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Mi PETiT VERANO (nº20):
VIII CABARET FLOTANTE

En mayo de 2010, dos locos de la música, Pía Tedesco y Raúl Márquez (retratado aquí), cansados de ver cómo cortaban sus alas en más de un espectáculo, decidieron lanzarse a las calles cargados con su ukelele y su violín para cantar al que por allí pasara y disfrutar de un buen rato. Aquel espectáculo improvisado en el embarcadero de la Casa de Campo (ver la ilustración) fue el germen de una de las citas más divertidas y frescas para recibir el verano en la capital, un encuentro popular, familiar, gratuito, multidisciplinar y en directo que cumple ya su octava edición, convirtiendo un año más el Lago de la Villa en un enjambre de banjos, contrabajos, clarinetes, tubas, trompetas y cientos de corsés para celebrar la fiesta menos encorsetada de la historia musical. Crónica Sentimental del Cabaret (Flotante).

Recuerda Pía que su primer contacto con el cabaret fue con apenas 3 años, gracias a su padre que tocaba el piano sin parar y a su madre que veía películas musicales, primero las de los años 40 de Hollywood y después las de la época dorada del tango, un baile que Tedesco -como buena argentina- sabe que arrancó en los prostíbulos y luego pasó a los cabarets. Y así, rodeada de láminas de Toulouse-Lautrec, con la voz de Édith Piaf sonando sin parar en casa y el recuerdo de caer rendida a las tantas de la madrugada escuchando jazz en directo como el miembro más joven -de sólo 6 años- del Hot Club de Buenos Aires, Pía no tuvo elección: lo suyo era el cabaret.

Después de estudiar canto, solfeo y piano, la actriz se rindió ante un género del que asegura, es la rama más compleja y completa del teatro, una interacción musical directa con el público que tira de provocación y sensualidad, no sólo en la imagen, sino también en un contenido que toca lo ideológico, lo social, lo político o lo metafísico con la misma soltura y genialidad. Y esta es la parte que según Pía más se olvida, pues cuenta que al nombrar la palabra “cabaret” a todos se nos viene a la cabeza el Moulin Rouge del barrio rojo parisino, que se inauguró en 1889 siguiendo la estela de Le Chat Noir (1881), el primero en estar en boca de todos. Pero más allá de inspirar decenas de películas, libros, obras de teatro, y por supuesto, otros locales del género, el auténtico cabaret, que en su origen significa taberna en francés-, va mucho más allá.

El Cabaret nació por pura necesidad a mediados del siglo XIX, cuando las gentes de la calle, tocadas por el sufrimiento del ciclo revolucionario, vieron en la música y el baile el mejor antídoto para el olvido. En efecto, con la Belle Époque los espectáculos musicales se habían quedado cortos para los más contestatarios, que soñando con disfrutar del cancán sin censuras y de paso revolver conciencias, montaron clubes privados en los que saltarse las reglas y sumar a la diversión no sólo humor, política, erotismo, bellas mujeres, extravagancia o atrevimiento, sino también un mensaje que hiciera pensar al público e incluso midiera el pulso de la sociedad. Había nacido un nuevo género, el cabaret, que para muchos era la mejor fiesta del mundo.

De los primeros espectáculos con todo faldas a lo loco, travestis y contenido picarón, el cabaret fue evolucionando y mezclando géneros, desde el music hall inglés a la parodia del burlesque americano pasando por la revista española que acababa de nacer de una forma no tan glamurosa (cuentan que perdimos la virginidad cabaretera a finales del XIX con un espectáculo híbrido de tablao flamenco y travestismo en un local del barrio barcelonés del Poble Sec llamado La Pajarera Catalana).

Un poco más tardó en saltar el charco. Inauguró el siglo XX en el Buenos Aires de Pía, y aterrizó hacia 1920 en el famoso Cotton Club de Harlem, antes de estrenar los años 30 en Berlín donde los cabarets arrasaron en el periodo de entreguerras con su brutal mezcla de cultura, política e ideología maleada al ritmo del mejor postor. Fue la época dorada de los cabarets, los cuales, convertidos en el mayor centro de peregrinación para artistas, bohemios, curiosos y activistas, podían presumir de clientes de la talla de Modigliani, Picasso, Debussy, Verlaine o Apollinaire en Europa; y de grandes, dándolo todo, como Chaplin, Marlene Dietrich, Shirley MacLaine, Jerry Lewis, Dean Martin, Liza Minnelli, Frank Sinatra, Ella Fitzgerald o Billie Holiday en América.

Hoy en día, con Pía como una de nuestras mejores representantes cabareteras, la actriz y músico acude al espíritu crítico y al humor como los dos elementos imprescindibles del género. Cree Pía que hay que tener una voluntad de comunicación suprema y saber ponerse en duda para ver lo ridículo del ser humano, y con esta visión, afrontar las desgracias y errores en un proceso de curación que viene a ser como ese ataque de risa que te da en el funeral de un ser querido. Porque el cerebro, afirma Pía, busca sobrevivir, y el cabaret es una de las formas más divertidas de lograrlo.

¡Feliz Cabaret Flotante!

PD (nº1) previsora: Desde aquella primera reunión de 2010, que para sorpresa de sus organizadores logró reunir a 50 músicos que acudieron porque sí, a tocar, ante el desconcierto del personal del embarcadero, el Cabaret Flotante cuenta hoy con su colaboración, y espera superar, como la última vez, las 2.000 personas, unas sobre el agua y otras en tierra donde también habrá conciertos, espectáculos, clases de swing, humoristas, cantantes, y todo lo que hace única esta jam sesión acuática. Además, Pía y Raúl ya han compartido en sus redes sociales las partituras de los temas que van a tocar, de manera que cualquiera que quiera y sepa tocar un instrumento, puede unirse.

PD (nº2) redonda: Además de la versión flotante, Pía y Raúl también organizan el Cabaret Rodante, que les lleva a difundir el cabaret pedaleando por el mundo y recorriendo las capitales europeas en bici y corsé.

PD (nº3) cinematográfica: Más allá de la famosa película “Cabaret” (1972) de Bob Fosse, muchas otras cintas han recurrido a estos locales y sus historias, desde “Casablanca” (1943) de Michael Curtiz, a “The Cotton Club” (1984) de Francis Ford Coppola, la famosa “Moulin Rouge” (2001) de Baz Luhrmann, “Chicago” (2002) de Rob Marshall y del mismo director “Nine” (2009).

(De Lidia Martín, el 30 de junio de 2016)

Referencias útiles:
VIII CABARET FLOTANTE

¿CUÁNDO? El Domingo 03 de julio de 2016, a partir de las 17h30 y hasta que el cuerpo aguante (o oficialmente a las 23h30).

¿QUÉ? ¡Vuelve el Cabaret Flotante de Pía Tedesco y Raúl Márquez!, LA fiesta al aire libre y en barcas de la Villa.

¿CÓMO? Dress Code: Cabaret.

¿DÓNDE? En el lago de la Casa de campo
Paseo del Embarcadero, 8
28011 Madrid
914 644 610
M Lago

¿CUÁNTO? Actividad gratuita.

Para saberlo todo de la 8ª edición del CABARET FLOTANTE, conéctate a su web, su Facebook y su Twitter.

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