¿En qué consiste ser una it girl? ¿Cuánto gana? ¿Hay un ciclo de formación específico? ¿Por qué caen tan mal las it girls? ¿La it nace o se hace? ¿Qué comen? ¿Dónde viven? ¿Hay its en Cuenca? ¿Cantan villancicos en Navidad? ¿Bajo qué epígrafe tributa en la Seguridad social una It? Me he propuesto averiguar las claves de este farragoso mundo, y he desgranado lo que he podido en estos escuetos 10 puntos sobre el intricado mundo de la it Girl.

1. Etimología
   Como ocurre con la palabra "hipster", es necesario retrotraerse a los inicios del siglo pasado para hacerse con una primera definición.

   La actriz Clara Bow (1905-1965), en la ilustración, se considera la primara It girl de la historia. Ella representaba todo lo que en su momento era tendencia, y más o menos esto sigue significando el ser "It"; un referente con un paso por delante en cuanto al gusto de cada época.

   Para quien no lo sepa, "it" podría traducirse como "ello" en inglés. Viene a enfatizar el carácter estático, inerte y neutro que acompaña el refinado gusto de alguien. Una "it" es sólo "it". La suya es una profesión excluyente de todas las demás.

2. Historia
   En 2002, se estrena "It Girl" una película cuya acción transcurre en la semana de la moda de Nueva York. Las protagonistas son jóvenes adineradas que viven la superficialidad con trágico interés. Cual champiñones en primavera, chicas de la alta sociedad comenzaron a interesarse por la moda, los diseñadores, complementos, tendencias. En Londres y Nueva York primero. En París, Buenos Aires, Berlín Sudáfrica o Madrid después.

   Jóvenes que consumían y se fotografiaban compulsivamente con sus fetiches de Yamamoto, Chanel, una amiga artesana, Zara o Michael Kors, todo mezclado.

   Año 2005, ciudad de Los Ángeles. Una jovencita de 15 años acude a un concierto de Blood Brothers. Pese a la prohibición expresa por la edad, bebe cerveza, salta, baila e interacciona con la gente. Conoce a un chico bastante mayor, un fotógrafo que responde al nombre de "The Cobrasnake". Se hacen amigos, pareja y compañeros de modernas correrías. Él cuelga las fotografías de Cory (retratada aquí), que es como se llama ella vestida de “mamarracha” (lo que hoy conocemos como Street Style) y causan furor entre las masas (las masas más elitistas, quede bien claro). Se desata la locura. La pareja (sobre todo ella) se convierten en celebrities a las que hordas de jovencitas, y algún que otro jovencito, copian, siguen y persiguen. Resulta fácil ver a Cory salir con sus amigas Kelly Osbourne, Paris Hilton, o Lindsay Lohan en conciertos, fiestas y salidas diurnas (todo lo hacen por la tarde). Un buen día los padres de Cory, los venerables señores Kennedy, encuentran el careto de su hija en la portada de una revista. No entienden nada. ¿Qué está ocurriendo?

   Que el fenómeno it, ya es imparable. Cory abrió fuego, y muchas (muchísimas) vinieron detrás.

3. Los diseñadores
   Para ser it girl, hay que tener amigos diseñadores. No vale conocer a Vicky Martin Berrocal o a Felipe Varela. Se trata de ser invitada por ejemplo por Riccardo Tisci a una de sus fiestas. Seguro que ustedes entienden qué quiero decir...

4. Los blogs
   La primera forma de expresión de las its, tal y como ocurrió con Cory Kennedy, ha sido siempre internet. Son las hijas de la tecnología, los primeros frutos, aun sin madurar de una nueva era. Fotolog, weblog, Instagram... Decenas primero, miles después y millones de personas hoy, suben compulsivamente sus looks (ahora les llaman outfits) mendigando un comentario o un "like", emulando a las verdaderas celebrities, veneradas y posando sin que se note. En esta loca carrera para ser una net-star entran en juego los blogs, el vehículo perfecto para la idolatría.

   En ellos las egobloggers posan combinando las prendas que las firmas les regalan (o pagan) a cambio de visibilidad. Porque de eso se trata: de que las seguidoras-imitadoras se lancen a la compra compulsiva de esas ropas.

