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VERGÜENZA AJENA

Dar con el nombre perfecto para un negocio, puede parecer muy fácil, hasta que te encuentras con un cartel en blanco y la necesidad imperiosa de bautizar tu proyecto. Vergüenza Ajena, así se llama este bar librería, surgió precisamente del descarte. Álvaro Vargas, María Anguiano y Manuel Osuna (retratado aquí) forman un triángulo empresarial cuyos vértices alojan tres importantes coincidencias: la pasión por la lectura, la afición por los bares de barrio, y las ganas de cambiar de oficio, esquivando con imaginación los zarpazos de la crisis.

Una tarde, paseando por la Feria del Libro de El Retiro madrileño, los tres amigos buscaban nombre para su plan casi listo. Entre el calor del entusiasmo y la tormenta de cerebros, soltaban las ideas como borbotones de agua, y María desechaba sin pudor, ni diplomacia, las ocurrencias poco afortunadas: “Esos nombres dan un poco de vergüenza ajena”, repetía en cada juicio. Y de pronto, repararon en que la expresión, que les desanimaba, era la solución perfecta. Y en octubre del año 2013, el nuevo local con nombre y apellido abrió sus puertas y estanterías al público, una vez que Gsús Bonilla, poeta social, finalista del Premio Nacional de la Crítica, con Comida para Perros, dibujase a la chica morena y arrobada que algo esconde, como logotipo del local.

Borrando la decoración del antiguo restaurante peruano, el espacio ha sido milimétricamente aprovechado. A la izquierda, nada más entrar, está la librería, perfectamente organizada por los géneros, que bien conoce cada uno de los miembros del equipo. A Manu le encanta la poesía en general, y la social en particular. Surte sus estantes con versos de siempre, y muchas novedades de editoriales independientes, como Carlos Salem, Begoña Abad, o el sugerente libro de Batania Neorrabioso, La poesía ha vuelto y yo no tengo la culpa. En cuanto a María, asistente social de profesión, y estudiosa de asuntos femeninos y feministas, tiene en su apartado, Antología de relatos marranos, de Silvia L. Gil, Colección Nuevos Feminismos, o un delicioso manual titulado, Damas en bicicleta. El revolucionario manual victoriano que arrasó entre las primeras amazonas del pedal, entre otros títulos necesarios, sin olvidar la literatura infantil, y una cuidada selección de novela negra, género dilecto de Álvaro. “Naturalmente que dejamos que los clientes entren con sus propios libros. Lo que no permitimos es coger “prestados” los que están a la venta, por razones obvias de mantenimiento”, cuentan los chicos.

Detrás de la barra, los 3 cómplices se han especializado en cervezas artesanas de microproductores de Toledo, León o Valladolid, llegando a disponer de hasta 20 tipos (todas ellas a 4 euros). La carta de platos ya tiene algún que otro clásico, como “el salmorejo de Manu”. Un jueves de verano, han servido hasta 18 menús (a 9,90 euros). Para elegir: parilla argentina, tablas de tostas o tortilla. Todo casero sin otro aceite que el de oliva en su cocina.

Por las tardes, el salón multiplica sus funciones. Tertulias literarias, proyecciones, conferencias, presentaciones de libros, lecturas y jam de poesía… Y, cuando la programación se toma un respiro, los clientes se acomodan junto al jardín vertical, que atempera el escenario, y lo convierten en su espacio de trabajo y reflexión. Álvaro y Manu fueron testigos de cómo un profesor evaluó en Vergüenza Ajena, una pila de exámenes finales, y una estudiante de filosofía, aprovechando el wifi libre del local, remató su doctorado. Por Vergüenza Ajena, también pasan la mayoría de los actores del cercano Teatro de la Abadía, pero los chicos no pueden devolverles la visita. Cómicos y hosteleros descansan los lunes.

Finalmente, en las paredes (hasta el 31 de agosto), los dibujos de Enrique Aliste, el portero de la finca, que domina los trazos con el lápiz, te dan la bienvenida; las sillas han viajado desde Tailandia, y la mayoría de los muebles están armados con material reciclado por el artista Adán Galea.

Álvaro, Manu y María querían, para su local, la categoría de bar de barrio, y no sitio de moda. Y han conseguido que Vergüenza Ajena sea un local para el orgullo propio.

(De Sol Alonso, el 24 de julio de 2015)

Referencias útiles:
VERGÜENZA AJENA
Calle de Galileo, 56
28015 Madrid
912 977 034
M Quevedo

Horario: de Martes a Domingo, de 12h hasta las 2h de la madrugada.
PD veraniega: cerrado del 03 al 17 de agosto de agosto de 2015.

Para seguir los pasos (re)creativos de VERGÜENZA AJENA, conéctate a su web y su Facebook.

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