Hoy, Viernes 15 de abril de 2016, se estrena en toda España la nueva versión de El Libro de la Selva, llevada a la pantalla grande por Disney en 1967. En esta ocasión, casi 50 años después, tanto Mowgli como los animales de la jungla india cobran vida más allá de las bellas ilustraciones que sobreviven en el imaginario colectivo. (Petit) Homenaje al escritor, poeta y Premio Nobel británico, sir Rudyard Kipling (retratado aquí).

   Fruto del amor entre John Lockwood Kipling -oficial del ejército inglés, alfarero y escultor que se estableció en la India para dar clases de escultura arquitectónica- y la bella y vivaz Alice MacDonald, Rudyard (que debe su nombre de pila al lago en el que se habían conocido sus padres) llegó al mundo el penúltimo día del año 1865, en la recién estrena casa familiar de la ciudad de Bombay. Hasta los 6 años, vivió junto con su hermana menor Trix, en la colonia inglesa con un aya y varios sirvientes indios quienes alimentarían su fértil imaginación infantil con mil y una historias sobre la profunda, desconocida y salvaje jungla india, pero en 1871, los dos niños fueron enviados a Inglaterra para comenzar sus estudios.

   Durante 7 años, el escritor en ciernes vivió y estudió en un hogar social llamado Lorne Lodge al que nunca dedicó palabras amables: lo bautizó “El hogar de la desolación” en su relato Bee Bee Oveja Negra (1888), y lo recordaría con tristeza en su autobiografía Algo de mí mismo (1937). Aquellos años fueron sinónimos de soledad y desamparo para el pequeño y su hermana, a los que sólo les consolaban las visitas que hacían de cuando en cuando a casa de sus tíos en Londres.

   En 1882, ante la imposibilidad de estudiar con beca en Oxford, Rudyard regresó a su amada India donde, sin haber cumplido aún 20 años, comenzó a trabajar en el periódico local de Lahore, La Gaceta Civil y Militar, y a dar cuenta de una extraordinaria y precoz habilidad narrativa. Con apenas 22 años publicó su primer libro, Cuentos de la Colina (1888), una recopilación de los relatos que había publicado en el periódico, y durante la década de los ochenta, compaginó su trabajo en varios periódicos con la publicación de Canciones del Departamento y Tres Soldados, libros que fueron afianzando su fama de escritor y cronista del ambiente de la vida india desde la perspectiva del colono inglés. En efecto, sus grandes dotes de observación y su estilo directo y conciso, capaz de conjugar perfectamente la jerga militar con un tono irónico y un crudo realismo, fueron las claves para que sus cuentos calaran en lo más hondo de la sociedad victoriana, que soñaba con exuberantes y exóticos paisajes y la “función civilizadora” del colonialismo, que Kipling siempre defendió incluso cuando su postura le suponían más críticas que loas.

   Viajero incombustible, en mayo de 1889, el autor se embarcó por vez primera rumbo al continente americano. Después de 7 meses recorriendo Estados Unidos y Canadá y escribiendo artículos para El Pionero, volvió a Londres, animado por la inmensa acogida que ya tenía entre el público y los círculos literarios ingleses. Sin dejar de realizar grandes viajes, se instaló durante dos años en la capital inglesa, donde conoció al editor estadounidense Wolcott Balestier, que le presentó a su hermana...

   De su nueva amistad, surgió una novela escrita a 4 manos, titulada The Naulahka (1892), sobre las (des)venturas de un californiano en la India; y una boda, la de Rudyard y Carrie, pocos meses después de que el joven amigo y hermano falleciera por fiebres tifoideas. Entonces, la pareja de recién casados decidió trasladarse a Vermont (EE.UU.), en una finca de la familia Balestier, donde nacieron sus hijas, Josephine y Elsie así como El Libro de la Selva (1894), el Segundo Libro de la Jungla (1895) y el poemario Siete mares (1896), en los que por primera vez se veía la exaltación a las máquinas y a los avances tecnológicos en la lírica inglesa. Pero en 1896, una pelea con su cuñado -por un tema relacionado con las tierras- obligó a Kipling a abandonar EE.UU., y la familia al completo volvió a instalarse en Inglaterra, primero en Devon, y después, en Sussex, donde nació su hijo John.

   Por entonces, Rudyard era una personalidad muy famosa, no sólo por sus letras sino también por su vehemencia a la hora de defender sus ideas políticas. La publicación de su poema “La Carga del Hombre Blanco” supuso mucha controversia: aunque sus versos contienen unos matices más profundos, enseguida se popularizó una lectura que alababa los ideales eurocentristas, racistas e imperialistas, que defendían la dominación del “hombre blanco” sobre las “razas inferiores”. Y en la práctica, Kipling siempre animó a los EE.UU. en sus labores imperialistas (como por ejemplo en Filipinas) al entenderlas como ayuda y fomento del desarrollo en países subdesarrollados, y en 1898, cuando viajó a Sudáfrica como el “poeta del Imperio”, manifestó su posición en favor de los británicos en la Guerra de los Boers dedicándoles varios textos y poesías. 

