Metamorfosis: Del griego “metamorphosis”. Transformación de algo en otra cosa. Cambio que experimentan muchos animales durante su desarrollo, y que se manifiesta no solo en la variación de forma, sino también en las funciones y en el género de vida.

   Hasta el próximo 11 de enero, la práctica totalidad de los espacios expositivos de La Casa Encendida acoge la más perturbadora, inquietante y maravillosa muestra nunca vista en el edificio cultural de la Fundación Obra Social y Monte de Piedad de Madrid. La fantástica recopilación, comisariada por Carolina López Caballero, incluye películas, marionetas, cuadros, fotografías, grabados y libros, toda una suerte de loco imaginario con el que sumergirnos de lleno y sin bombona de oxígeno en las obras del director ruso Starewitch, del polifacético poeta checo Švankmajer y de los animadores americanos Stephen y Timothy Quay. Pero ¿quiénes son estos cuatro artistas realmente poco conocidos por el gran público pero tremendamente influyentes en la obra de otros tantos, mucho más mainstream y famosos, como Tim Burton o Terry Gilliam.

Ladislas Starewitch
   Antes que cineasta y animador, Ladislas Starewitch (1882-1965) fue antropólogo, naturista y entomólogo, y se nota. Comenzó su andadura en la creación de películas de animación de casualidad (si existe) cuando dirigía el Museo de Historia Natural de Kaunas, en Lituania. Un día, intentó grabar la pelea real entre dos ciervos voladores, pero las condiciones de luz, que no eran apropiadas, y la reacción, ante los potentes focos, de los nobles insectos nocturnos, que se quedaron dormidos en lugar de lidiar, le impidieron inmortalizar la anhelada contienda. Entonces, Ladislas decidió recrear la escena con muñecos y con la técnica de stop-motion, y en 1910, filmó Lucanus Cervu, la primera película de animación de la historia. Fascinado con el resultado, el científico consagró su vida a los insectos y el cine.

   Si en la actualidad el visionado de la obra de Starewitch, inicialmente dirigida para niños, con recreaciones de situaciones imaginarias con marionetas y algunos bichos muertos, puede resultar un tanto siniestro a la vez que humorístico y magnético, es la parte más amable de toda la muestra. En efecto, el bosque, ese espacio en el que todo puede pasar, donde mejor convive el mundo de la imaginación y de la fantasía, donde los animales cobran vida con cuerpos humanos, es el escenario de una obra, que no resulta violenta sino amable y graciosa. La tradición gogoliana, el humor absurdo y el surrealismo están muy presentes y, pese a lo tosco de los muñecos, es una sala tierna que podrá despertar la curiosidad y más de una sonrisa en los niños.

Jan Švankmajer
   Para entender la obra del reconocidísimo artista checo, Jan Švankmajer (1934), quizá sirva de ayuda conocer la historia su largometraje Otesánek (2000). Un matrimonio desea con todas sus fuerzas tener un hijo, pero no puede. Ante la desesperación de la mujer, el hombre decide cortar un pedazo de madera del jardín -con sus raíces y todo-, y tallarle un poco para darle forma de niño. Resignada, la mujer acepta el tarugo de madera, quien milagrosamente cobra vida. La historia mantiene un clima asfixiante, desesperante y perverso ante la obsesión de la madre por hacer de ese hijo un ser normal a los ojos de todo el mundo, y no el monstruo que realmente es.

   En las películas del maestro -que se nutre de la infancia, el erotismo y los sueños-, reina un clima de pesadilla. Cuando no son protagonizadas exclusivamente por objetos a los que dota singularmente de vida, los actores de carne y hueso que aparecen suelen ser planos y manieristas. Y, aunque la infancia está presente, la obra de Švankmajer no es ni amable ni condescendiente, todo lo contrario, es brutal, perturbadora y claustrofóbica. De hecho, las salas destinadas a la obra de Švankmajer son, de lejos, las más inquietantes. En ellas, encontramos esculturas de seres metamorfoseados, escenarios con demonios, máquinas y objetos de sus películas con un fuerte carácter sexual, proyecciones de su peculiar adaptación de “Alicia en el País de las Maravillas” y de “Otesánek” -entre otras-, objetos raros de inspiración africana...

