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LA FíDULA
DE LOS NiETOS DEL TANO

Año 1978. Estrenamos Constitución, Carmen Conde llega a la Real Academia Española de la Lengua, Eric Clapton actúa en Madrid, la película “Grease” revienta las taquillas, y en una antigua tienda de ultramarinos de la calle Huertas, aparece La Fídula, un local de copas, nacido para cultivar la música en directo, especialmente esas canciones cargadas de mensajes por la libertad y contra la reciente dictadura franquista, que se llamó y se llama, canción de autor.

La ocurrencia fue de 4 estudiantes de sociología, aficionados a la buena cerveza, el café irlandés y algún otro pequeño gran detalle que hiciera de La Fídula un sitio peculiar. Así, mientras cuenta la leyenda que en su cueva se encontraban de forma semiclandestina, esos nuevos políticos socialistas que venían del sur, en la sala principal sillas y mesas hacían hueco a un piano, que se empleó a fondo primero con la música clásica, más tarde el jazz, los ritmos brasileños, la poesía, algo de cabaré, música medieval y personajes tan variados como el mago Juan Tamariz, El Gran Wyoming -antes de ser una estrella de la televisión- o Paco Clavel. Compitiendo y resistiendo el embate colorista de la inminente Movida Madrileña, divertida e insomne, original y un poquito más descerebrada.

Casi 40 años después de aquel certero estreno, el tiempo ha ido dejando más rastro por dentro que por fuera del local. Daniela Riso y Dani Fernán, una comunicadora social y un músico, se hacen llamar Los nietos del Tano, apellido actual de La Fídula, que con la venta del edificio entero a una compañía inmobiliaria, temió por su destino hasta ser rescatado en 2013 por esta pareja osada (en la ilustración).

Pero ¿quién es El Tano? No lejos de La Fídula, hubo un lugar llamado, La Recova, donde los noctívagos acudían para saciar con deliciosa pasta y pizza, el apetito voraz de quien trasnocha sin haber cenado suficiente. El Tano era su dueño, y allí hicieron pandilla un divertido grupo de agitadores del ocio, del que Daniela y Dani forman parte: “Nuestra Fídula es también un homenaje al Tano, por lo que tiene que ver con nuestra decisión de quedarnos con el local”.

Obras que nunca terminan, descabelladas inversiones, medición de ruidos, normas, insonorización, muchas horas de trabajo, y sobre todo, el deseo de que tantas canciones oídas no se pierdan en la memoria de los tiempos, son los mimbres del proyecto: “Es uno de los pocos locales con licencia para actuaciones. No podía convertirse en otro chino típico del barrio. Claro que las normas y la tranquilidad de los vecinos nos obligan a ceñirnos a la poesía y la canción de autor, dejando de programar jazz. Y hay clientes antiguos que lo añoran”, según Daniela, que destaca la cantidad de músicos independientes que agradecen la disponibilidad de un escenario donde asomarse y estrenar sus creaciones.

Defienden al cantautor de la carga de prejuicios que le adjudican: “Qué si aburrido, qué si depresivo, qué si agobiado… Puro desconocimiento, porque Dylan es un cantautor, y lo mismo un músico que se dedique, como yo, al flamencopunkprotesta”, puntualiza Dani.

Hiperactividad. Rozalén, Patricia Lázaro, Rocío Ramos, Pedro Pastor, Alicia Ramos, El Kanka, un programa de radio cada lunes, autoedición musical que solo se vende allí, y mucho más, siempre con la ayuda de los amigos. El saber musical de Fernando G. Lucini, o las fotografías de Javier Jimeno Maté, autor de los retratos de un original calendario 2016, donde los artistas habituales de la Fídula, aparecen desnudos, “porque un cantautor en un escenario es un ser desnudo, igual que las canciones. La Fídula quiere ser refugio y hogar de cuerpos y almas enamoradas de la canción”.

¡Qué no pare la música! ¡Qué canten los poetas!

(De Sol Alonso, el 05 de septiembre de 2016)

Referencias útiles:
LA FíDULA (ver la ilustración)
Calle de Las Huertas, 57
28014 Madrid
910 186 170
M Antón Martín

Horario:
- De Domingo a Jueves: de 19h hasta las 3h de la madrugada;
- Los Viernes y Sábados: de 19h hasta las 3h30 de la madrugada.

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