Pasó de ser una completa desconocida a imponerse con fuerza en los últimos años. Después de años de magníficos resultados en los países vecinos, más acostumbrados a probar técnicas que mejoran el equilibrio entre el Cuerpo y la Mente, la práctica de la denominada conciencia plena por fin llega a la Villa. Pero ¿en qué consiste realmente el mindfulness?

   Corrían los años 70 cuando el biólogo molecular, profesor emérito de medicina de la Universidad de Massachusetts y budista convencido, Jon Kabat Zinn (1944), ¿inspirándose en el Siddharta (1922), de Herman Hesse, El Camino del Zen (1958), de Alan Watts, y El Aquí y Ahora (1971), de Baba Ram Dass?, desarrolló un programa enfocado en la interacciones mente-cuerpo para reducir el estrés en pacientes con dolores crónicos. Fusionó los resultados obtenidos con los de otros estudios sobre el celebro y el sistema inmunitario, y sacó asombrosas conclusiones sobre los efectos de la meditación en el sistema nervioso central. Fue entonces cuando Kabat Zinn empezó a utilizar el término “mindfulness”, traducido por “atención / conciencia plena” en español, para designar su método de trabajo, que se puso en práctica, a partir de los 80, en diversas instituciones hospitalarias, centros de salud mental y consultas psicológicas y/o psiquiátricas, sin saber nadie que, con el tiempo, se utilizaría también en el universo empresarial y en centros educativos.

   Hoy en día, la práctica del Mindfulness corresponde a “un conjunto de técnicas orientadas a regular nuestra atención, amplificar la conciencia -tanto sensorial como psicoafectiva- y mejorar la manera de relacionarnos con aquello que nos hace más conscientes”, según la psicóloga y psicoterapeuta, Violeta Alcocer (retratada aquí), que dirige desde hace dos años la escuela infantil MindfulKids, alojada en Habitar el Tiempo, uno de los centros más importantes de Mindfulness de Madrid. Pero, a diferencia de las técnicas “tradicionales” de meditación, el Mindfulness se aleja de las prácticas espirituales para centrarse en conseguir cambios neurológicos estables en el tiempo, y su práctica no nos obliga a estar quieto, sentado o en silencio, ya que se puede practicar en cualquier situación vital.

   Por ejemplo, en el caso de los niños de hoy en día, bombardeados de estímulos externos, que afrontan la multitarea a diario y a los que les es especialmente complicado pensar por sí mismos y tomar decisiones conscientes, el mindfulness les ayuda a regular la atención y a relacionarse con sus experiencias de manera más eficaz, al estimular el florecimiento de sus habilidades vitales básicas como base para el asentamiento de cualquier aprendizaje. De hecho, los beneficios de la práctica de la conciencia plena en los niños son tan evidentes que Violeta ha tenido que multiplicar el número de sus talleres de mindfulness para responder al interés tanto de los padres como de los colegios.

   Sin embargo, Violeta Alcocer, que tiene claro que el entorno ideal para introducir la práctica del mindfulness entre niños y adolescentes son las aulas, no duda en señalar los principales errores en los que no se debe caer. En primer lugar, el Mindfulness no es una herramienta disciplinaria para controlar a los niños, para que “presten más atención en clase”, sino que ayuda a los niños a tomar conciencia de dónde están y de dónde quieren estar en cada momento, “lo que implica que si un niño quiere prestar atención a lo que dice el maestro/a, lo hará, pero si prefiere centrarse en los sonidos del patio y lo hace de manera voluntaria y consciente, también lo hará”. En segundo lugar, si las personas encargadas de implementar el mindfulness en las aulas no practican la meditación, será muy difícil conseguir que los niños lo hagan: “Es imposible ayudar a los niños a regular su sistema nervioso si el nuestro no está regulado mediante una práctica diaria y un compromiso personal con la meditación”.

   Pese a las inevitables dificultades que pudieran surgir, especialmente en los inicios de su puesta en marcha, la psicóloga madrileña considera una buenísima noticia que el mindfulness empiece, por fin, a formar parte de la vida de nuestros jóvenes: “Estoy convencida de que en pocos años habrá maestros y maestras muy bien formados y de que alcanzaremos el nivel de nuestros vecinos”. En países como EE.UU., Holanda o Australia, el gobierno pretende incluirlo en el currículo escolar para 2020, y en España, el gobierno de Canarias ha sido pionero en implantar una asignatura obligatoria, llamada Educación Emocional, que habla “algo” de mindfulness en su plan de estudios. En Madrid ya está presente en algunos colegios privados y en otros públicos se están realizando talleres específicos.

   Aunque todavía queda mucho por hacer, como bien dijo el poeta Antonio Machado (budista sin saberlo), “caminante, no hay camino, se hace camino al andar”.

                                          (De María Glück, el 27 de septiembre de 2016)

Referencias útiles:
Para seguir los pasos meditados de ViOLETA ALCOCER y de su escuela MiNDFULKiDS conéctate a la web de HABiTAR EL TiEMPO (también en Facebook).

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