiles:
LA iNQUiLiNA
Calle del Ave María, 39
28012 Madrid
914 682 533
M Lavapiés

Horario:
- De Martes a Jueves: de 19h hasta las 2h30 de la madrugada;
- Los Viernes: de 19h hasta las 3h de la madrugada;
- Los Sábados y Domingos: de 13h hasta las 2h30 de la madrugada.

Para seguir los pasos (re)creativos de LA iNQUiLiNA, conéctate a su web, su Facebook y su Twitter.

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