Flaco, místico, compulsivo, tímido, curioso, huidizo, bromista, bohemio, apasionado de los gatos y de las alturas, Antonio Vega (en la ilustración), que quería escalar y ser piloto, estudió los astros y arquitectura, pero solo conseguiría tocar el cielo el día que subió por primera vez a un escenario. Hoy, Martes 12 de mayo de 2015, se cumplen 6 años de su muerte, y su voz sigue sonando en la Villa, y sobre todo, en el barrio de Malasaña. Petit Ruta por el Madrid de un poeta que hizo canciones.

1º PARADA: El Liceo Francés (ver la ilustración)
   Antonio Vega Tallés nació un frío invierno de 1957. Fue el cuarto hijo de un reconocido traumatólogo madrileño, y de su mujer Mari Luz, y rodeado de otros 6 hermanos y su querida tata, en una familia acomodada y numerosa, se crió un genio que -según cuentan- tenía un cociente intelectual similar al de Einstein, y que gracias a su empeño, conseguía todo lo que se proponía. Salto de longitud, taekwondo, alpinismo, música… no importaba qué, los retos eran su mejor adrenalina.

   Pero hubo algo que, desde pequeño, le hizo elevarse como nunca. Con apenas 10 añitos, Vega seguía a través de la cerradura las clases de guitarra de sus hermanos mayores, a las que él, por vergüenza, se negaba a asistir. Y ahí, al otro lado de la puerta, empezó a soñar con tocar ese instrumento y sacar de él la más bella de las canciones.

   Como chico bien, estudió en el prestigioso Liceo Francés, y fue ahí donde empezó todo. Su primo y compañero de colegio, Nacho García Vega, formó junto a Carlos Brooking el grupo UHU Helicopter, inspirado en Jefferson Airplane y con clara influencia de Bowie, Elvis Costello o Talking Heads. Y como a Antonio -4 años mayor que Nacho- le daba también al rock más progresivo, de vez en cuando se dejaba caer en los ensayos. En 1975, los chicos siguieron con la música, mientras Antonio, con el bachillerato acabado, empezó a pulular por varias carreras como arquitectura, sociología o físicas… e incluso intentó ser piloto de aviones sin conseguir centrarse. La guitarra podía con todo.

2ª PARADA: El Penta (en la ilustración) y La Movida
   En 1977 Vega viajó a Valencia para hacer la mili, y en la playa de Malvarrosa, dicen que remató una canción que haría historia, un tema que con el tiempo el músico llegó a aborrecer, pero que una vez reconciliado, le supuso la mitad del total de sus derechos de autor. Su letra y melodía se convirtieron en el himno de toda una generación y del cambio brutal, que sufrió la sociedad española en los años de la Transición, cuando la dictadura dio pasó a la libertad, que tomó forma en la Movida madrileña. Aquella ebullición (contra)cultural abarrotó algunos barrios, como el de Malasaña, de jóvenes con ganas de comerse el mundo, y precisamente, uno los locales de la zona que más frecuentó Antonio por esa época. El Pentagrama es hoy leyenda gracias a su mención en “La Chica de ayer”, uno de los mejores temas del pop-rock español.

   En 1978, con los deberes patrióticos cumplidos, el músico cuyas composiciones aún guardaban (cierto) silencio, y que sólo algunos privilegiados podían escuchar, regresó a Madrid, y se unió al proyecto de su primo, bautizado Nacha Pop (una broma en torno al mote de Nacho que ya no tendría marcha atrás). Aquella banda era una formación bicéfala, con 2 grandes compositores y 2 personalidades muy diferentes, que se dejaban notar en las canciones: optimista (Nacho) e intimista (Antonio).

3º PARADA: La Sala El Sol (en la ilustración)
   Uno de los locales donde tocaron fue en El Sol. En pleno centro de Madrid, aquel espacio que nació por capricho de Antonio Gastón -un arquitecto apasionado de la música-, se inauguró precisamente con un concierto de Nacha Pop. Fueron los primeros en subirse a un escenario, que a punto está de cumplir 40 años y que a pesar de todo sigue vivo. Poco después, el grupo se vio teloneando a los británicos Siouxie and the Banshees, en el Teatro Barceló (que acogía la ya extinta sala Pachá), y a su gran sorpresa, el público se sabía la letra de algunas de sus canciones aún inéditas. No sabían que sus maquetas sonaban sin parar en Onda 2, la emisora que hizo despegar una tímida nueva ola que arrasaría como Movida.

