Son muchas las voces apocalípticas que afirman que la aparición de internet ha matado a la música. Sin embargo, la música sigue existiendo y goza de muy buena salud, de la misma forma que existió durante siglos, antes de que pudiera ser registrada y conservada en un soporte físico.

   Aunque la música grabada es un fenómeno que apenas tiene un siglo y, por tanto, es tan solo una parte minúscula de la Historia de la música, su evolución es lo suficientemente interesante como para que la Fundación Telefónica le haya dedicado una exposición. Con el título de “1, 2, 3… ¡Grabando!”, la muestra repasa la historia del soporte sonoro desde la invención del primer aparato para registrar sonidos hasta las últimas tecnologías. Todo ello, a través de piezas originales, proyecciones y aparatos interactivos, que explican procesos como el de grabación y mezcla de una canción, y permiten al visitante imitar la labor de un productor discográfico. Pero, antes de visitarla, ¡no te pierdas (Mi Petit) Diccionario sonoro.

ARCHiVO DiGiTAL La música, habitualmente relacionada con la física y la electricidad, se adentró a finales del siglo XX en el campo de la informática, e incorporó el lenguaje de los unos y los ceros para codificar la señal acústica que, posteriormente, es reconvertida por el lector en señal eléctrica analógica. Los primeros soportes digitales de música fueron el LaserDisc, el cedé, el DAT y el MiniDisc. A medida que avanzaron las conexiones informáticas e internet, la música fue abandonando el soporte físico como se entendía tradicionalmente y lo sustituyó por el archivo digital. Aunque estos archivos pueden tener diferentes extensiones, como .wav o quicktime, el más popular es el MP3, una extensión que comprime la señal de audio y elimina aquellas frecuencias que no suelen ser percibidas por el oído humano, lo que facilita su transmisión por la red, pero reduce la calidad de la grabación.

BEETHOVEN A la hora de determinar cuál debía ser el diámetro del Compact Disc, la compañía Sony decidió que fueran 12 centímetros... por la sencilla razón que eran las dimensiones mínimas necesarias para que cupiera en un CD la “Novena Sinfonía” de Beethoven, la pieza favorita de Norio Ohga, presidente de la compañía japonesa.

CASETE En 1963, la empresa Philips desarrolló un sistema de grabación y reproducción para uso doméstico, que resultaba más cómodo que los aparatos de bobina abierta, comercializados hasta entonces. El acierto empresarial de Philips consistió en que, en lugar de reservarse la patente, la liberó para que cualquier marca pudiera desarrollar ese nuevo sistema. En muy poco tiempo, el casete  (ver la ilustración) se popularizó en todo el mundo y se convirtió para muchas personas en el soporte ideal por cuestiones de economía, comodidad y espacio. Además, a diferencia del vinilo (consultar la letra V), el casete permitía al usuario grabar y regrabar tantas veces como se quisiera.

DiSCO COMPACTO En junio de 1980 Sony y Philips presentaron el primer disco compacto -una evolución del LaserDisc- que utilizaba tecnología digital. El nuevo soporte prometía una duración mucho mayor que la del disco de vinilo y una calidad de sonido superior, razones más que suficientes para justificar su elevado precio de venta al público. La realidad, sin embargo, fue que el CD se deterioraba igual que cualquier otro soporte, que el rango dinámico de sonido era menor que el del LP y que era mucho más barato de producir que un disco de vinilo o una casete. La mala gestión de ese nuevo formato por parte de la industria musical acabó volviéndose en su contra cuando se lanzaron las grabadoras de CD para ámbito domestico. Mientras que la grabación de un disco en una cinta de casete suponía una notable pérdida de calidad, la copia de un CD era un clon exacto del original, lo que provocó que surgiera un mercado pirata de discos a precios mucho más bajos que los oficiales. Los millones obtenidos en un primer momento gracias al CD, se esfumaron poco a poco, provocando una crisis en la industria musical que se agravaría con la aparición de las descargas de archivos digitales de música, gracias a la mejora en las conexiones de internet.