   Todas las it tienen blog, PERO no todas las blogueras de moda son it…

   La blogosfera (término desagradable donde los haya) está llena de chicas, de soledad, de búsqueda de identidades, de borsalinos, de ansias de fama... Un altísimo porcentaje de egoblogs luchan encarnizadamente por sobresalir y acumular visitas.

   Las fotos de los blogs de moda, rara vez son buenas; los textos suelen ser planos y sin alma, y las faltas ortográficas y de estilo son una constante. Nada de eso importa. Funcionan perfectamente.

5. Los eventos
   El hábitat natural de la it girl son los eventos. Para el que no esté familiarizado con lo que es un “evento”, podríamos resumir que se trata de una excusa mediática para subir fotos a redes sociales y blogs. Son presentaciones, conciertos, lanzamientos... en los que personas y marcas se entremezclan en un marasmo de photocalls, vinitos y cáterings. El objetivo es dar salida visual tanto a las bloggers/aspirantes a It girl como a las firmas que pagan, subvencionan y regalan con interesada generosidad su material.

6. Economía ¿sumergida?
   A simple vista, no queda muy claro de qué vive una It. Sin embargo, las hay que viven fastuosamente. Y sí, se mueve mucho -muchísimo- dinero. A veces dinero físico, real; pero en la mayoría de los casos productos: ropa, cosméticos y complementos, que son enviados a las its para que se lo pongan, y por supuesto y sobre todo, para que lo mencionen, hashtageen y nombren en redes sociales y en sus blogs.

   Existe incluso una agencia en nuestro país (Okiko Talents) dedicada a la representación de egobloggers de moda, una avispadísima empresa que, conocedora de los caudales que mueve este negocio, se ha lanzado al mercado de las It Girls y los eventos para sacar tajada de tan suculento pastel a la par que profesionaliza la labor de las Its. Gestiona el amadrinamiento de eventos, la agenda de las muchachas (algún que otro muchacho también hay) y los hasta 500 euros por tweet que cobran estas net-celebrities.

   Algunas agencias de comunicación están virando también hacia estas prácticas, que generan más dinero que la mayoría de sus trabajos, y también están naciendo nuevas propuestas empresariales al respecto, aunque todavía sin relieve.

   Las its, a su vez, revenden lo que les regalan, una práctica tan fea como provechosa... Sobre todo porque restan valor a las firmas que confiaron en ellas. Esto terminará por devaluar el mundo it, sin duda.

7. Its don’t eat
   Las its no comen. Es un desafortunado hecho más que contrastado. Kelly Osbourne, por ejemplo, no fue considerada un icono hasta que no se desprendió de muchísima grasa sobrante.

   La mega-adorada Olivia Palermo tiene un cuerpo tan desagradable como anodino... Las hechuras de la it son vulgares, muy parecidas a las de las ninis de las 3mil viviendas. Rectas, y sin formas relevantes. Por lo visto, esa es la gracia, que la ropa sea todo, el cuerpo mejor cuanto más exiguo y cutre, y el pelo siempre muy limpio.

   Alexa Chung, Blake Lively, Suki Waterhouse... llevan sin comer desde el 98, o al menos, eso aparentan. El look despersonalizado, uniforme, como de pobreza de postguerra e inerte, es el que triunfa.

8. Its de hoy
   Para la común de las consumidoras, la It "namberguán" de España es Paula Echevarría. La mujer de David Bustamante encarna todo aquello que las marcas desean: una imagen sin estridencias, empalagosamente elegante, válida para una estudiada mayoría y siempre vestida con prendas muy ponibles. Es actriz (una coartada perfecta), es madre y esposa, y nunca se pronunciaría sobre el Referéndum de Cataluña o Podemos. Representa el recato pepero de la época que nos ha tocado vivir, y lo hace la mar de bien.

   Gala González representaría la facción más intelectual de la derecha española. Como señorita de posibles que es, ha estudiado fuera y es capaz de determinar a qué colección y de qué temporada pertenece un burruño de ropa arrugado en el suelo. Aunque una legión de estilistas le asesoren, es ella quien tiene la última palabra, y la chica tiene bien claras sus predilecciones (muy clasicorras y otoñales siempre). Ella parece siesa, aunque lo mismo es maja.