   Y en septiembre de 1980, abrieron el concierto de los mismísimos Ramones con su punk rock neoyorkino, en la Plaza de Toros de Vista Alegre. Algo nuevo estaba pasando, y ya su primer álbum, “Nacha Pop” (1980), producido por Teddy Bautista, advertía de lo alto que querían llegar, y sobre todo, ser escuchados, con esta recomendación: “Este LP debe ser reproducido a niveles perjudiciales para el oído”. Su segundo trabajo, “Buena disposición” (1982), confirmó lo que muchos ya habían intuido.

   No hubo concierto importante de los 80 en la que no estuviera Nacha Pop. Desde el homenaje celebrado en la Escuela de Caminos a Canito (José Enrique Cano, batería de Tos, que murió en 1979 en un accidente de tráfico), un evento considerado como el arranque de la Movida; a la presentación oficial de otro de los grupos míticos, Paraíso (el primero abiertamente pop del momento), en el Teatro Martín en el que también tocaron Tos (embrión de Los Secretos) y Alaska y los Pegamoides; pasando por el Concierto de Primavera de la Escuela de Arquitectura, que reunió en mayo de 1981 a más de 15.000 personas en un festival non stop de 8 horas de duración, en el que también sonaron Los Secretos, Rubi y los Casinos o Mamá.

   Sin embargo, Nacha Pop nunca fue un fenómeno de masas. Los chicos se dedicaban más a tocar y componer que a dejarse ver, y muchos piensan que esto les dejó en un discreto segundo plano. De hecho, el disco de oro les llegó con “Nacha Pop. 1980-1988”, el álbum doble que recogía el concierto de despedida en 1988, que celebraron en la discoteca Jácara. Su separación sorprendió a casi todos. El grupo tiraba, y no había noticias de conflictos insalvables en la formación. Simplemente sus dos cabezas pensantes eran demasiado curiosas para no seguir explorando, cada una a su manera, porque ya había pasado casi una década, 5 discos, cientos de conciertos, y unas letras que cada vez más desenterraban el alma del poeta Antonio Vega.

4ª PARADA: La Sala Clamores (en la ilustración) y Galileo (en la ilustración)
   Sus versos eran perfectos, matemáticos, y no era de extrañar, el músico adoraba la física, el cosmos, la ciencia. Prefería un manual de cualquiera de estas materias a una novela recomendada. Siempre confesó que la música le llegaba sola, pero que las letras eran su quebradero de cabeza, y no paraba hasta lograr que los sentimientos tuvieran la forma más precisa y bella. Afortunadamente, Antonio Vega encontró en Teresa Lloret (en la ilustración), la persona con quien compartir toda esta intimidad durante 18 años de vida y muerte.

   En 1989 Antonio Vega se casó con su chica de toda la vida, y 2 años después, en el 91 publicó su primer disco en solitario “No me iré mañana”, una declaración de intenciones en la que sacó todo lo que se había guardado. Ella fue testigo de la batalla del cantautor con su gran enemigo, el que le debilitó, marcó su imagen, y forjó una leyenda de músico maldito de la que le costó desprenderse. Vega era curioso, compulsivo y arrollador, y con la misma pasión con la que se entregaba a la música se entregó a la heroína. Se enamoró de ella a finales de los 70, siendo un veinteañero, y ya no logró desengancharse. “Lucha de gigantes” (“El momento”. Nacha Pop .1987) narra este enfrentamiento diario.

   Su carrera en solitario tuvo esta doble compañía, pero Teresa, cansada de “una vida de Camel Trophy”, como ella misma la denominó, consiguió desengancharse de ambos y huyó. Dicen que siempre la echó de menos, pero volvió a apasionarse, compulsivamente, como un niño, en 1998, con una chica de la discográfica con la que el músico grababa “Anatomía de una ola” que se convirtió durante 7 años en su musa, compañera y ángel de la guarda que lejos de salvarlo, se fue antes que él. Margarita del Río murió en 2004 de una encefalitis bacteriana y el dolor del cantante se transformó en “3.000 noches con Marga” (2005), su último trabajo de estudio, y el único que consiguió rescatarle de esta pérdida.

   De los grandes conciertos y las grandes salas, el músico regresó a los pequeños bolos, y a locales más acogedores, como la Sala Clamores o Galileo, como un cantautor ajeno a los homenajes y las antologías, que la discográfica se empeñaba en publicar en un adiós tan rentable como precipitado. Durante un tiempo y casi mes a mes, Antonio Vega repartió su ahora mucho más calmado cosmos por estos locales de noche y neón.

5ª PARADA: La SGAE (en la ilustración)
   Con la muerte de Marga, Vega se encerró en su soledad. No pudo superar tantas pérdidas, y a pesar de seguir adelante subiéndose al escenario, a pesar de dar la cara, siempre escondida bajo el pelo, una mirada al suelo, o una pose esquiva, cantó e interpretó como nunca. Hasta poco antes de morir, el músico estuvo trabajando en un disco en directo, mientras planeaba otra gira pequeña por teatros del país.