EDiSON Thomas Alva Edison (1847-1931) fue un inventor norteamericano que desarrolló algunos de los dispositivos y sistemas sobre los que se asienta la tecnología actual. Autodidacta, registró más de 1.000 patentes, entre las que se encuentran varias relativas a la telefonía con hilos, la reproducción y grabación sonora, el cine o la electricidad. En 1877, inventó el fonógrafo, aparato que permitía registrar sonido y reproducirlo. El fonógrafo era una evolución de otra creación suya, el tinfoil, llamado así por registrar el sonido en una lámina de hojalata. En un primer momento, el fonógrafo fue concebido para registrar las declaraciones de los procesados en los juicios o para dejar para la posteridad las palabras y discursos de los próceres norteamericanos. Sin embargo, pronto se descubrió que también podría tener un uso lúdico. Tras ser mejorado por los laboratorios Volta con la incorporación del cilindro de cera como soporte, comenzaron a comercializarse grabaciones de música, poesía o humor para disfrutar tranquilamente en la paz del hogar. Comenzaba así la industria musical como la conocemos hoy en día.

FONOAUTÓGRAFO Admirado por cómo la fotografía era capaz de plasmar sobre un papel las imágenes, el francés Édouard-Léon Scott de Martinville (1817-1879) pensó, a finales del siglo XX, que se podrían plasmar las ondas sonoras en un soporte. Para ello diseñó el fonoautógrafo, un aparato basado en el funcionamiento del oído humano, que recogía el sonido que hacía vibrar un diafragma, que accionaba un punzón de cerda de jabalí, el cual marcaba la onda sonora en un papel ahumado. Según Martinville, cualquiera que viera el dibujo sería capaz de interpretar de qué sonido se trataba, de la misma manera que ocurre cuando se lee un texto escrito. Como era de esperar, eso fue imposible y solo se ha podido saber qué había grabado Martinville hasta hace bien poco, cuando una universidad norteamericana digitalizó el gráfico de la onda y lo pudo recrear. Entre otras cosas, obtuvo canciones, recitados de textos o frases. En la actualidad, apenas se conservan un par de fonoautógrafos originales, razón por la cual se ha construido uno nuevo para la exposición de Fundación Telefónica siguiendo los planos de la patente registrada.

GRAMÓFONO En 1887, Emile Berliner (1851-1929) patentó el gramófono (ver la ilustración). Basado en el mecanismo del fonógrafo de Edison, la novedad implementada por Berliner fue que el registro y la reproducción no se hacía en un cilindro, sino en un disco que era más fácil de almacenar. El gramófono, a diferencia del fonógrafo, solo permitía reproducir sonido, no grabarlo. Una pega que no fue excesivamente traumática para los usuarios, que valoraron más la facilidad de uso y su precio, considerablemente menor. A la vista de su invención y para satisfacer la demanda de nuevas grabaciones, en 1896, Berliner fundó su propia compañía musical, la Berliner Gramophone Company, que durante finales del siglo XIX grabaría a las más importantes figuras de la época. A principios del XX, Eldridge R. Johnson, colaborador de Berliner, mejoró el invento de su jefe añadiendo al gramófono un motor que aseguraba una velocidad constante en la reproducción.

HERMANOS PiZARRO (LOS) Los Hermanos Pizarro son la última generación de una familia vinculada estrechamente con el mundo de la música terrícola del siglo XX. Desde el torreón de la calle Londres en el que habitan, comparten todos los sábados por la noche con los oyentes de Radio 3 la herencia que sus padres les legaron: miles de placas de 78 revoluciones por minuto con jitazos de jazz, swing, country&western, porro colombiano, cumbia, blues, calypso y otros sonidos añejos. Después de casi cinco años en antena en la sintonía de la radio pública, sus Melodías Pizarras han demostrado al mundo con creces que “lo antiguo es mejor… ¡y más divertido!”.

iPOD En 2001 vio la luz el primer iPod, un reproductor de audio digital creado por la marca Apple. El iPod, del que había diferentes modelos con diferentes prestaciones y capacidades de almacenaje, se utilizaba (o se utiliza) con el software de iTunes, programa que sirve para organizar la música dentro del dispositivo y comprar a través de internet música y películas. Además de audio o vídeo, el iPod permite guardar archivos convencionales como cualquier otro disco duro externo.