   La muestra de Svankmajer se presenta como un gabinete de maravillas en el que contrasta su luminosidad frente a la forma de exponer a los otros tres artistas, cuyas salas están casi a oscuras, siendo esta, paradójicamente, la que puede dar más miedo. “El arte destinado a los niños no existe” decía el artista. “La infancia constituye una de las fuentes fundamentales de la creación auténtica. Manifiestamente porque durante la infancia estamos dominados por el principio del placer, contrariamente a lo que ocurre en el mundo adulto dominado por el principio de la realidad”.

Hermanos Quay
   Los gemelos Stephen y Timothy Quay (1979), aun siendo americanos de nacimiento, viven desde hace 30 años en Inglaterra, donde han realizado la mayor parte de su obra, tremendamente influenciada por la escena cultural  centroeuropea,  donde Švankmajer tiene un lugar principal. A diferencia del inquietante artista checo que utiliza lo fantástico para dudar de la realidad, los hermanos Quay (retratados aquí) utilizan lo marginal para recrear todas sus fábulas e historias. Los mundos en los que se mueven sus personajes parecen salidos de una película de terror aunque sus protagonistas no se ven malvados sino desdichados y sensibles.

   Las dos salas que contienen su obra giran, por un lado, en torno al bosque, pero mucho más terrorífico que el de Starewitch; y por otro, a las escenas de sus “Dormitorium”, cautivadores dioramas, en las que unos personajes a los que les suele faltar alguna parte del cuerpo, y que tienen expresiones grotescas, con caras que parecen máscaras, se muestran en sus pequeños y siniestros habitáculos con aires industriales y fantasiosos. A algunos de ellos, podemos acercarnos a través de una lupa, perdiendo la perspectiva y los ángulos del espacio, resultando mucho más expresionistas, poéticas y oscuras.

   Si en algo coinciden los cuatro artistas es en la concepción de la niñez que no es un lugar apacible y amable como habitualmente se suele recrear. La infancia es un momento en el que lo perverso y lo ingenuo conviven y se muestran juntos. Dice Švankmajer que es “en los abismos de la infancia de donde provienen los tesoros más valiosos”. La exposición de La Casa Encendida es un viaje por las obsesiones de la niñez, que se puede emprender con nuestros hijos, teniendo muy claro que no es una exposición sobre marionetas arcaicas, que no va de autómatas más o menos raritos ni de unas cuantas películas antiguas. Metamorfosis es una muestra llena de fuerza y brutalmente intimidadora, con imágenes duras y escenas salidas de la más oscura pesadilla, pero a la vez cargada de la belleza de lo marginal, de lo contracultural y subversivo.

PD (nº1) biográfica: Starevitch fue un personaje de relevancia social en Rusia, donde era un habitual de bailes y recepciones y sus complicadas películas sobre insectos gozaron de la admiración del Zar. Una vez en el exilio en Francia (después de la Revolución de Febrero), Hollywood intentó persuadirle para que trabajara con ellos, pero él siempre se negó. Prefirió la precariedad y mantener un reducido equipo de trabajo, formado por su mujer y sus dos hijas, para no tener que enfrentarse a censuras y perder su independencia creativa.

PD (nº2): Según Terry Gilliam, “La Voix du Rossignol” -que realizó Starewitch en 1923- es una de las 10 mejores películas de animación de todos los tiempos, junto a “Street of Crocodiles” (1984) de los hermanos Quay.

PD (nº3): La última película de Švankmajer, “Surviving Life”, data de 2010 y, según el propio artista, es probablemente la última que haga. En ella, el universo onírico del autor sigue estando muy presente.

                                  (De María Glück, el 04 de diciembre de 2014)

Referencias útiles:
METAMORFOSiS

¿CUÁNDO? De Lunes a Domingo, de 10h a 21h45, hasta el Domingo 11 de enero de 2015.

¿QUÉ? Durante el tiempo que dure la exposición, La Casa Encendida ha programado sesiones de cine, talleres y conferencias en torno a este tema. Para no perderte nada, consulta la Programación.

¿DÓNDE? En La Casa Encendida
Ronda de Valencia, 2
28012 Madrid
902 430 322

Para saberlo todo sobre la muestra METAMOFOSiS, conéctate a la web de LA CASA ENCENDiDA (también en Facebook y Twitter).

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