   El 12 de mayo de 2009, con 51 años, un cáncer de pulmón se lo llevó. Antes de ser incinerado en el Cementerio de la Almudena, su capilla ardiente fue instalada en la SGAE, a la que pertenecía desde 1980. Junto a él, 3 de sus guitarras. Por allí pasaron a decirle adiós compañeros, músicos y fans, pero nadie se atrevió a romper el silencio con ellas. Lo hicieron 1 año después en el Palacio de los Deportes de Madrid con un concierto homenaje, organizado por su hermano Carlos Vega y su primo Nacho García Vega, que lograron atraer a más de 10.000 asistentes y a artistas como Miguel Ríos, Rosario Flores, Coque Malla, Enrique Morente, Ketama, Cómplices o Manolo García.

6ª PARADA: La Plaza de Antonio Vega (en la ilustración)
   Apenas 2 años después de su muerte, el 23 de marzo de 2011, una plazuela del barrio, que le acompañó en su ascenso, el mismo al que de vez en cuando acudía en su declive, recibió el nombre de Antonio Vega. Su nuevo rincón, entre la Corredera Alta de San Pablo y las calles Velarde y Fuencarral, guarda las 1000 historias del paso del poeta camino del bar Penta, o de su querida Vía Láctea (en la ilustración), un local de nombre perfecto para un apasionado de las estrellas y los planetas, donde podía soñar con ese cielo que tanto adoraba, con subir a lo más alto, mientras las letras de sus canciones golpeaban su cabeza a cada paso, mirando al suelo, pensando en sus cosas.

PD: Hoy, Martes 12 de mayo de 2015, Radio 3 le rinde homenaje a Antonio Vega invitando a sus fans a grabar temas suyos y a subirlos a YouTube con el #unadecimadesegundo, o a mandarlo a hoyempiezatodo@rtve.es. En esta propuesta, ya han participado artistas como Santi Balmes (Love of Lesbian), Gonçal Planas (Mi Capitán), Miguel Campello, Mikel (Izal) o Juan Aguirre (Amaral), entre otros.

                                       (De Lidia Martín, el 12 de mayo de 2015)

Referencias útiles:
RUTA POR EL MADRiD DE ANTONiO VEGA

(1) Lycée Français de Madrid (también en Facebook)
Plaza del Liceo, 1
28043 Madrid
917 489 490
M Esperanza

(2) El Penta (también en Facebook y Twitter)
Calle de la Palma, 4
28004 Madrid
914 478 460
M Tribunal
Horario: de Lunes a Domingo, de 21h a 3h30.
PD: Hoy, Martes 12 de mayo de 2015, de 23h hasta medianoche, homenaje especial “Antonio en el recuerdo”.

(3) La Vía Láctea (en Facebook)
Calle de Velarde, 18
28004 Madrid
914 467 581
M Tribunal
Horario: de Lunes a Domingo, de 19h30 hasta las 3h de la madrugada.

(4) Sala Sol (también en Facebook y Twitter)
Calle de los Jardines, 3
28013 Madrid
915 326 490
M Gran Vía
Horario:
- De Martes a Sábado: desde medianoche hasta las 05h30.
- Conciertos a partir de las 22h.

(5) Discoteca Teatro Barceló (también en Facebook y Twitter)
Calle de Barceló, 11
28004 Madrid
M Tribunal
914 470 128
Horario:
- Los Miércoles y Jueves: desde medianoche hasta las 5h30 de la mañana;
- Los Viernes: desde medianoche hasta las 6h30 de la mañana;
- Los Sábados: desde medianoche hasta las 6h de la mañana.

(6) Sala Clamores (también en Facebook y Twitter)
Calle de Alburquerque, 14
28010 Madrid
914 457 938
M Bilbao
Horario:
- De domingo a jueves: de 18h30 hasta las 2h de la madrugada.
- Los Viernes y los Sábados: de 18h30 hasta las 5h30 de la mañana.

(7) Sala Galileo (también en Facebook y Twitter)
Calle de Galileo, 100
28015 Madrid
915 347 557
M Islas Filipinas
Horario: de Lunes a Domingo, de 17h hasta las 2h de la madrugada.

(8) SGAE (también en Facebook y Twitter)
En el Palacio de Longoria
Calle de Fernando VI, 4
28004 Madrid
913 499 550
M Alonso Martínez / Chueca

(9) Plazuela de Antonio Vega
28004 Madrid
M Tribunal

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