JUVENTUD Hay autores que consideran que el concepto de “juventud” es un invento relativamente reciente. Hasta después de la Segunda Guerra Mundial, la pronta incorporación al mundo laboral, los matrimonios y las obligaciones familiares hacían que el paso de la infancia a la madurez apenas dejase tiempo para disfrutar de esa fase intermedia. La recuperación económica de los años 50 permitió que los jóvenes dispusieran de dinero para ocio y, en consecuencia, que aparecieran mil y una industrias deseosas de que se lo gastaran. Algunas de ellas fueron el cine, la moda, la prensa y, por supuesto, la música. Los jóvenes han sido durante décadas los destinatarios del grueso de la producción musical que se producía en el mundo, hasta el punto de crearse grupos expresamente dirigidos a los adolescentes. Este potencial económico tal vez explique por qué la juventud cada día dura más.

KARAOKE Si no hubiera sido por Edison, Martinville, Volta, Bell y otros inventores, no habrían existido los karaokes. Procedentes de Japón, los karaokes son locales en los que los clientes cantan sobre una pista pregrabada, mientras siguen la letra de la canción en una pantalla en la que se suceden vídeos que, aunque estén rodados hace tres meses, parecen hechos en los años 80. Después de popularizarse en salas nocturnas, los fabricantes de videojuegos han comercializado versiones domésticas de karaoke para poder ponerse en evidencia sin necesidad de salir de casa.

LÁSER DiSC Sistema anterior al disco compacto, que también utilizaba tecnología láser para la lectura y grabación del contenido en el soporte. Su tamaño era semejante al del LP y, como sucede con este, también estaba impreso por ambas caras. Esto provocaba que hubiera que dar la vuelta al disco para poder continuar con el visionado o la escucha de películas u óperas, algunas de las cuales se presentaban en dos y tres discos. Su comercialización para el ámbito doméstico comenzó a mediados de los años 80, pero no logró una excesiva popularidad debido a su alto coste y su incomodidad, algo que pronto fue solucionado, primero por el CD y posteriormente por el DVD y el BlueRay.

MiCRÓFONO Según el productor Paco Trinidad, el micrófono es el “traductor” de la voz en impulsos eléctricos. Su aparición permitió que ya no fuese necesario que los cantantes tuvieran potentes pulmones para producir el sonido necesario para impresionar el disco. A partir de entonces, cantantes con voces delicadas y dulces como Frank Sinatra o Bing Crosby pudieron cantar casi susurrando. Como todos los avances en el campo sonoro, lo que empezó siendo un aparato estándar, que se utilizaba para todas las ocasiones, comenzó a especializarse y, en la actualidad, hay micrófonos de todo tipo: para grabar voz, para guitarras, para baterías, para ambiente, para locutar… hasta para obtener confesiones de criminales como en “The Wire” o en la trama Gürtel...

NAZiS Durante el Tercer Reich, la compañía AEG desarrolló un invento que revolucionaría la grabación musical: la cinta magnética. Este ingenio permitió que la propaganda nazi retransmitiera a cualquier hora del día programas, mensajes e incluso música, con el consiguiente asombro de los aliados que, si querían hacer lo mismo, debían emitir esos mismos contenidos en directo. Al finalizar la guerra, el ejército norteamericano descubrió los grabadores y reproductores alemanes, copio su diseño y los mejoró. A diferencia de otros soportes, la cinta magnética permitía cortar las partes defectuosas de la grabación y empalmarlas con las que sí valían o realizar grabaciones multipista. Esto suponía que en una misma cinta se podía grabar, sin borrar lo anterior, nuevas capas de sonido que, posteriormente, eran reproducidas a la vez. La cinta magnética fue el primer paso para desarrollar el proceso de grabación moderno, que permitió hitos de la música popular como el Pet Sounds de Beach Boys.

ORGANiLLO El organillo, junto con las pianolas, es una forma primitiva y analógica de reproducción sonora. Una serie de rollos con incisiones o protuberancias, accionan los macillos del organillo o el piano, haciendo que suenen las diferentes melodías. En el fondo, el mecanismo del organillo es muy semejante al de una caja de música, pero en tamaño gigante y, además, típico de Madrid.