   Miranda Makaroff es la It macarra por excelencia. Destila inocencia en cada cosa que hace, y siempre muestra cierto embrutecimiento que a mí me parece bastante encantador. Es pequeñita, tatuada y pizpireta, y le sientan fenomenal los tonos pastel, que resaltan su piel aniñada y su estrábico candor.

   Y, luego, hay una legión de muchachas que se parecen entre sí, que llevan mucho short, mucho clutch y bien de botas que reciben cada día más loas a su trabajo, fotos y excelso gusto que la agencia Magnum entera: Silvia Zamora (Lady Addict), Pelayo Díaz (Katelovesme), Alexandra Pereira (Lovely Pepa), Esther Bellón (Mi armario en ruinas); Vega Royo-Villanova (Daisy Vega), Natalia Cabezas (Trendy Taste), Aida Domenech (Dulceida)...

   Estas chicas deberían estar en la Complutense explicando nociones básicas de comunicación, gestión y finanzas, porque con una formación normalita en el mejor de los casos, rentabilizan muy al alza lo que denominan "su pasión".

   En cuanto al panorama internacional, no es muy diferente al de aquí. Las representantes de la monstruosa cultura it, son millonarias, modelos, modernas, delgadas, celebs, asiduas al front row, ocasionales dj's: Daisy Lowe, las hermanas Olsen (Mary-Kate y Ashley), Charlotte Dellal, Elisa Sednaoui, Cara Delevigne (que se lo lleva todo) y su hermana Poppy, Dree Hemingway, Léa Seydoux... Todas cortaditas por muy parecidos patrones.

9. Una It es It cuando...
- Cual prostituta discreta cobra más de 200 euros por tweet sin decir que no a nada;

- Sabe defender un look heroin chic;

- Está emparentada de forma consanguínea con alguna celebrity o personaje de la moda. (Como Miranda Makaroff, hija de la diseñadora Lydia Delgado; Brianda Fitz-James Stuart, nieta de la duquesa de Alba o Gala González, sobrina de Adolfo Domínguez);

- Es capaz de demostrar que la de dj es una carrera sin grandes dificultades y asumible por cualquiera;

- Desea ser lo que representó Kate Moss a comienzos del milenio, y hacerlo como ella: ser un icono "sin querer";

- Siempre lleva un chanelito trash, una camiseta mugrienta de una marca francesa, o algo en la cabeza... (Y no me refiero al cerebro, si no a un turbante, un sombrero de fieltro, esas cosas...)

- Cuenta con una coartada profesional: es actriz, cantante, modelo, discjockey, personal shopper...

- Le dan igual los palestinos (El pueblo palestino, no los pañuelos);

- Sabe posar cruzando las piernas y subiendo la barbilla en un photocall;

- Ocupa su sitio en el front row;

- Tiene muchos followers y los quiere y respeta un montón porque lo son todo para ella. (También tiene que tener su cuota de haters para ser una it de verdad);

- Conoce a más del 50% de los asistentes a un evento;

- Es maestra del selfie, pero tiene un novio, hermano, amiga servil que le hace fotos.

10. El futuro
   Para mí, el problema es que estas chicas son seguidas tan masiva como inmerecidamente. En lugar de representar el elitismo estético, son una muestra (bastante vulgar además) del "todo vale"; y por regla general, están dispuestas a sacar cualquier cosa a cambio de retribución económica o del tipo que sea. Reitero que es mi opinión, pero a mí me resulta tan vacío, similar y aburrido su discurso como el de cualquier gran superficie. Son las mismas modas, los mismos peinados, siempre la misma foto. Tengo la impresión que queda poco de "It", de único, de avanzadilla de la moda, y que la mercadotecnia se ha hecho con una industria nueva antes de dejarla crecer.

   El día que la burbuja bloguera estalle (que lo hará), un montón de aspirantes a it irán a las oficinas del paro y no sabrán bajo qué epígrafe inscribirse... Sobrevivirán, y muy bien las mejor asentadas, que se convertirán en otras cosas recordando siempre la época en la que fueron un icono.

                                     (De Diana Aller, el 25 de septiembre de 2014)

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