   El último año del siglo XIX fue el más triste para la familia Kipling. En un viaje a EE.UU., Rudyard y su hija mayor enfermaron de una dolencia pulmonar, de la que solo el padre se recuperaría. Sin haber cumplido aún 7 años, la pequeña y amada Josephine murió de pulmonía el 06 de marzo de 1899. Devastado, el escritor estuvo meses sin escribir una sola palabra hasta que interrumpió su silencio literario en 1901 con la mejor de todas sus obras y una de las grandes narraciones de todas las épocas: Kim, una novela picaresca y policiaca, ambientada en la India colonial, cuyo protagonista, un huérfano pobre de padres blancos que se ve obligado a sobrevivir mendigando, conoce a un anciano lama tibetano con el que se une para buscar el legendario Rio de la Flecha, que cambiará sus vidas, y con “El Gran Juego” (conflicto político entre el gobierno ruso y el inglés) de telón de fondo, que añade argumentos de espionaje a la trama.

   Durante los primeros años del siglo XX, desde su finca inglesa de Sussex, Kipling siguió escribiendo sin descanso (sobre todo novelas cortas) hasta que, en 1907, la academia sueca le galardonó con el Nobel de Literatura, que aceptó de buena gana, a diferencia del título de Caballero de la Orden del Imperio Británico (que lo hubiera convertido en Sir), del de la Orden de Mérito (la mayor condecoración a un súbdito inglés) y del Premio Nacional de Poesía, que rechazó sin dudarlo.

   En 1915, entre las muchas vidas que se llevó por delante la Primera Guerra Mundial (sobre la que el escritor ya había alertado tanto al Rey de Inglaterra como al resto de las naciones, quienes no se lo tomaron en serio, dado el exaltado patriotismo a que les tenía acostumbrados), su joven y único hijo varón, John, de 18 años, murió nada más alistarse, en la Batalla de Loos (Francia). Durante el resto del conflicto, cuando Kipling no escribía textos (la mayoría, censurados a causa de la ironía que utilizaba para criticar las estrategias militares de los gobiernos de Francia, Inglaterra y Rusia), trabajó en la comisión inglesa que se encargaba de tramitar la llegada de los cuerpos de los fallecidos y sus posteriores honores.

   Durante sus últimos años, Kipling siguió escribiendo relatos y poemas, cuya temática giraban especialmente sobre la Primera Guerra Mundial. Ni la ideología ni el estilo de Kipling eran muy acordes con las corrientes de las vanguardias de los años 20, y poco a poco desapareció del panorama social y cultural. Entonces, el autor de “If…” se dedicó a viajar junto a su inseparable Carrie, de nuevo solos, como cuando eran novios (ya que su única hija viva ya estaba casada), hasta que, el 18 de enero de 1936, el “Escritor del Imperio” murió en Londres, mientras redactaba sus memorias, que vieron la luz un año después. Rudyard Kipling, que dejó 5 novelas, más de 250 historias cortas y 800 páginas de versos, está enterrado en el Poet's Corner de la Abadía de Westminster, donde descansan los restos de los personajes más ilustres, nacidos en el seno de la corona inglesa.

PD (nº1) masónica: Con apenas 20 años, Kipling se sumó a la logia masónica del Valle de Lahore, llegando con el tiempo al grado de Maestro Masón. Además de responder a su interés humanista, la masonería también se vio reflejada en muchas de sus obras, como el poema “Mi Logia Madre”.

PD (nº2) aclaratoria: Después de encontrar su firma bajo una esvástica en las ediciones más antiguas de sus libros, se ha especulado sobre el acercamiento de Kipling al nazismo. Nada más lejos de la realidad. Antes de su muerte, Kipling avisó de los peligros del nacional socialismo, y ordenó quitar el símbolo de las firmas de sus libros, por si alguien pudiera asociarlo con la ideología nazi. El símbolo de Kipling corresponde a Ganesha, un dios hindú con cabeza de elefante, cuyos brazos giran en sentido contrario a las agujas del reloj, no como la esvástica, cuyos sus brazos sí van en sentido del reloj.

                                               (De María Glück, el 15 de abril de 2016)

Referencias útiles:
EL LiBRO DE LA SELVA

¿CUÁNDO? El Viernes 15 de abril de 2016.

¿QUÉ? Estreno de la película “El libro de la Selva”, de Jon Favreau, con Neel Sethi / Matías Quintana Ortiz (Mowgli), Ben Kingsley / Enrique Rocha (Bagheera), Bill Murray / Héctor Bonilla (Baloo), Idris Elba / Víctor Trujillo (Shere Khan), Scarlett Johnsson / Susana Zabaleta (Kaa), Christopher Walken / Francisco Céspedes (King Louie) y Giancarlo Esposito / Gerardo Reyero (Akela).

¿DÓNDE? En las principales salas de Madrid (y del resto de España)

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