PORTABiLiDAD La evolución de los reproductores de música no ha estado marcada precisamente por la calidad del sonido, sino por la portabilidad. Desde que aparecieron los primeros aparatos y hasta llegar al MP3, el objetivo de los desarrolladores ha sido hacer cada vez más sencillo el llevar la música allá donde se vaya. Aunque nadie duda de que es más cómodo llevar un iPod que un tocadiscos, lo cierto es que los matices y el rango dinámico del vinilo, la cinta magnética e incluso los discos de pizarra a 78 rpm, es mayor que el de los de los archivos digitales.

QUADRAFÓNiCO El sonido quadrafónico fue un sistema de audio lanzado a principios de los años 70, que canalizaba la señal a través de cuatro altavoces. Una especie de sistema 5.1 primitivo,  que intentaba generar una sensación envolvente. Aunque las compañías llegaron a lanzar discos superventas con este sistema (como el “Bitches Brew” de Miles Davis, “Abraxas” de Santana, el “imagine” de John Lennon o “Bridge Over Troubled Waters” de Simon & Garfunkel), lo cierto es que la cosa no acabó de cuajar.

RADiO La radio supuso un importante avance en la reproducción sonora. Por primera vez ya no era necesario estar presente en el lugar donde se ejecutaba la pieza musical, el discurso o la obra teatral. Gracias a la radiodifusión, el sonido se transmitía a través de la ondas uniendo pueblos, ciudades e incluso países. Hasta la aparición de la cinta magnetofónica, todas las emisiones radiofónicas debían realizarse en directo. De esta forma, si se quería que una orquesta interpretara música de madrugada, todos los músicos debían estar en el estudio a esa hora, con la evidente incomodidad y costes que conllevaba.

SUPERVENTAS Una vez que los fabricantes de discos y aparatos de reproducción sonora se dieron cuenta de que el negocio estaba en la venta de discos, su principal preocupación fue conseguir encontrar la canción que vendiera millones. El primer superventas de la historia de la música fue Enrico Caruso. El tenor italiano grabó más de 250 discos de los cuales vendió millones de unidades en todo el mundo, siendo el primer artista en alcanzar la cifra del millón de unidades vendidas. Aunque por las fotos no lo parezca, Caruso es el precursor del fenómeno fan que posteriormente continuarían Elvis, The Beatles, Take That o New Kids on the Block.

TOCADiSCOS El tocadiscos para vinilos de microsurco (ver la ilustración) ha sido durante décadas el reproductor musical por excelencia, con permiso del casete. Además de los aparatos domésticos en forma de elegantes muebles de madera, los sofisticados aparatos de alta fidelidad y los pick ups, perfectos para llevar de picnic, la industria fabricó otros artefactos como los “comediscos” -pequeños reproductores para escuchar singles de 45 revoluciones por minuto que podían llevarse colgados como si fueran un bolso– o los tocadiscos para automóvil, como el que lleva Vitorio Gassman en “La Escapada”, de Dino Risi, para escuchar los discos de Domenico Modugno. En los últimos años, el auge del soporte vinilo ha vuelto a poner de actualidad estos aparatos que, en plena era digital, están viviendo una segunda época de esplendor.

URDU El urdu es una de las lenguas que se hablan en Pakistán e India. También es uno de los idiomas en los que están grabados los mensajes que se incluyeron en los Discos de Oro de las naves Voyager. Estas sondas espaciales, lanzadas en 1977 y que tardarán 40.000 años en alcanzar la estrella más cercana a nuestro sistema solar, llevan en su interior un disco de microsurco fabricado en oro. En ellos se grabaron saludos, músicas y sonidos procedentes de la Tierra con la esperanza de que, si son encontrados por otras civilizaciones, puedan saber cómo es o era la vida en el planeta azul. El proyecto fue una iniciativa de Carl Sagan, desarrollado por la NASA y apoyado por Naciones Unidas. Entre las canciones que se incluyeron en ellos se encuentran “Johnny B. Goode”, de Chuck Berry, un Concierto de Brandeburgo de Bach o el blues “Dark Was the Night, Cold Was the Ground”, de Blind Willie Johnson. Carl Sagan quiso incluir también “Here Comes the Sun”, de The Beatles, pero la compañía discográfica EMi se negó por temas de derechos.

ViNiLO Se acostumbra a denominar con el nombre de vinilo a los discos de microsurco a 33 o 45 revoluciones por minuto que suelen estar fabricados con ese tipo de derivado del plástico. Su aparición a finales de los años 40 supuso toda una revolución porque eran más resistentes que los quebradizos discos de pizarra y tenían una duración mayor que estos. Mientras que un disco de pizarra a 78 rpm podía contener alrededor de tres minutos de música, el microsurco a 45 rpm doblaba esa duración y el de 33 rpm llegaba hasta los 30 minutos. El vinilo (ver la ilustración) ha sido el soporte musical más importante hasta la aparición del CD y, tras unos años en el olvido, ha resurgido con fuerza por nostalgia, por sus portadas de mayor tamaño y por su calidad de sonido, superior a la del CD y el MP3.

WALKMAN La década de los 80 no podría entenderse sin el Walkman (ver la ilustración). Lanzado en 1979 por la compañía Sony, permitía llevar la música a cualquier parte de forma cómoda gracias a la reproducción de cintas de casete. Aunque su coste era muy elevado y la escucha individual -dado que se hacía con auriculares-, el éxito de ventas de este dispositivo fue espectacular en todo el mundo. Cuando la cinta de casete fue superada por otros soportes sonoros, como el CD o el Mini-Disc, también surgieron reproductores que mantenían la filosofía de portabilidad del walkman, como el Discman o el reproductor de Mini-Disc. En 2014, Sony cesó definitivamente la fabricación del Walkman.

X Hasta la aparición de los soportes digitales, la grabación de música en el entorno doméstico se tenía que hacer a tiempo real. Las grabadoras cedé permitieron hacer grabaciones al doble de velocidad, seleccionando la opción x2, e incluso 4, 8 o 16 veces más rápido, con las opciones x4, x8 y x16. Eso sí, a mayor velocidad, más posibilidades de que la grabación se abortase a la mitad o fallase a la hora de reproducirla.

YALTA Aunque la industria musical se decantó por lo lúdico en lugar de por lo histórico, los hechos trascendentes del siglo XX fueron documentados y registrados a través del cine, la radio o los discos. Entre ellos, la Conferencia de Yalta que en 1945 reunió a los máximos mandatarios de la URSS, Gran Bretaña y Estados Unidos en la ciudad de Crimea para establecer los acuerdos posteriores a la Segunda Guerra Mundial.

ZÚÑiGA Cristina Zúñiga (retratada aquí) es la comisaria de “1, 2, 3… ¡Grabando!”, la exposición sobre la historia del registro musical que se puede ver en la sede de Fundación Telefónica. Según la propia Zúñiga, la muestra aborda “el encuentro feliz de la música con la tecnología a mediados del siglo XIX y de cómo eso cambió la manera de crear, de escuchar, de sentir y de compartir la música”. Un trabajo que ha llevado más de dos años de documentación, localización de las piezas, gestión de los préstamos y desarrollo del diseño expositivo. Todo ello con la intención de que “un visitante pueda explicarle al amigo que le acompaña una de las funciones más originales del boli BiC delante de una casete o un padre rememore ante su hija lo que sintió al escuchar el primer vinilo que compró cuando tenía su edad”.

                                      (De Eduardo Bravo, el 17 de enero de 2017)

Referencias útiles:
1, 2, 3... ¡GRABANDO!

¿CUÁNDO? De Lunes a Domingo, de 10h a 20h, hasta el Domingo 22 de enero de 2017.

¿QUÉ? ¡Últimos días de la exposición “1, 2, 3… ¡Grabando!”, “organizada en torno a 3 grandes áreas de acuerdo a la evolución cronológica de los dispositivos y los soportes (Orígenes, entre 1857 y las primeras décadas del siglo XX; Revolución sonora, de los años 30 a los 90 del pasado siglo; y, por último, Suena en digital, del 2000 hasta nuestros días).

¿DÓNDE? En el Espacio Fundación Telefónica (en la ilustración)
Calle de Fuencarral, 3
28004 Madrid
915 808 700
M Gran Vía

¿CUÁNTO? Entrada gratuita.

Para saber más de la muestra, conéctate a la web del ESPACiO FUNDACiÓN TELEFÓNiCA (también en Facebook y Twitter).

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